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La fuerza del orgullo y el coraje

Roberto Arrocha

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La fuerza del orgullo y el coraje

Son la noche y el día. Uno, el mayor, se parte la cabeza pensando en el balón. Continuamente. El otro, el valenciano, optó por guardarlo y comenzar una vida marcada por la aventura. El primero vive en Madrid y el segundo, entre Sevilla y Tarifa. Son Pablo Alfaro y Javi Navarro, los grandes capitanes del club sevillista en la última década, los líderes de un vestuario que comenzó a gestar la historia reciente más brillante de la entidad.

Palabras como raza, implicación, actitud, casta y coraje formaron parte de su vocabulario, el que, a la postre, se convirtió en el pequeño diccionario de unos hombres que le seguían a todas partes. Incluido ante el Osasuna y en tierras navarras, el rival que se convirtió en máximo enemigo y el lugar en el que los sevillistas comenzaron a ser tratados como principales contrincantes y oponentes. Los dos hablaron con ABC y los dos, cada uno a su manera, se emocionaron con los recuerdos.

«Quedan pocos campos como el del Osasuna. Es impresionante cómo aprieta su afición. Y, además, al estar tan cerca la grada del campo pues te puedes imaginar cómo se vive un duelo allí. Había momentos que si te ibas a la banda podías notar el aliento de la gente... Siempre fueron partidos emocionantes, muy intensos. Ojalá pudiéramos repetir las sensaciones de jugar ante el Osasuna». Quien así habla es Alfaro. Acaba de salir de una reunión con su presidente, con el que ha departido sobre los play off de ascenso a la Segunda división ante el Lleida. «Nos jugamos mucho. Hay una ilusión muy grande y tengo un vestuario muy bueno, con chicos muy comprometidos».

Como su Sevilla. «Yo creo que ésa fue la clave del éxito. Éramos compañeros y amigos. Terminábamos los entrenamientos y nos íbamos a comer juntos, nos tomábamos unas tapitas al lado de la ciudad deportiva, crecíamos, de alguna manera, juntos. Eso es un grupo. Y, en los momentos malos, pues también aparecía el mismo grupo», explica a este periódico el hoy entrenador del Leganés.

Pablo recuerda el día que fue expulsado, precisamente ante el Osasuna y en Nervión, por ir a ayudar a algunos de sus compañeros. «Fue en el partido que nos metimos en la UEFA, con el gol de Baptista. ¿Se acuerda? Ellos no se jugaban nada, pero vaya cómo corrieron y lucharon. Fui a la tangana a separar y me dieron un puñetazo en la cara impresionante. Me quedé en estado de shock. Pero cuando me levanté y vi que el colegiado me había expulsado no me lo podía creer. ¡Me expulsó por recibir un puñetazo en la cara!».

De ello se acuerda bien Javi Navarro. Acaba de llegar de un viaje por Sudáfrica que ha durado cinco meses. Toda una aventura y toda una nueva vida. Pero no se puede olvidar de aquel día... «A mí también me tocó una buena. Cuando vuelvo a ver la fotografía me sigue sorprendiendo». El valenciano habla del momento en el que Webó y él se enzarzaron en una dura batalla que acabó con los dedos de Navarro mordidos por el hoy jugador del Fenerbahçe. «Jugar contra el Osasuna siempre fue especial. Se fue gestando un ambiente cada vez más intenso. Pero a mí, y lo digo de verdad. me gustaba este tipo de duelos. Los dos queríamos ganar y lo dábamos absolutamente todo. Con Webó, por ejemplo, nunca tuve ningún problema luego. Podíamos discutir, hacer un juego fuerte, con la única intención de ayudar cada uno a su equipo. Pero ahí se acababa. Era lo normal. Y los futbolistas del Sevilla y el Osasuna lo sabíamos».

Javi Navarro es garra. Aunque cuando hable su voz se tuerza en suave y reposada, el eterno capitán, el hombre que levantó cinco títulos, imprime carácter. El mismo que Pablo Alfaro. Cada uno a su manera. Y con el mismo fin:mostrar la fuerza del coraje y el orgullo de un escudo, el que necesitarán los hombres de Emery para salir victorioso de una plaza muy complicada.

EL CAMINO TRAZADO POR ALFARO Y NAVARRO.

Carlitos «Cuando los mirábamos ya sabíamos lo que estaban pensando»

Antoñito «Nos llevaban siempre por el camino correcto; fue un lujo contar con ellos»

David Castedo «Primero uno y después otro mostraron cómo debe ser un líder en el vestuario»

Juan Luis Redondo «Tener a dos jugadores como Pablo y Javi resulta clave al final»

Víctor Salas «Daban la cara por el equipo donde fuera; y eso el grupo lo nota y termina siguiendo sus pasos».

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