Semana Santa Sevilla 2023
El Dulce Nombre de Jesús, el simbolismo de un niño
Las localidades de Estepa, el Miércoles Santo, y Marchena, el Jueves Santo, cuentan con hermandades del Dulce Nombre de Jesús, cuyo origen está en la lucha contra la blasfemia
Martes Santo en Sevilla | Semana Santa 2023
EL PROGRAMA DE LA SEMANA SANTA DE SEVILLA 2023 DE ABC

Pocas estampas más representativas del rico patrimonio que se conservan en las semanas santas de los pueblos de Sevilla. Estepa y Marchena acogen en sus nóminas de cofradías las del Dulce Nombre de Jesús, con todo el simbolismo que encierran las imágenes del Niño Jesús dentro de los días de la pasión, muerte y resurrección del Señor. Estas hermandades, como las que existían en otros puntos de Andalucía, surgieron en el siglo XIVI al amparo de la Orden de Predicadores para difundir el nombre de Jesús y luchar contra la blasfemia.
Mañana, Miércoles Santo, a partir de las seis de la tarde las calles de Estepa volverán a contemplar la salida procesional desde la Parroquia de Los Remedios del Niño Perdido, como se conoce a la hermandad de penitencia más antigua de la localidad, cuyos primeros datos fundacionales datan del 1 de enero 1590, coincidiendo con el que hasta hace unos años era el día de la onomástica del Dulce Nombre de Jesús. La talla del Dulce Nombre de Jesús, del siglo XVIII, ha sido recientemente atribuida, tras un trabajo del historiador local Ezequiel Díaz Fernández, al vallisoletano Luis Salvador Carmona, de cuyas manos salieron muchas imágenes que se conservan en este municipio. La primera imagen del Dulce Nombre que se veneraba en Estepa se representaba en un cuadro, lo que se ha conocido por inventarios y libros de cuentas de la hermandad, que ha llegado a contar con varias tallas.
El Dulce Nombre de Jesús de Estepa representa la pérdida de Jesús en Jerusalén, que se narra en el pasaje evangélico de Lucas, capítulo 2, versículos del 41 al 52. A la vuelta de la celebración de la Pascua en Jerusalén, los padres, pensando que Jesús iba entre la muchedumbre, lo pierden. Lo encuentran el tercer día en el templo «sentado en medio de los maestros». La hermandad, a la salida de la Virgen de la Paz, de Francisco Buiza, realiza una suelta de palomas, siendo éste uno de los momentos más significativos de la estación de penitencia.
Marchena
Un día después, el Jueves Santo, a las siete y media de la tarde y tras la celebración de los Oficios en la Parroquia de San Sebastián, inicia su estación de penitencia la hermandad del Dulce Nombre y la Virgen de la Piedad de Marchena. Manuel Antonio Ramos, profesor de Historia del Arte de la Universidad de Sevilla, en su libro 'La Parroquia de San Sebastián Mártir de Marchena', profundiza en las raíces de esta cofradía. Las primeras reglas de la corporación que se conocen fueron aprobadas en Écija en agosto de 1599, cuya copia más antigua se conserva en el Archivo del Arzobispado, si bien la hermandad nació años antes.

El primer documento del que se tiene noticia fiel es la solicitud que hace la hermandad en junio de 1566 para hacer una capilla. En las primeras décadas de vida, eran famosos los pleitos con la hermandad homónima de Santo Domingo. Según una de las primeras organizaciones de la cofradía, procesionaba con un «Cristo grande» y una «Ymagen», sin definirse de qué imagen se trataba, si era el Niño o una imagen de la virgen. Este historiador señala en su obra que la imagen exenta del Dulce Nombre refleja con su iconografía pasional la imagen misma de Dios que sufre. Procesiona con túnica de cola burdeos bordada, cruz de plata a cuestas, corona de espinas, potencias y pelo natural, lo que ofrece una visión «pre-figurativa de ese Niño que se hará hombre y cargará con el peso de los pecados de los hombres». Esta visión contrasta con la imagen de gloria del Dulce Nombre como Niño Jesús Triunfal que porta túnica corta y cruz alzada.
En 1722 el Niño salió en rogativas por la lluvia. Iba vestido con túnica morada regalada por el párroco Pedro Santolalla, con corona de espinas y una cruz. Según Manuel Antonio Ramos, ese estreno unido a la venta del crucificado de la hermandad, favoreció que el 'Niño' comenzase a salir en Semana Santa. Inicialmente, esta talla se atribuyó a Juan de Oviedo, de 1600 aproximadamente. Un estudio posterior de Torrejón la relaciona con Montes de Oca. El simbolismo del Niño de Marchena no sólo se recoge en la iconografía de la talla, sino también en la peana sobre la que procesiona, conocida como 'piña' en el pueblo. Obra de madera tallada dorada de principios del siglo XVIII. Las figuras de los cuatro evangelistas narran la escena junto a un coro de ángeles repartidos en todos sus frentes, que aparecen decorados con veneras, volutas, roleos, flores o cristales ovalados, que antes eran espejos.
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