TRIBUNA ABIERTA
¿Es sostenible el modelo económico de Sevilla?
No deberíamos permitir que el centro histórico de Sevilla acabe convirtiéndose en un parque temático para turistas, ni deberíamos intentar imitar a otras ciudades centroeuropeas

Apocos días de que dé comienzo la campaña electoral de las municipales, se han reabierto en Sevilla ciertos debates relacionados con el modelo socio-económico de la ciudad, que convendría analizar. La idoneidad de un modelo turístico basado en los excesos y en intentar copiar ... a otras ciudades europeas; el formato y duración de la Feria de Abril; el exceso de pisos turísticos en determinadas zonas y la despoblación de la ciudad.
El sector turístico, claramente, supone para la ciudad de Sevilla un pilar económico clave. El turismo, desde una visión puramente económica, consiste en vender sensaciones inmateriales, únicas y singulares. Por lo tanto, para preservarlo y hacerlo sostenible, resulta fundamental conservar nuestra esencia e idiosincrasia, y dejarnos guiar por la mesura. La persona que decide visitar Sevilla espera disfrutar del clima y de agradables paseos rodeados de sevillanos y no de veladores repletos de turistas en chanclas. El visitante espera deleitarse con una gastronomía y forma de consumir típica, con tabernas centenarias y no con calles repletas de franquicias. El turista desea disfrutar de una tapa en la barra de un bar y no que le impongan comer sentado en un velador repleto de mesas. En Sevilla se disfruta tomando una cerveza en la calle -entiendo que se podrá adaptar la ordenanza municipal y buscar un punto de equilibrio- y no con despedidas de solteros acompañadas de ruidosas charangas y gente ebria. No deberíamos permitir que el centro histórico de Sevilla acabe convirtiéndose en un parque temático para turistas, ni deberíamos intentar imitar a otras ciudades centroeuropeas. Nuestra feria no tiene por qué adaptar su duración y formato a los que vienen de fuera; que se adapten ellos. Sería bueno recuperar las mañanas de feria y acabar con las casetas que a las cinco de la mañana siguen ofreciendo copas largas y música de discoteca. Todas estas particularidades conforman la esencia de Sevilla y explican por qué el turista elige nuestra ciudad y no otra. ¿Por qué renunciar a nuestra identidad? Si queremos mantener el turismo y todo lo que genera económicamente, deberíamos plantearnos un modelo basado en la mesura, el equilibrio y en mantener las tradiciones de la ciudad.
Los pisos turísticos que saturan determinadas zonas de la ciudad se han convertido en otro problema destacado. En primer lugar por la molestia que suponen para el sevillano. Pero también porque generan escasez de vivienda e incremento de precios, lo cual obliga al ciudadano a desplazar su residencia hacia otros municipios del área metropolitana. Ciudades como Dos Hermanas o Alcalá de Guadaíra, han sabido llevar a cabo, en los últimos años, una política de vivienda muy acertada, con la que han atraído a parte de la población de la capital. Sevilla lleva perdiendo habitantes desde 2014, año en el que cayó por debajo de los 700.000. De hecho, el pasado 1 de enero Zaragoza, que alcanzó los 694.109 censados, superó a Sevilla, con 693.229, y le arrebató el cuarto puesto. Estar por debajo de 700.000 significa perder financiación, pues ciertos programas del Estado y de la Junta de Andalucía, dependen del número de habitantes. Por lo tanto, la despoblación está generando en Sevilla un efecto económico adverso.
El impulso económico y la atracción de inversiones y nuevas empresas, fundamentalmente industriales y tecnológicas, podrían contribuir a mejorar tanto el problema de la despoblación como el del desempleo. Capitales como Madrid, Londres o Nueva York cuentan con oficinas captadoras de inversiones que asesoran a las empresas que desean establecerse en la ciudad. A partir del próximo 28 de mayo, podría ser un buen momento para que el ayuntamiento de la ciudad coordine su actividad de captación de inversiones empresariales con el gobierno autonómico. La Junta de Andalucía cuenta ya con herramientas específicas, que están funcionando de manera exitosa, para agilizar trámites administrativos, industriales y medioambientales, haciendo posible la puesta en marcha de empresas en tiempo récord.
Por lo tanto, la sostenibilidad del modelo económico de Sevilla pasa por seguir apostando por un turismo de calidad que sea capaz de combinar 3 cuestiones: 1) la mesura y el respeto por la esencia, singularidad e idiosincrasia de la ciudad; 2) el bienestar del ciudadano y 3) los intereses económicos. Por otro lado, de manera complementaria, resultaría interesante apoyar con decisión la captación de nuevas inversiones (culturales, en infraestructuras, etc.) y de empresas, fundamentalmente industriales y tecnológicas, que generen valor y empleo de calidad.
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