El Sevilla FC, campeón de la Europa League: una trayectoria inmaculada
El conjunto de Lopetegui alzó la sexta Liga Europa dejando en el camino a grandes del fútbol continental como la Roma, el Manchester United o el Inter
Llegar a una final nunca es tarea fácil. Sí así lo fuera serían muchos los equipos que ganaran títulos cada año. Por más que el Sevilla haya convertido en una costumbre alcanzar las cotas más inimaginables, el camino hacia un título está lleno de obstáculos, ... circunstancias y momentos de la temporada que provocan que incluso el azar, una decisión arbitral o un error propio o del rival decline la balanza entre seguir avanzando rondas o despedirte de la competición. El conjunto sevillista, como ya le ocurriera en ediciones anteriores, ha tenido rivales para todos los gustos, pero ha sido capaz de sobreponerse a lo peor y hacer gala de aquel «dicen que nunca se rinde» para llegar a la cima y sumar a su palmarés el sexto título de la Liga Europa, que le destaca aun más como rey de la competición y un equipo más que consolidado en la élite europea.
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Ha sido una edición extraña esta Liga Europa 2019-2020. La crisis sanitaria mundial originada por la Covid-19 ha propiciado que tanto la resolución del torneo como su extensión en el tiempo hayan sido totalmente distintos a campeonatos anteriores. Lejos queda ya aquel 19 de septiembre de 2019 cuando el Sevilla debutaba en la Fase de Grupos de la competición con un claro triunfo en Azerbayán ante el Qarabag (0-3), cita en la que Chicharito Hernández, Munir y Óliver Torres marcaron en la última media hora de encuentro los goles de los sevillistas, con especial mención a la falta directa del mexicano en uno de sus pocos tantos en la entidad de Nervión antes de marcharse en el mercado invernal. El gran prestigio del Sevilla en Europa, forjado en un último quinquenio con tres Ligas Europa conquistadas propició que fuera cabeza de serie en el torneo y que el bombo le deparara un grupo ciertamente asequible. La prueba de ello es que, tras el debut triunfal, también venció en los cuatro partidos siguientes ante Apoel (1-0, Chicharito), Dudelange (dos de Franco Vázquez y Munir), de nuevo Dudelange (tres de Munir y dos de Dabbur) y ante el Qarabag (Bryan Gil y Dabbur). Su única derrota en todo el torneo fue en la última jornada, ya sin nada en juego, en un mal partido en Chipre donde cayó por la mínima.
Tras la habitual pausa invernal llegó el mes de febrero y las eliminatorias directas para buscar el sitio en la final de Gdansk, lugar en el que, en un primer momento iba a disputarse el último partido. En dieciseisavos de final se cruzó en el camino un correoso Cluj. En el duelo de ida los rumanos, con un fútbol poco vistoso pero organizado, se pusieron por delante de penalti por medio de Deac. Afortunadamente En-Nesyri apareció en el minuto 82 para elevar un 1-1 que sería decisivo ya que, en el choque de vuelta el duelo acabó sin goles y los sevillistas pasaron por el valor doble de los goles fuera de casa. Aquella noche en Nervión la eliminación estuvo cerca en un lanzamiento lejano que fue anulado por mano previa y que culminó con un error de Bono que enfadó mucho a la grada. Lo que es el fútbol, aquella noche parte del Ramón Sánchez-Pizjuán cantó «Lopetegui dimisión».
Sin embargo, el Sevilla pasó de ronda y el bombo le deparó la Roma como rival. Monchi en el foco por su experiencia italiana en el club capitalino. Sin embargo, llegó la pandemia en su máximo esplendor y el fútbol se paró. La Liga Europa no se reanudó hasta casi cinco meses después y en un formato diferente. Eliminatoria a un único partido, en terreno de juego neutral y sin público en las gradas. El Sevilla perdía el factor Ramón Sánchez-Pizjuán, que aprieta como ninguno en las grandes citas europeas. No obstante, el conjunto de Julen Lopetegui despejó todas las dudas que había sobre cómo volvería al torneo continental haciendo quizás su mejor partido de la temporada con un 2-0 claro que pudo ser incluso mejor. Reguilón y En-Nesyri fueron los goleadores.
Tras semejante despliegue ante los italianos el Sevilla partía como claro favorito ante el Wolverhampton inglés, su rival en cuartos de final. No obstante, no fue un duelo asequible. De hecho, Bono le detuvo un penalti a Raúl Jiménez en el minuto 12 de partido en un primer tiempo de mucha lucha y pocas ocasiones. Fue creciendo en el segundo tiempo el equipo sevillista hasta que Ocampos le dio el pase a los suyos con un cabezazo en el 87.
No sería el único inglés en el camino del Sevilla, que tenía que jugarse el billete a la final de Colonia ante el Manchester United. El histórico conjunto inglés llegaba crecido y realizó un mejor encuentro que los de Lopetegui en casi los 90 minutos. Bono (¿quién se acordaba ya del duelo ante el Cluj?) se levantó como héroe aquella noche sacando varios mano a mano y permitiendo que, a pesar del 0-1 que campeaba en el marcador por el penalti transformado por Bruno Fernandes, Suso y De Jong remontaran el duelo para permitir que anoche el Sevilla, ante el Inter de Milán, sumara su sexta Liga Europa. Un camino ciertamente inmaculado.
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