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REVISTA PASIÓN EN SEVILLA

De origen gremial

Orfebres y toneleros, cocheros y marineros, ceramistas y hosteleros, letrados y panaderos… Profesiones y cofradías asociadas.

Manuel Jesús Roldán

La hermandad de las Tres Caídas de Triana, fusión de tres hermandades de origen gremial

El gran estudioso de la Edad Media sevillana, el profesor Sánchez Herrero , definió al gremio como «una asociación, comunidad, cuerpo o corporación de hombres libres, profesionales, es decir pertenecientes al comercio o a un oficio, arte o menester, para el ejercicio de su profesión y defensa de sus propios intereses, viviendo todos ellos en un determinado barrio o calle de la ciudad. Asociación o corporación que, de libre, pasó a tener carácter obligatorio». Aunque la palabra gremio fue poco empleada en España, podemos entender esta agrupación medieval de oficios como uno de los orígenes de las hermandades penitenciales en la Edad media sevillana, transcurriendo su historia en muchas ocasiones de forma paralela hasta la extinción oficial de los gremios en el siglo XIX.

El gremio de los Toneleros estuvo vinculado en sus orígenes a la hermandad de la Carretería

En la lejana época de formación de cofradías penitenciales, los orígenes medievales abarcaron diferentes tipos de asociaciones promotoras. Existieron corporaciones militares, como La de San Hermenegildo «junto a la puerta de Córdoba», muy vinculada a justas y carreras; piadosas, cuyo fin principal eran los actos de culto y devoción a Cristo, María o los Santos, caso de la Hermandad del Cuerpo de Dios del Salvador (segunda mitad del XIII), de tipo eucarístico, la de Nuestra Señora de las Aguas, la de Rocamador, la de Nuestra Señora de la Sede para los reparos en la Catedral (documentada ya en 1297 ) o la de Santa Ana , fundada por Alfonso X.

Ilustración de las Cantigas de Alfonso X el Sabio

Hubo otras destinadas  a la redención de cautivos, como la de la Merced ; parroquiales, unidas a la devoción del titular de una parroquia… Las hospitalarias estaban unidas a un pequeño centro de asistencia benéfico y solían estar unidas a la forma de asociación que en la Edad Media acabó estructurando socialmente a la ciudad: el gremio, con asociaciones como la de San Mateo , «de los menestrales, oficiales mecánicos» que acabó siendo de maestros sastres o alfayates; de los corredores de lonja; de los notarios; de los carpinteros, en origen intitulada como de Santiago. Los gremios se fueron estructurando progresivamente en torno a ordenanzas. La primera aparece en el siglo XIV, se conocen hasta 50 en el siglo XV , más de una treintena en el siglo siguiente, 18 en el siglo XVII y hasta 29 en el siglo XVIII. Rígidas reglamentaciones, que hay que entender en paralelo a la redacción de las reglas de las hermandades, textos en los que se pormenorizaba toda la actividad de los miembros de la corporación, control de precios y materiales, división en escalas y rangos, contratos y procesos de aprendizaje, funcionamiento de los talleres…

La hermandad de las Cigarreras, vinculada a la antigua fábrica de tabacos de San Pedro y posteriormente en la calle San Fernando

No se escapaba al control del gremio la vida espiritual de sus miembros y la gestión de prácticas de beneficencia mediante hospitales (en tiempos de Morgado, hacia 1586, eran más de cien en la ciudad) , la ayuda y organización de las exequias, las misas por los fallecidos, y el cuidado de viudas y huérfanos.

El Cristo del Museo, hermandad fundada por el gremio de los plateros, en una edición del libro del Abad Gordillo

La vinculación entre gremios y hermandades no siguió siempre el mismo recorrido, ya que hubo hermandades que surgieron con el gremio, otras que nacieron a partir de una escisión o grupo, otras que estuvieron vinculadas por la participación parcial de algunos de sus miembros… una casuística que, aunque amplia y diversa, permite unir la existencia de muchas corporaciones penitenciales a un gremio. Ceramistas eran los fundadores de la hermandad de la Esperanza en las primeras décadas del siglo XV en la parroquia de Santa Ana de Triana. Ejemplo de unión de barrio y gremio al que se seguirían acumulando títulos y profesiones: los pescadores habían fundado la hermandad de San Juan, con la que se fusionaría en 1542, y la de las Tres Caídas, fusionada posteriormente con las dos anteriores, tuvo origen en una agrupación de mareantes o de marinos. Quizás sea un ejemplo, el de la Esperanza de Triana, de la progresiva superación del origen gremial para centrarse en el carácter penitencial.

La hermandad de San Isidoro tuvo vinculación con el gremio de cocheros

Clases sociales y oficios estuvieron vinculados a hermandades de penitencia desde su propia fundación, veinticuatros y jurados que salían con el Santo Crucifijo de San Agustín ;  magistrados y letrados en Nuestro Padre Jesús de la Pasión, con inspiración castellana en sus orígenes; los comerciantes en la Veracruz; los estudiantes en la extinguida corporación de las Negaciones y Lágrimas de San Pedro; hortelanos en torno a la Esperanza de San Basilio, los medidores de la Alhóndiga en la Entrada en Jerusalén ; los toneleros en torno a la hermandad de Nuestra Señora de la Luz , corporación de gloria que da origen a la actual cofradía de la Carretería ; alfareros y marineros en torno a la imagen de la Virgen de la Estrella, panaderos en torno a la hermandad de la Virgen de Regla…

Escribanos, alguaciles y el gremio de torcedores de la seda estuvieron vinculados a la hermandad de la Mortaja

La impronta de las corporaciones estuvo en muchas ocasiones marcada por la asociación correspondiente: el gremio de los cocheros de las casas nobiliarias se vinculó a las hermandad de las Tres Caídas de San Isidoro, originalmente fundada en San Benito y posteriormente ubicada en San Roque y en Santiago, aunque con personalidad definitivamente asentada en la collación de San Isidoro. Por la misma regla sería difícil entender la popularidad de la hermandad de las Cigarreras sin la vinculación de la Columna y Azotes con aquellos operarios de la fábrica de tabacos que originalmente estuvo en San Pedro, o la riqueza de la hermandad del Museo sin la presencia de aquellos orfebres que se inspiraron en un sermón de la Pasión. Una historia paralela que asistió a la desaparición de los gremios y sus rígidas reglas en el siglo XIX mientras las hermandades continuaban su existencia. Incluso el gremio de hosteleros se permitió, en pleno siglo XX, la fundación de la hermandad de Santa Marta. Historias de la historia que en Sevilla siempre parece estar a punto de reescribirse.

De títulos y calles

Desaparecidos los gremios, su existencia quedó vinculada en la ciudad a un maltratado callejero que todavía conserva hermosos nombres como el de Boteros, Chapineros (alusión a los fabricantes de chapines o zapatos), Odreros, Chicarreros (realizaban un calzado infantil), Toneleros… Indisolublemente van unidas las operarias que elaboraban cigarros en la fábrica de tabacos (primero en San Pedro y luego extramuros) con la hermandad de la Columna y Azotes, así como los panaderos con la hermandad de la Virgen de Regla y el Señor del Prendimiento. Signo de la historia que se reescribe es la creación, en pleno siglo XX, de todo un sector del barrio de Pino Montano que sigue teniendo el nombre de oficios de ayer y de hoy.

La hermandad de los Panaderos mantiene en su nombre su vinculación gremial

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