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El silencio

Tú vienes del silencio, del habitado silencio del buen gusto. Por eso huyes de las voces, los gritos, los ruidos, como de una maldición

Antonio García Barbeito

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Conociste aquel tiempo cuando las voces sólo estaban en la pendencia de la taberna o el casino y en alguna discusión acalorada sobre toros, fútbol o cualquier minucia local de esas que a veces terminaron en guerra civil dos amigos o dos vecinos; pero lo ...

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