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COMENTARIOS REALES

Dimisiones

Antes había que ser alguien para dimitir, pero hoy en día si no dimites no eres nadie

Rueda de prensa de la presidenta de la Comunidad de Madrid Esperanza Aguirre presentando su dimisión. ERNESTO AGUDO
Fernando Iwasaki

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En menos de una semana hemos asistido perplejos a una serie de dimisiones, renuncias y defenestraciones varias que empezaron por la presidencia del Gobierno y terminaron en El Corte Inglés, pasando por el banquillo del Real Madrid, el Ministerio de Cultura, la selección española y el Consejo de Cofradías. Antes había que ser alguien para dimitir, pero hoy en día si no dimites no eres nadie.

—¡Estoy jarto del jefe!

—Negocia un despido improcedente.

—Vamos a ver si dimite antes.

Hemos pasado de una época en la que los políticos se aferraban a los cargos con la determinación de los trapecistas, a un tiempo de dimisiones fulgurantes inéditas en nuestra historia. Así, del «Fulanito no dimite ni a la de tres» nos hemos instalado en «Menganito tardó demasiado en dimitir». Por eso la «dimisión precoz» de Màxim Huerta fue tan elogiada por su peña.

Por supuesto, no todas las dimisiones son iguales. Zidane, por ejemplo, no sólo se marchó porque estaba en la cresta de la ola, sino porque vio venir los fichajes de Florentino y prefirió cargarle los mochuelos de la venta de Ronaldo, el rebote de Bale, la baja de Benzemá y el adiós de Keylor, entre otros esqueletos del vestuario. Florentino —chapado a la antigua— habría preferido despedir a Zidane, pero como no le dieron la ocasión se puso a buscar a alguien que fuera capaz de dimitir por él. Lo malo es que Lopetegui quería estar simultáneamente en la selección y en el Real Madrid y la cosa acabó fatal. De hecho, no queda claro si fue una dimisión o un despido, porque si fue despedido Lopetegui tendría que cobrar una indemnización y el Real Madrid no debería pagar su cláusula de rescisión, pero la Federación de Fútbol quiere cobrar la cláusula y encima no pagar ninguna indemnización.

Curiosamente, muchas eminencias democráticas clamaron al cielo cuando Rajoy se negó a dimitir, jugada que habría dejado suspensa la moción de censura y a Soraya Sáenz de Santamaría al frente del Gobierno, tal como Fernando Hierro fue colocado de entrenador interino al frente de la selección. ¿Por qué millones de aficionados piensan que Lopetegui debería haber seguido en su puesto para no perjudicar a la selección, mientras que millones de ciudadanos pensaron que Rajoy debía abandonar su puesto aunque se perjudicara la gobernabilidad de España?

—¿Tú eres el que dice que el Mundial es menos importante que la política?

—Así es.

—Pues ya mismo estás dimitiendo como columnista.

Leo que Mariano Rajoy ha solicitado su readmisión en el cuerpo de Registradores de la Propiedad, en lugar de colocarse en Movistar, Endesa, Iberdrola o Gas Natural. Me quito el sombrero, ya que no es posible dar mejor ejemplo a los futuros dimisionarios que renunciar a las puertas giratorias. Qué diferencia con Lopetegui, que dejó a la selección nacional por el Real Madrid.

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