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EL RECUADRO

Sevilla global

La llegada de Foster Hollywood al Postigo del Carbón es el parte de la victoria de la globalización sobre la Sevilla de siempre

Un establecimiento de comida rápida ubicado en el edificio del Cristina, en Sevilla JUAN FLORES
Antonio Burgos

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Así se llamaba un liquidado chiringuito municipal de los que, a modo de las empresas públicas paralelas de la Junta, se crean mayormente para dar cobijo a los políticos cesantes del partido en el poder y empleo a los paniaguados con carné. Pero no es de esa felizmente difunta Sevilla Global de la que quiero hablar. Ni de otra Sevilla global que sí que es nuestra y está viva: la del tío de los globos. No hay fiesta importante en Sevilla con gente en la calle deseando ver gratis total algo que pasa con tambores y cornetas y que, por tanto, tiene el éxito asegurado, en la que no aparezca el tío de los globos. ¿Se acuerdan de aquella canción de un programa infantil de la tele, «Un globo, dos globos, tres globos»? Bueno, pues así podríamos calificar, a modo de estrellas de hoteles o de tenedores de restaurantes, la importancia de las fiestas callejeras en Sevilla, civiles o religiosas. Hay fiestas de un globo, de dos globos y de tres globos. Las de tres globos, tela importantes, son fundamentalmente la Cabalgata de Reyes Magos y la tarde del Domingo de Ramos. Cuando más vendedores de globos se echan a la calle, como los sevillanos. Un Domingo de Ramos sin La Paz por el Parque y sin ocho o diez tíos de los globos vendiéndolos de la Plaza de España a La Raza, ni es Domingo de Ramos ni es nada. Una bulla de Semana Santa en horas de luz de sol, sin un fondo de tíos de los globos, ni es bulla ni es nada. Una cofradía de Triana que cruce el puente y al llegar al antiguo Barranco no se encuentre con tres tíos de los globos, ni es de Triana ni es de ná. Los tíos de los globos, además, se saben los ritos no escritos de Sevilla como nadie. Mira tú cómo el Martes Santo no hay vendedores de globos cuando el Cristo de la Buena Muerte pasa por la calle San Fernando. Pero sí cuando viene por el Foso la del Tiro de Línea. Saben los vendedores que los globos son de cofradía de capa y de barrio, no de centro y de cinturón de esparto.

Hasta ahora, tal era la globalización de Sevilla en este mundo globalizado. Pero ya nos ha llegado la de verdad. Los tenemos encima. Nos tienen rodeados. Lo digo porque en ese horrendo secadero de tabaco que construyó un arquitecto que no quiero nombrar nada menos que entre la Casa de la Moneda y la Torre de la Plata, se ha anunciado que van a poner un restaurante de Foster Hollywood. Por hacer ese adefesio no metieron a nadie en la cárcel y, en cambio, piden prisión (en serio) para los restauradores de la Casa de la Moneda, al lado; quizá porque no hayan destruido un monumento para alzar en su lugar una birria a la moda en condiciones.

La llegada de Foster Hollywood al Postigo del Carbón es el parte de la victoria de la globalización sobre la Sevilla de siempre. Y el caso es que ante estos atentados, no falta el sevillano que se las da de moderno y dice: «Esto está pressssioso». Estamos copados por la globalización. Un lector, que me da hecho este artículo, me dice: «Hay turistas guiris y nacionales que van a poder almorzar en Fosters Hollywood, tomar café en Starbucks Coffee, tomarse un pastel en Dunkins Donuts, comprarse algo en la FNAC y cenar en Mc’Donalds, Burger King o el Hard Rock Café, paseando en un corto trayecto sobre un pavimento granítico con carril bici, después de haber comprado quizá unos regalos en C&A, H&M o Decathlon para llevarlos a la familia como recuerdo de Sevilla, aparte de un «delantal de faralaes» en un tenderete cochambroso del barrio de Santa Cruz. ¿Que ciudad visitan estos turistas?».

Pues visitan, querido lector, ay, la que hay. La Sevilla que estamos consintiendo y animando que haya, abandonando nuestro comercio tradicional, el ambiente tradicional de nuestras calles y renunciando a nuestras costumbres, que si tal no haces, te llaman facha, rancio, antiguo y no sé cuántas cosas más. Y todo por el «mardito parné», por el que Sevilla traga con todo. ¡Vamos que si traga! Así que si dicen que Sevilla tiene que ir a la globalización, yo me quedo con el tío de los globos de la Cabalgata o del Domingo de Ramos. Por lo menos el tío de los globos es de Las Tres Mil, no de Suecia o de Estados Unidos.

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