tribuna abierta
GovTech
El GovTech supone toda una serie de medidas que suponen un enfoque de promoción de la innovación por parte del sector público mucho más estratégico e integrado

Tras asumir que el enfoque basado en subvenciones no es suficiente ni eficaz, la UE viene trabajando desde hace años en la identificación de las mejores iniciativas públicas para impulsar la innovación tecnológica. Esas iniciativas han sido reunidas bajo el concepto de GovTech, que supone ... un enfoque más holístico de la promoción pública de la innovación basado en el fomento de un ecosistema de empresas tecnológicas alrededor de la mejora de los servicios públicos. Es decir, en utilizar la transformación de los servicios públicos como una forma de gobierno (inteligente) y la contratación asociada a ella como palanca para propiciar el desarrollo de empresas tecnológicas.
Curiosamente la definición de las recomendaciones de la UE a los estados europeos para el despliegue de sus políticas de GovTech se ha realizado desde el Joint Research Centre de Sevilla, que ha emitido un informe muy interesante titulado 'Scoping GovTech dynamics in the EU'. Más allá del hecho más o menos anecdótico de que las recomendaciones para la innovación pública se hayan pensado desde Sevilla para toda Europa, lo indiscutible es que de GovTech vamos a oír hablar, y mucho, en los próximos años, pues no en vano la UE va a invertir más de 20.000 millones en la modernización del sector público con tecnologías digitales. De esta forma, el gobierno de la tecnología se hace imprescindible como modelo de gobernanza pública.
Frente al enfoque tradicional, lo primero que supone el GovTech es la asunción de una importante iniciativa por parte del sector público en la creación de la innovación. No se trata ya de identificar áreas y subvencionar proyectos surgidos de la iniciativa privada, sino de empezar haciendo los deberes en casa, es decir, identificando las propias necesidades tecnológicas que tiene la Administración para mejorar sus servicios públicos. Y una vez realizada esta tarea, activando en el entorno un mercado que sea capaz de satisfacer con innovación las necesidades detectadas, juntando para ello a empresas proveedoras habituales de servicios públicos, grandes compañías tecnológicas, 'startups', estudiantes universitarios en los campos de la ingeniería, además de a los propios organismos públicos.
Las estrategias que deben utilizar las administraciones públicas (estatales, regionales, provinciales y locales) para ello son de diverso tipo: desde la puesta a disposición de los actores privados interesados de infraestructuras tecnológicas y de datos para que puedan desarrollar su actividad, hasta la compra pública de innovación (es decir, la contratación de tecnología innovadora que aún no ha sido desarrollada), pasando por la financiación de laboratorios de innovación propios o de colaboración público-privada, las becas para atraer talento tecnológico a la Administración, programas de rotación laboral para que determinados funcionarios puedan dedicarse a proyectos tecnológicos, acuerdos con grandes compañías tecnológicas con programas de voluntarios para que sus trabajadores puedan durante un tiempo determinado trabajar en los servicios públicos, o concursos o premios de estímulo a la innovación. Es decir, toda una serie de medidas que suponen un enfoque de promoción de la innovación por parte del sector público mucho más estratégico e integrado.
En este contexto, las dificultades relacionadas con la utilización de la mejora de los servicios públicos como palanca de estímulo de la innovación están bien identificadas. En el sector público, residen en el riesgo asumido y la incertidumbre sobre los resultados, aparte de la falta de experiencia y formación de los funcionarios. En el sector privado, la dificultad para 'startups' y emprendedores de competir con grandes tecnológicas con una posición de hegemonía en el mercado, su dependencia de fondos de capital riesgo más interesados en invertir en productos tecnológicos que en servicios, la dificultad de escalar las innovaciones generadas a otros mercados y sectores y, por tanto, de generar rentabilidad en poco tiempo, y, por último, las barreras de entradas que suponen para las pymes tanto la tardanza en 'cobrar' los contratos públicos, así como toda la burocracia legal relacionada con la participación en estos procesos.
A través del análisis de esas dificultades, la UE realiza una serie de recomendaciones a las administraciones públicas que serán claves para avanzar en el desafío de la innovación y la transformación digital, que es el desafío más importante que tienen no ya las administraciones sino toda la sociedad europea en la próxima década. Poco se habla, pienso, de todo esto, y es una pena, porque, además, y como decía antes, hay muchos fondos europeos que van a ser movilizados para impulsar este tipo de transformación tecnológica de los servicios públicos. Solo las administraciones que sean capaces de desarrollar proyectos de estímulo de la innovación integrados y alineados con las estrategias de GovTech se aprovecharán de ellos.
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