la madeja
Quejío de los Grammy
El impacto de los premios de la música latina en Sevilla ha sido impagable, pero lo más valioso de todo fue la frase de la Niña Pastori sobre el flamenco, que sirve para explicar nuestro panorama político

En el cóctel de la mal llamada gala de los Grammy, porque eso no es una gala, es un programa de televisión con público, un concejal del Ayuntamiento de Sevilla le dijo a varios compañeros, justo a la espalda del que escribe, esta frase: «El ... Pleno municipal es un mojón plenamente prescindible». Esa misma mañana se había celebrado una sesión, coincidiendo con la de la investidura de Pedro Sánchez en Madrid, y el hombre había terminado agotado de tanta trifulca. Se le puede disculpar el desahogo. Al fin y al cabo, uno de los ediles del PSOE se pasó todo el pleno con un pinganillo en la oreja como si estuviese escuchando el carrusel deportivo para anunciar a sus compañeros el momento justo de la proclamación de Sánchez y darle una ovación desde el Salón Colón. Menudo interés por las cosas de Sevilla. El calificativo escatológico a lo mejor sobraba, sobre todo porque en ese momento estaban pasando el 'helado de adobo' del cátering de Samanta Vallejo-Nágera y eran ya demasiadas cosas desagradables juntas. En el cóctel se cumplió la máxima cofradiera del maestro Paco Robles, que siempre ha dicho que en las jornadas de convivencia de las hermandades se trabaja con las temperaturas cambiadas: el pescao frito está frío y los botellines, calientes. Los hosteleros andaluces estaban moscas con el pase de bandeja de los Grammy. Tal vez con razón. Pero más allá de algunas pequeñeces, incluida la simulación en Fibes de una feria con adornos más parecidos a la de Córdoba que a la de Sevilla, el calificativo que merece la acción llevada a cabo por la Junta de Andalucía con la Academia Latina de la Grabación está en las antípodas del que el concejal sevillano le da a su Pleno municipal. Es indudable que la repercusión que los Grammy han tenido para Sevilla es impagable porque millones de latinoamericanos vieron por la tele el potencial que tiene esta ciudad. La inversión realizada por la Consejería de Turismo ha sido fantástica para Andalucía. Y da la impresión de que al contrario también ha ocurrido lo mismo: para la Academia Latina ha sido muy beneficiosa esta apuesta. De hecho, el presidente de los Grammy, Harvey Mason, le dijo a Juanma Moreno mientras entraban al pabellón principal que se va a comprar una casa en Sevilla. Se ha enamorado. Tiene toda la pinta de que los premios volverán.
Pero después del éxito incontestable viene el quejío. ¿Es lógico que una ciudad capaz de albergar un acontecimiento de tal dimensión universal tenga tantas carencias en infraestructuras básicas? Los músicos con reproducciones millonarias de sus canciones en las plataformas que han visitado Sevilla han descubierto su capacidad de atracción y también su atraso. Discusiones pueblerinas sobre los VTC, retrasos insoportables en los AVE, un Palacio de Congresos al que no se puede llegar en metro, los atascos del puente del Centenario, las tarifas de los taxis del aeropuerto, la suciedad que aún no ha terminado de arreglar el alcalde... Realmente han conocido la Sevilla dual, la de la lujosa planta hotelera y la de las comunicaciones subdesarrolladas, la de la insuperable hostelería y la de las obras interminables, la de los grandes monumentos históricos y la de los palacios abandonados. No estaría mal que para la próxima edición de los Grammy que venga a la capital andaluza, previsiblemente la de 2025, los influencer pudiesen marcharse de aquí sin un solo lamento. Pero no parece que los tiros vayan a ir por ahí. En los próximos años, la confrontación entre el gobierno de Pedro Sánchez en Madrid y el de Juanma Moreno en Andalucía va a ser insoportable. Esta tierra es un emblema para el socialismo y derrocar al PP será una prioridad para el renovado sanchismo, que además tiene que cumplir sus pactos con los independentistas catalanes y vascos para atornillar su sillón.
El nuevo Gobierno es como la lista de nominados de los Grammy en la categoría de flamenco. Si entre los candidatos jondos estaba Omar Montes, ¿por qué no va estar entre los aliados 'progresistas' Puigdemont? La música es una metáfora de la vida. Aflamencar a Montes es cruzar una línea, como lo es amnistiar a los golpistas. Por eso es tan importante que en ese mar de incertidumbres alguien salga a la escena política como la Niña Pastori salió a recoger su premio. «Es flamenco no es de mayorías, pero es de categoría». Ay, la categoría.
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