Sevilla FC
Mirada al frente, errores diagnosticados
Lopetegui y sus hombres hacen autocrítica tras el varapalo copero y se centran en recuperar su óptima versión con grandes retos por delante

El Sevilla levanta la cabeza y mira al futuro con las ganas de siempre, avistando los sustanciales retos que aún tiene por delante y pese a los nocivos efectos que ha dejado el doble enfrentamiento con el Barça en apenas cinco días que ha empañado buena parte de las ilusiones de esta campaña. Ahora toca afrontar de forma inmediata el duelo liguero contra el Elche, la vuelta de los octavos de la Champions en Dortmund ante el Borussia y el derbi contra el Betis en el Sánchez-Pizjuán. Es momento de recuperar sensaciones, reaccionar amarrando el valioso objetivo de la cuarta plaza y dejarse la piel por intentar conseguir una reparadora gesta en tierras germanas que tendría, además del deportivo, un peso motivador incalculable. No se presenta nada cómoda la batalla para levantar un 2-3 en el Westfalenstadion, si bien es cierto que el equipo está más que capacitado para luchar por la hazaña. Para ello, todos en Nervión realizan un profundo ejercicio de autocrítica tras lo ocurrido en la dolorosa eliminación copera en el Camp Nou. Incidieron multitud de factores, algunos externos como el polémico arbitraje de Sánchez Martínez o la lesión de Bono, y otros eminentemente mejorables, caso del planteamiento inicial de Lopetegui, los numerosos errores individuales y la toma de decisiones en una cita de tamaña envergadura.
Un once desnaturalizado
A Lopetegui no le gustó nada lo que había visto en el tropiezo liguero ante los azulgranas (0-2), así que optó por cambiar a más de medio equipo. Contando la obligada en la portería, el preparador vasco realizó hasta seis variaciones en su once titular. No funcionó ni la fórmula ni la elección de las piezas. En una decisión nada habitual del técnico, colocó de salida a sus dos delanteros, De Jong y En-Nesyri, con el marroquí caído a la izquierda. Cuando el Barça comenzó a zarandear a un Sevilla inoperante, hubo cierta recomposición, pero tampoco funcionó. De Jong se perdió esta vez en la mediapunta, Óliver se ahogó por el flanco zurdo y En-Nesyri quedó desconectado. Lopetegui pudo pagar el hecho de no haber sido fiel a sus principios. Tampoco solucionó la papeleta con los cambios. ¿Erró en un momento clave? Lo cierto es que las ideas parecían estar mucho más claras en el banquillo de enfrente, donde Ronald Koeman repitió sistema y, hombre por hombre, el mismo once titular que se había llevado la victoria del Sánchez-Pizjuán pocos días antes.
Escasa pegada
Un gol. Un único tanto le hizo falta al Sevilla en el Camp Nou para haber sellado su billete a la final de La Cartuja. Era la gran clave, de la que todos hablaban antes incluso del partido. No fue capaz de marcar ni de penalti. Pero lo más preocupante queda reflejado en la estadística del choque: tres tímidos disparos entre los tres palos de Ter Stegen (incluyendo la pena máxima lanzada por Ocampos) en 126 minutos de partido. Con esa falta de pegada es imposible eliminar al Barça. El equipo, además, ya venía de cometer el mismo 'pecado' en la derrota liguera de Nervión, donde sólo le disparó dos veces al guardameta alemán del Barcelona.
Errores individuales
Se fueron sucediendo en cascada hasta consumar la eliminación sevillista. Vaclik no pudo evitar ninguno de los goles, todo lo contrario que su compañero Bono en la ida, que cuajó una actuación destacadísima. También se echó en falta la versión más contundente de los centrales. Koundé apareció en la foto de los tres goles culés y Diego Carlos anduvo desafortunadísimo en el segundo que llevó el partido a la prórroga. Óliver y Suso no rompieron líneas. Y en la segunda parte, los fichajes más importantes del proyecto, Rakitic y Papu Gómez, no aportaron el ritmo necesario ni el factor desequilibrante que se les demanda. El fallo capital fue el de Ocampos, que erró desde los once metros con 1-0 en el marcador. El argentino marró su primer penalti como jugador del Sevilla después de haber anotado diez consecutivos.
Un descuento «diabólico»
Subepígrafe del anterior. El Sevilla se autoinmoló en el tiempo añadido de la segunda parte con una increíble concatenación de fallos. Con el tiempo reglamentario cumplido y el pase a la final en el bolsillo, En-Nesyri se equivocó y en vez de llevar el balón al córner, intentó un cambio de orientación que propició el robo del Barça. Messi abrió para Trincao y Fernando, fundido, agarró al portugués viendo la segunda amarilla y dejando a su equipo con un hombre menos. Luego Diego Carlos completó el despropósito devolviendo al campo un balón que se iba a córner y habilitando a Griezmann con todo el Sevilla descolocado para que el francés pusiera el centro del gol a Piqué. Difícil de explicar tantos errores decisivos en tan poco tiempo.
El «perdón» a Mingueza
Ni los propios especialistas arbitrales encuentran consenso a la hora de establecer si hubo o no penalti de Lenglet. La continua modificación en cuanto a la interpretación de las manos dentro de las áreas ha derivado en un sinsentido bastante pernicioso para el fútbol. Lo que no encuentra justificación de ningún tipo ni apoyo alguno en el reglamento es el hecho de que Mingueza no viera la segunda cartulina amarilla por su derribo a Ocampos dentro del área. Era el minuto 71 y el partido estaba 1-0. Flagrante error de Sánchez Martínez, que perdonó la expulsión al zaguero azulgrana, permitiendo al Barça continuar con once hombres sobre el campo.
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