Pásalo
El ser andaluz
Descanse en paz don Manuel Clavero, que sigue vivo en «El ser andaluz»

En 2006, Manuel Pimentel, ex ministro de Trabajo del PP y ya fuera del partido de la gaviota por discordancias insalvables con la política migratoria de Aznar, llamaba a Manuel Clavero Arévalo para que se animara a escribir una versión actualizada de su obra «El ... ser andaluz». El libro se lo publicaría su editorial Almuzara y, políticamente hablando, era el tiempo más apropiado para reeditarlo. Clavero volcó todo su entusiasmo, facultades y sentimiento en reescribir, sobre todo, la tercera parte del libro, la que lleva por título general «Presente y futuro de Andalucía.» En este capítulo analiza asuntos que alimentan la leyenda negra andaluza y los factores que la propagan. Se imprimió por encargo de Almuzara un 16 de enero, el mismo día que en el 929, Abderramán III, rompía toda dependencia política y religiosa del califato bagdadí, para convertir a Córdoba en la admiración de oriente y occidente. ¿Fue un guiño del autor o del editor? Y, en cualquier caso, ¿trataron de indicar algo con una fecha tan histórica? ¿Quizás la fuerza de Andalucía para emprender destinos osados y audaces desde la unidad de sus apuestas?
Cuando Pimentel reedita El ser andaluz, quizás el libro donde Clavero volcara buena parte de su ideario autonomista y liberal, la nación española vivía su constitucionalidad acosada por los planes de Ibarreche y las esteladas asimétricas de Maragall. Es una constante histórica en los años de vida de la Constitución del 78. Cuando Madrid tiembla por inestabilidad política, Bilbao y Barcelona la toman por ciervo herido para esperarlo en el puesto de tiro y descerrajarle cuatro cartuchos serbios a la Constitución y a la solidaridad interregional. Aman profundamente la asimetría, el hecho diferencial y la pastora imperio que calma, como un calculado ansiolítico, las voces de su desatino…por un tiempo. Hoy vivimos momentos muy parecidos a los que se vivían cuando Manuel Clavero reeditó su libro y organizó con Alejandro Rojas Marcos, Rafael Escuredo, Manuel Pimentel y él mismo, una plataforma civil llamada «Andaluces levantaos», con la misión y el objetivo de que Andalucía no fuera ni más ni menos que nadie. Curiosamente, en aquella plataforma, militaban dos hombres que antepusieron la lealtad con su tierra a sus partidos, obligándote a pensar que para ser ministro en Madrid hay que tener más sensibilidad con Cataluña y Vascongadas que con el resto de la España que quiere ser constitucionalista.
Hoy, en Moncloa, se sienta el presidente Sánchez, el inseparable amigo de Biden, con Juanma Moreno. Moreno bebió andalucismo de la jarra abundante y limonera de Clavero Arévalo. Madrid nos debe desde corredores ferroviarios hasta la deuda que la señora Montero le clamaba a Rajoy y que ahora, cuando en sus manos está devolverla, ni sabe, ni se acuerda… que va camino de Cataluña. El presidente de la Junta exige una mesa de diálogo como la catalana no para vender por retales políticos la España constitucional, sino para ser fiel a las enseñanzas del andalucismo y reclamar lo que nos toca. DEP don Manuel Clavero, que sigue vivo en «El ser andaluz»
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