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ECONOMISTA EN EL TEJADO

Hacer como si nada

Con habilidad, la presidenta de la Junta buscó lo que se llamó «una postura única» de la infrafinanciada Andalucía

Mariano Rajoy y Susana Díaz, en su última reunión, donde se trató el tema de la financiación andaluza IGNACIO GIL
Manuel Ángel Martín

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¿Puede sustraerse una comunidad autónoma de lo que ocurra en cualquier parte del estado al que pertenece? ¿Puede un cuerpo escaparse de una infección producida en uno de sus miembros? Como verán lo pongo fácil, porque son preguntas retóricas que sólo admiten contestación negativa. La interdependencia entre partes, ámbitos o sectores es cada vez más evidente, bien que en algunos casos sea más directa e intensa que en otros, cosa que digo para dejar hueco a la explicación de por qué los resultados políticos y los económicos van a veces cada uno por su lado. Ese pensamiento superficial con disfraz de profundo, me asalta cada vez que escucho a representantes del gobierno andaluz insistir en la necesidad de la convocatoria del llamado «Consejo de Política Fiscal y Financiera» (CPFF) para resolver el problema de la insuficiente financiación de la sanidad y la educación en Andalucía. No digo yo que formalmente no sea una condición necesaria, pero no sólo es insuficiente sino que las «insuficiencias» son tales, que cada vez resulta más palmario que la invocación al hito de la convocatoria o reunión, no es más que un truco argumentativo. Mantener la unidad en la diversidad es tarea de dioses, de sabios bondadosos, o de circunstancias extremas que obligan a soluciones próximas a la cuadratura del círculo, casi todas autoritarias. Al lema de arte mayor que enuncia «España nos roba», se suman los del «arte menor» que lo imitan, tipo «Madrid (o Rajoy) nos roba» (4.000 millones anuales, dicen), que resulta más digerible, pero que no deja de tener la misma raíz estructural. Con habilidad y sentido político, la presidenta de la Junta buscó lo que se llamó «una postura única» de la infra financiada Andalucía en el debate sobre el «nuevo sistema», asunto sobre el que era imposible no coincidir. Venía siendo como buscar un acuerdo entre los socios del Betis sobre el objetivo de ganar la Champions. Fue una victoria previsible y algo pírrica de la que sólo podían discrepar los partidos con responsabilidades de gobierno en otras comunidades o a nivel nacional, aunque el «cante» lo diera Ciudadanos discrepando sobre el privilegio de los vascos y navarros a la hora de repartir.

Primer acto finalizado: toda la sociedad civil y política andaluza como una piña detrás de su gobierno apoyando una única propuesta. Segundo acto: esto hay que tramitarlo, y la presidenta visita el 18 de abril a Rajoy, del que consigue la promesa de convocar «de inmediato» el antedicho Consejo. Nos aseguran que es oportuno, porque alguien habrá para negociar por Cataluña. Quizá un consejero republicano supremacista o un delegado vicario de Rajoy, digo yo. El desarrollo de este segundo acto ya es más difícil, porque el escenario y los actores cambian a cada momento, aunque podemos hacer como si nada. En fin, quizá algo saquemos. Además de la satisfacción moral de estar haciendo los deberes y fastidiando a Rajoy.

@eneltejado

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