Abu, la historia del promotor humilde
El sevillano Jesús Vera ha creado una de las grandes compañías inmobiliarias de capital español
Hace una década el sector inmobiliario era un negocio sin pulso. Los fondos internacionales se preparaban para comprar a saldo las grandes bolsas de suelo que aplastaron a los reyes del ladrillo. Con el país todavía en recesión, un promotor desconocido y modesto detectó que ... existían pequeños tesoros ocultos en el centro de la ciudad. Solares bien situados que podían acoger media docena de viviendas con un precio atractivo. Con el crédito bancario cerrado a cal y canto, este emprendedor captó financiación de toreros y futbolistas (entre sus primeros accionistas estuvo Aitor Ocio) y realizó su primer proyecto junto a la Plaza del Museo. Esa solitaria grúa que se recortó en el 'skyline' de la ciudad era el comienzo de la aventura de Jesús Vera, que comenzó así la forja de Grupo Abu, una de las diez primeras inmobiliarias españolas.
Aunque siempre se habla de los excesos del lejano 'boom' de la construcción, Vera ya se había acostumbrado entonces a vivir midiendo bien cada gasto. De familia muy humilde, inició su carrera como comercial en una agencia inmobiliaria y saltó sin red al mundo de la promoción con una operación curiosa: compró a fines de los noventa una casa para hacer dos viviendas, le pagó al dueño con una de ellas y obtuvo su beneficio con la venta de la otra. «Poco a poco logré hacer unas veinte unidades cada año, y siempre ajustaba al máximo los recursos porque no podía permitirme el lujo de equivocarme», confiesa.
Esa filosofía está detrás del éxito posterior de Abu, que ha entregado más de 800 viviendas y tiene otras 1.500 en cartera (en plazas como Marbella o Madrid). Casi todos los proyectos de envergadura requieren la confluencia de actores muy diversos. Cuando Vera estaba recogiendo los frutos de sus primeros éxitos, se cruzó en su camino el inolvidable Pepe Moya. Con su fino olfato para los negocios (y para las personas) se convirtió en uno de sus principales consejeros y socios financieros, y le animó a hacer una empresa verdaderamente grande. Y para ello, le repetía frecuentemente una singular frase motivacional: «Jesús, pobre nunca más».
Abu ha creado su propio modelo de negocio. Es una gestora de proyectos que crea una estructura de financiación particular para cada una de sus promociones, lo que le ha permitido tener siempre las cuentas muy bien controladas. Ha sido también innovadora en el sector, ya que permite a los compradores personalizar al máximo el diseño de las viviendas. Esta semana le ha puesto la guinda a su trayectoria en Sevilla con la compra de las naves de Santa Bárbara, que le permitirá levantar más de 300 pisos en San Bernardo. Abu (que cuenta ahora con el respaldo de socios como la familia García Baquero) ha iniciado ya su despliegue por toda España. Su historia es la increíble peripecia de un promotor humilde.
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