Los cinco momentos de la Semana Santa de Sevilla 2022, por Manuel Luna
Los redactores de Pasión en Sevilla escogen los instantes más especiales que se han vivido en este año de la vuelta de las cofradías

La Semana Santa de 2022 ha sido la de la vuelta a la normalidad, con las cofradías en las calles tras dos años de pandemia. Por eso, este año las estaciones de penitencia han estado repletas de momentos insólitos y otros que, por la música, la luz, el escenario o el silencio han dejado estampas irrepetibles. El equipo de Pasión en Sevilla ha hecho una selección de algunos de estos instantes. A continuación, los cinco que ha escogido Manuel Luna.
La Hiniesta por su barrio, a la ida
La hermandad había cambiado su recorrido para dejar de pasar por la calle Fray Diego de Cádiz para llegar a Aniceto Sáenz, visitar a las Hijas de la Caridad y rodear por completo la plaza del Pumarejo . Fue un absoluto acierto porque la cofradía vivió en conjunción con los vecinos y la amplitud de la plaza hizo que numerosas familias pudieran ver al cortejo con tranquilidad y sin apreturas. Los sones de la agrupación musical de Santa María Magdalena de Arahal , detrás del Cristo de la Buena Muerte , es un elemento de la Semana Santa más pura que se conoce. La dolorosa de la Hiniesta reflejó la luz a la llegada al Pumarejo y la lluvia de pétalos desde uno de los edificios con la marcha 'Pasan los Campanilleros' fue un momento hermoso que se vivió junto a esta corporación del Domingo de Ramos. Además, es un lugar para poder disfrutar con los pequeños porque está en el centro histórico pero alejado de las principales calles y plazas por donde discurren la mayoría de las cofradías. Por ello, el nuevo itinerario de la Hiniesta es un hermoso recorrido para adentrarse en el corazón de un barrio popular que vuelve a reencontrarse cada vez que sale su hermandad.
La salida de la Redención desde los Gitanos
Iba a ser una de las estampas de la Semana Santa y lo fue. El Lunes Santo se estropeó por la lluvia pero lo que se pudo vivir en la plaza del Señor de la Salud con la hermandad de la Redención es para la historia. Se trata de un espacio que ha ido revitalizando la cofradía de los Gitanos, año tras año, y que se ha convertido en un punto más para ver cofradías en la Semana Santa. Por allí pasan San José Obrero el Sábado de Pasión, San Pablo el Lunes Santo y la Trinidad el Sábado Santo. Este 2022, se sumaba la Redención con su salida y entrada por las obras en la iglesia de Santiago y la imposibilidad de hacer la estación de penitencia desde la parroquia de San Ildefonso .
La confraternización de ambas corporaciones fue muy hermosa y se rindieron homenajes en el Lunes Santo a pesar de las nubes y los partes meteorológicos. El poderoso andar del Señor de la Redención y su misterio no deja indiferente a nadie, así como la belleza exquisita de la Virgen del Rocío y el conjunto procesional del palio, una de las joyas de la Semana Santa del siglo XXI. El entorno, con la antigua iglesia del convento del Valle, hacía más espectacular la salida de la cofradía. Las recoletas calles Verónica y Gallos se hacían más pequeñas al paso de los titulares de la hermandad. Sin duda, una foto para la historia.
La entrada de la Sed
Otra cofradía que había hecho modificaciones en su itinerario era la Sed . A la vuelta, la hermandad había decidido recortar su estancia en la calle una hora y volver más directos por las calles Luis Montoto, José Luis de Casso y Goya. Otro gran acierto. El cortejo llegó a la parroquia de la Inmaculada Concepción fresco, elegante, completo, desde niños hasta mayores y el público lo agradeció enormemente. Antes de las doce de la noche, las luces de la calle ya estaban apagadas y se veía, de lejos, la cruz de guía. En pocos minutos, alcanzó la puerta del templo y se abrieron para recibir a los nazarenos. El crucificado subía su calle con la banda del Rosario de Cádiz detrás, tocando de una forma sublime. Lo mismo ocurrió con la Virgen de Consolación . Jaime Estévez cantó dos saetas a los titulares que emocionaron al público e hicieron que la cofradía regresara a su sede de una forma ejemplarizante , sin apenas retrasos y con un gran cantidad de personas acompañándola, que no se cabía en la avenida de la Cruz del Campo, perpendicular a la parroquia del barrio de Nervión.
La salida del Cachorro
Sin lugar a dudas, el reencuentro en las calles con el Cristo de la Expiración y la Virgen del Patrocinio fue uno de los momentos de la Semana Santa de 2022. La cofradía no salía con tranquilidad desde 2017. Un año después, tuvo que regresar de forma precipitada porque empezó a llover sobre las once de la noche. En 2019, la meteorología impidió la estación de penitencia y la pandemia del coronavirus robó al Cachorro por Triana y Sevilla durante otros dos años. Por eso, el Viernes Santo fue más especial que nunca. Las familias que se reunían en distintos puntos de las calles Castilla, San Jorge, Callao, el Altozano o Chapina . El cortejo es largo pero tiene unas insignias dignas de conocer por todos los cofrades. La túnica de los nazarenos, tan característica y tan clásica al mismo tiempo. La reforma del paso del crucificado ha sido extraordinaria y ha recibido numerosas felicitaciones por parte de hermanos, fieles y devotos. El paso de palio es un monumento de las hermandades sevillanas y, sobre todo, mirar al Cachorro y acordarse de los que están, de los que ya no están y de los que están por venir.
La vuelta de la Soledad de San Lorenzo
Uno de los últimos momentos del Sábado Santo se produce cuando la Soledad vuelve a su templo . La vuelta de la cofradía por un recorrido clásico por la calle Francos, la plaza del Salvador, la calle Cuna, Orfila, la Gavidia o Cardenal Spínola crea una atmósfera perfecta para ver a la hermandad e, incluso, acompañarla si uno sabe moverse por las calles adyacentes al itinerario. A la Soledad de Joaquín Romero Murube se la puede contemplar al salir de la Catedral , buscarla en la estrechez de Francos ; luego, verla con la fachada imponente de la Colegial del Salvador de fondo, encontrársela entre sus últimos tramos de nazarenos mayores en la calle Cuna, seguirla cuando cruza Laraña hacia Orfila; adelantarla para verla venir hacia la plaza de la Gavidia o buscar algún hueco en Cardenal Spínola con mucho tiempo de antelación y trasladarse siglos atrás.
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