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COMENTARIOS REALES

La libertad como rancho

¿Defenderíamos nuestra religión como defienden sus lenguas los nacionalistas de todas las edades y condiciones?

Aula con un crucifijo sobre la pizarra Heras
Fernando Iwasaki

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Una vez más contemplo a la sociedad española dividida por la enseñanza de religión católica en la escuela pública y sus inexorables consecuencias sobre el futuro de la enseñanza concertada. Las discusiones son tan encarnizadas, que muy pocos analistas establecen una analogía con las trifulcas que libran entre sí las lenguas del estado español en la enseñanza pública. ¿El derecho de una familia a elegir si sus hijos deben ser educados en el catolicismo no es el mismo derecho que debería existir para escoger la lengua de la enseñanza? Para mí es clarísimo que sí, y por eso siempre he defendido la creación del cheque escolar.

Cuando la LOMCE fue aprobada en 2013 el ministro Wert justificó el cómputo académico de la asignatura de religión por la necesidad de cumplir con los acuerdos firmados con la Santa Sede en 1979. ¿Por qué nadie fue capaz de decirle al ministro que ampararse en la existencia de un acuerdo era poner en bandeja la suspensión de dicho acuerdo a los adversarios ideológicos? ¿Cuántos detractores del estatuto de las autonomías de 1978 estarían dispuestos a desmarcarse también del concordato de 1979? Cada día resulta más obvio que a fines de los 70 se acordaron cosas que 40 años más tarde se han desviado de los cometidos originales.

Durante la dictadura muchas libertades fueron suprimidas y por eso nuestra democracia nació con un concepto atrofiado de la libertad, porque la confundimos con un rancho de lentejas en la doble acepción de venderse por un plato de lentejas y de aquel refrán que reza que las lentejas, si no las tomas las dejas. De ahí que la educación universal en España no sea un derecho sino un rancho, porque quien no quiera tomar las lentejas de la enseñanza pública tiene que dejar los derechos de la enseñanza universal.

En España necesitamos una pedagogía de la libertad porque no puede ser que el argumento de la libre elección sirva para alimentar enfrentamientos y en ningún caso para entronizar la libertad de educación, la libertad de contratación, la libertad de conciencia y otras libertades esenciales. Por lo tanto, si deseamos que existan centros escolares donde estén representados todos los valores y creencias de la sociedad española, tenemos que promover la libertad en todas las esferas, ser más exigentes con los conocimientos y restaurar la importancia de las Humanidades en los planes de estudios, porque sin Humanidades no puede existir una correcta comprensión de la condición humana.

Voy a poner un ejemplo provocador: ¿Defenderíamos nuestra religión como defienden su lengua los nacionalistas catalanes de todas las edades y condiciones? Sospecho que no, y por eso la defensa de la libertad a través del cheque escolar me parece la única alternativa capaz de garantizar la subsistencia de centros donde las familias puedan elegir —en igualdad de condiciones— lengua, valores, planes de estudio e incluso la religión de sus hijos.

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