TRAMPANTOJOS
Un clásico sevillano
La historiadora Rocío Plaza Orellana, con su monumental proyecto de investigación en marcha, está escribiendo el retrato exacto de la ciudad
Hay libros que nacen para ser clásicos. Ocurre con 'Los orígenes modernos de la Semana Santa de Sevilla' (El Paseo), el monumental proyecto de investigación en marcha de la historiadora Rocío Plaza Orellana para desvelar e interpretar el mundo de las cofradías y, sobre todo, ... analizar en profundidad qué ocurrió en la ciudad en el tránsito entre el Antiguo y el Nuevo Régimen. Acaba de publicarse el segundo volumen centrado en la Guerra de la Independencia después del retrato de la Sevilla de finales del siglo XVIII y la implantación de las reformas ilustradas. Dos ensayos inevitablemente destinados a ser clásicos, libros de inevitable presencia en la biblioteca de todo sevillano ilustrado y con curiosidad histórica.
No se trata de un libro sobre la Semana Santa de esos a los que estamos acostumbrados con una visión miope, alicortada y superficial de la Semana Santa. Rocío Plaza es una investigadora seria y rigurosa que se pasa la vida en los archivos y es capaz de construir un relato razonado y coherente con nuestra Historia. Éste es un gran libro de Historia de una ciudad que aparentemente pasó de puntillas por el Siglo de las Luces, pero donde, como apuntaba Francisco Aguilar Piñal en otro gran clásico, 'La Sevilla de Olavide', había tenido lugar un campo de experimentación, un laboratorio sobre dos formas de entender España: la reaccionaria y la progresista, que representaba Olavide y sus reformas. En la primera entrega ya vimos cómo se boicotearon esas reformas ilustradas, sobre todo la prohibición de procesionar en la Madrugada.
Ahora en esta nueva entrega nos despliega el capítulo de las Semanas Santas de la Guerra de la Independencia y los años inmediatamente posteriores. Justo la etapa anterior a la época romántica en la que se crea el relato imaginario, adornado, precioso y pintoresco de nuestra Semana Santa. El libro atraviesa el final del siglo XVIII, el ascenso de Godoy, la Guerra de la Independencia, la Sevilla Napoleónica, la llegada y pleitesía al nuevo rey José Bonaparte, el ovacionado regreso de Fernando VII también entronizado como una imagen procesional hasta la llegada del Trienio Liberal impulsado por el general Riego con un retrato igualmente sacado en cortejo por las calles de Sevilla.
Asistimos a un panorama de intrigas, expolios, y crímenes con una impagable galería de siniestros personajes, como Juan Nepomuceno Sarramián. Páginas amargas de hoy mismo: corrupciones, especulaciones, fraude, desfalcos, tráfico de influencias, cohecho, prevaricación. Personajes que controlaban las cofradías, pero también la ciudad, porque ya sabemos que tener poder en las cofradías es -y ha sido- tener poder en la ciudad. Lo que nos muestra Rocío Plaza Orellana es el retrato de una ciudad en unos tiempos terribles y convulsos. Un retrato grotesco, turbio y sucio. Un reflejo especular que nos devuelve una verdad, un relato que permanecía en silencio y lleno de polvo de siglos hasta que Rocío Plaza Orellana nos lo trajo a la luz.
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