puntadas sin hilo
La solución Valtònyc
Lo que ha hecho el rapero es lo que se le pide a los tardoetarras o a los salvajes de la revuelta de 2017
La Sección Séptima de la Audiencia de Sevilla resolvió ayer mediante un acuerdo de conformidad entre las partes el juicio promovido contra el rapero José Miguel Arenas Beltrán, conocido como Valtònyc. Este caballerete había sido denunciado por animar a los asistentes a uno de sus ... conciertos a atentar contra la Guardia Civil: «Matad a un puto guardia civil esta noche, iros a otro pueblo donde haya guardias civiles y matad a uno, poned una puta bomba al fiscal de una vez», señaló a los asistentes de su actuación de marzo de 2018 en Marinaleda (que también es jugar con el viento a favor; habría que ver dónde quedaba la gallardía del tal Valtònyc si el concierto hubiera sido en Los Remedios).
Lo que el amigo José Miguel gritaba aquella tarde en la 'siberia' sevillana no era muy diferente de lo que pocos meses antes, durante la revuelta golpista del 1 de octubre, se había escuchado en las calles de Cataluña. De hecho, los insurgentes independentistas pasaron de las palabras a los hechos, y a punto estuvieron de mandar al otro barrio a agentes de las fuerzas de Seguridad del Estado. Las arengas delictivas de Valtònyc son, en cualquier caso, encuadrables en la ola de insurgencia catalana, por lo que el acuerdo de conformidad alcanzado en los tribunales merece ser estudiado como un microejemplo de lo que podría ser la resolución pacífica del conflicto.
El 'caso Valtònyc' se ha resuelto judicialmente como una reconciliación, y eso es una magnífica noticia. Demuestra que hay un camino para el entendimiento. ¿Cómo se ha logrado el acuerdo?. Pues el acusado, que se enfrentaba a cuatro años de cárcel y una multa de 3.600 euros, ha reconocido los hechos y ha pedido perdón por sus palabras, que calificó «de mal gusto» y «desagradables». Ha ido más allá, señalando que «ya no es la misma persona» que en aquellos momentos; es decir, que José Miguel Arenas Beltrán se ha impuesto a Valtònyc. En definitiva, ha dado los tres pasos imprescindibles para el perdón: reconocimiento del delito, disculpas a los ultrajados y propósito de enmienda. Me equivoqué y no volverá a ocurrir. Si lo dijo un rey, no sé por qué no lo puede decir cualquier ciudadano.
No es ni más ni menos que lo que se le pide a los tardoetarras o a los secesionistas de las revueltas de 2017. La gran mayoría de los españoles no quiere venganza, sino reconciliación. Pero para ello es necesario que quienes han delinquido sigan la senda de Valtònyc. Para salvar la brecha que nos separa es de justicia que los quebrantadores de la ley pasen al lado de los cumplidores de la ley, y no al contrario. Los ciudadanos de este país queremos vivir en paz, pero para conceder el perdón es necesario que la otra parte lo pida. Pero no van a hacerlo porque no tienen necesidad alguna. Saben que lo que está negociando Sánchez no es una reconciliación, sino una rendición.
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