Sevilla FC
El hombre que liberó a un equipo
Mendilibar no necesita los ropajes de la falsa sofisticación de hoy día. Su sencillez cambió las cabezas de los jugadores

Hay mirlos blancos. El Sevilla encontró el suyo en el momento preciso, justo, a tiempo aunque al límite, en la peor coyuntura de los últimos años. Cuando deambulaba en plena oscuridad, herido y confuso, con instrucciones contradictorias sobre el césped para abandonar el caos, la ... derrota y el peligro de batacazo histórico, la entidad acertó de pleno, esta vez sí, y se trajo al veterano José Luis Mendilibar para sacar al grupo de su angustia vital. Y lo hizo, vaya si lo hizo. Desbloqueó las cabezas de los jugadores con remedios que por muy rústicos que parezcan suelen dar siempre resultado: la sencillez, la humildad, la firmeza y la convicción en un puñado de ideas claras y fundamentales. Con esos cuatro conceptos sobre la mesa, el curtido vizcaíno le ha sacado jugo a una plantilla que hasta su llegada parecía un grupo decadente, viejo, anquilosado y condenado al fiasco.
Sí, hay mirlos blancos. Y Mendi lo ha sido. No hacía falta que Budapest lo confirmara. La Europa League le ha dado la gloria y la plata que merecía pro su trayectoria, pero incluso habiendo perdido contra la Roma, el mérito era ya el máximo. El entrenador ha sido un valiente desde el principio manteniendo su plan de juego tradicional, con velocidad, intensidad, entradas por banda y culminación de jugada con más pragmatismo que el habitual en la coyuntura actual de este deporte; como casi todo, cargada de una falsa sofisticación que sólo complica más y más las cosas para generar una falsa apariencia de perfeccionamiento. Al técnico vasco no le hace falta nada de eso. Ni traje ni ropajes verbales y retóricos. El mirlo blanco sevillista, el zorro blanco, se ha ganado a pulso una oportunidad de verdad, con un proyecto confeccionado por él mismo desde el principio. La irrupción del entrenador ha supuesto la liberación de un equipo, de las mentes de los jugadores con la simple aplicación de sus métodos clásicos e infalibles. Ahora el club le debe una y seguro que va a cumplir. Porque el sevillismo lo quiere, porque la plantilla lo quiere, porque los datos le respaldan y porque, básicamente, el Sevilla es el Sevilla cuando él lo ha dirigido.
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