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La tarjeta del SAS

Que sirva ya para todas las boticas de España demuestrael disparate de la Sanidad troceada en 17 autonomías

Antonio Burgos

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ERA el 18 de Julio. Esa fecha que antes estaba afortunadamente en el olvido de la reconciliación y la concordia por obra y gracia de la Constitución de 1978 que sancionó el Rey Don Juan Carlos y que ahora ha sido desenterrada con todo su odio y su revanchismo, de modo que hasta que los nacionales pierdan la Batalla del Ebro, las Brigadas Internacionales reconquisten Sevilla y el General Rojo (que así se apellidaba el que dicen genial estretega del bando republicano) no firme el Parte de la Victoria del Frente Popular y del Comunismo, no van a parar a manipulaciones de su Memoria Histórica. Era, como digo, el 18 de Julio, y desde su casa de La Montaña de Castilla (a la que han puesto Cantabria de mote), me llamó muy alborozado nuestro jándalo de Sevilla y sevillano del Valle de Toranzo, nuestro querido y excelentísimo tabernero don Rogelio Gómez «Trifón». Y con toda su guasa baratillera del Arenal o del antiguo Barril de la calle Aduana donde tiene su casa morada, me dijo:

-Oiga usted, compadre, que estos señores también celebran el 18 de Julio, ¿eh? Que luego no se quejen. He ido a la farmacia y me ha dicho el boticario que desde hoy, 18 de julio, puedo sacar las medicinas de copago o gratis con mi tarjeta del SAS aquí en Santander. Que la tarjeta verde del SAS vale desde hoy también aquí en la Montaña, no sé en otras regiones de España, pero desde luego que aquí sí que vale ya. ¡Como que he sacado mis medicinas como si estuviera en Sevilla!

A Susana Díaz se le van las mejores. Se vino de La Moncloa de ver a Sánchez con las manos vacías, cuando podía haber dicho que gracias a sus gestiones los veraneantes andaluces están de enhorabuena, porque su tarjeta del SAS sirve ya en todas las boticas de España, pues salvo por ahora en Madrid, tiene validez en todo el territorio nacional. Yo no sé si ha sido obra de Susana Díaz este hecho de la virtual Tarjeta Sanitaria Única para toda España, pero se lo atribuyo, tras el disgusto que le dio el Guapo Sánchez en su entrevista en La Moncloa, que al primer tapón, zurrapa. Pero zurrapa de recuelo, no de Catunambú bueno.

Que la tarjeta del SAS sirva ya para sacar tus medicinas en todas las boticas de España demuestra el disparate de la Sanidad troceada en 17 autonomías. Cada vez hay más españoles que están completamente de acuerdo en que nunca debieron ser transferidas a las autonomías ni la Enseñanza (raíz del problemón del separatismo catalán) ni la Sanidad. ¿Es que acaso una pulmonía en Fuente del Arco, que es territorio sanitario de Extremadura, es distinta a una pulmonía en Guadalcanal, frontera norte del territorio del Servicio Andaluz de Salud? SAS que tiene un acrónimo que suena a final y remate de rumbita castiza bailada en caseta de la Feria de Sevilla por señora que se ha gastado un pastón en aprenderla, SAS, SAS, SAS?

Nunca debieron ser transferidas las competencias en Enseñanza ni en Sanidad. Siempre tenía que haber seguido siendo España entera aquello que se le llamó cuando unas regiones la tenían transferida y otras dependían del Gobierno central: Territorio Insalud. Sé que mi querido Trifón no se hubiera llevado el alegrón de la guasa de ver que su tarjeta servía en Santander precisamente desde el 18 de Julio, qué puntería de almanaque. Pero también sé que quien Paco Robles retrató el otro día tan acertadamente allí en su tierruca no se hubiera sentido durante años y años extranjero en su propia nación a efectos de médico y botica, que había que pedir «cartilla de desplazado» para ir a veranear a Benidorm como Belén Esteban. Bienvenida pues, la Tarjeta del SAS para toda España. Aunque no se lo crean, en el SAS hay cosas que funcionan de bien para arriba, como la petición de cita con tu médico del ambulatorio a través de Internet. Una maravilla, puedes elegir día y hora y todo. Y ahora la tarjeta verde que sirve en España entera. Obra de Susana, voy a decir, aunque no haya sido así, para quitarle a esta señora ese mal trago que pasó con el Guapito de la Moncloa.

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