SIN ACRITUD
Marañas burocráticas
Con tanta amnistía y tanto tractor dando vueltas no hemos valorado lo suficiente la noticia de la simplificación del papeleo aprobada por la Junta
Hasta Antonio Sanz debió esbozar una sonrisa hace un año cuando le anunciaron que su nuevo cargo en el Gobierno de la Junta de Andalucía era el de consejero de Presidencia, Interior, Diálogo Social y Simplificación Administrativa. Ser el responsable de simplificar algo, lo ... que sea, teniendo tan larga denominación es una contradicción en sí misma. Casi un oxímoron le diría. Hay personas que se dedican a bautizar operaciones policiales. Buscan una característica o el nombre de algún implicado y tiran de ingenio: 'Operación Gürtel' por aquello de Correa en alemán. 'Operación Karlos', 'Operación Malaya', 'Operación Nécora'... También hay quien bautiza tifones, temporales y borrascas, como esta 'Karlotta' que nos trae hoy la tan ansiada agua. Ahí el criterio es el orden alfabético. El que decide los nombres institucionales de los consejeros de la Junta no estuvo especialmente inspirado aquel día. Es igual. Anécdota. Lo realmente importante es que detrás de la denominación haya contenido. Más en estos tiempos en los que parece que lo único importante es el relato. Lo que se dice y cómo se dice. No lo que se hace. Y en este caso los hechos hablan por sí solos, no necesitan palabrería que los acompañe. El nuevo decreto aprobado para simplificar trámites, reducir burocracia y agilizar gestiones y papeleo es una excelente noticia, quizá aún no suficientemente valorada con tanta amnistía, tantos jueces y fiscales tirándose la Constitución a la cabeza y tanto tractor dando vueltas por España. Aún habrá que esperar para comprobar si es cierto que esas 500 medidas aprobadas el martes nos van a mejorar la vida. Llevamos demasiado tiempo topándonos con el muro de la burocracia como para creer que ya ha sido derribado. Hace ya casi 200 años Larra escribió su memorable 'Vuelva usted mañana', que aunque ponía el foco en la pereza de los funcionarios, en el fondo era también una crítica a la maraña burocrática en la que nos vemos envueltos cada vez que necesitamos mover un papel, deambulando de ventanilla en ventanilla. Bien está que de una vez alguien se tome en serio este problema.
Habrá que esperar ese tiempo prudencial –tampoco mucho, que al fin y al cabo se trata de simplificar–. Y habrá que exigir que esta reducción de papeleo no se traduzca en barra libre sin control para cualquier cosa. Ya sabemos lo que pasó con los cursos de formación hace unos años, que la Junta regó de ayudas al primero que vino diciendo que tenía una academia. No pidió ni un justificante. Hasta el apuntador mangó ahí. Pero si se hacen las cosas bien, estamos sin duda ante una gran noticia. No pocos negocios se han quedado por el camino tras verse envueltos en una pesadilla de trámites absurdos o por falta de coordinación entre administraciones. Si hay que volver mañana, se vuelve. Pero si puede usted resolvérmelo hoy, señor funcionario, mucho mejor. Gracias. Muy amable.
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