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Las diez obras desconocidas, e imprescindibles, de Pedro Roldán

La producción del escultor sevillano no sólo se circunscribe al ámbito cofradiero

Fran Piñero

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Las obras desconocidas, e imprescindibles, de Pedro Roldán

El fervor y la calidad artística de una imagen no tienen porqué ir de la mano. La grandeza de la Semana Santa de Sevilla es precisamente esa, la de presentar un binomio perfecto entre la devoción y lo mejor de la producción de nombres indispensables del barroco español.

Con permiso de Juan de Mesa , y de Francisco de Ocampo , el protagonista de este reportaje es el escultor del Siglo de Oro con una mayor nómina de imágenes dentro de las hermandades hispalenses: Pedro Roldán .

Al Nazareno de la O , al Cristo del Descendimiento, al resto del misterio de la Quinta Angustia y a San Fernando, habría que añadir las atribuciones directas, como la del Crucificado de la Exaltación , y las realizadas con fundamento a su círculo, entre las que encontraríamos al Cristo de las Misericordias , de Santa Cruz, al Señor del Silencio en el Desprecio de Herodes o a la imagen de la Oración en el Huerto de Montesión, entre otras.

Sin embargo, el legado de Pedro Roldán va más allá de este patrimonio cofradiero. Trasciende incluso las fronteras de Sevilla. He aquí las 10 imágenes desconocidas, e imprescindibles, del imaginero sevillano.

1. Cristo de la Caridad…

Cristo de la Caridad

La iglesia del Hospital de la Caridad, mayoritariamente conocida por albergar dos obras cumbre de Valdés Leal («Finis Gloriae Mundi» y «In ictu oculi»), es lo más parecido al museo de Pedro Roldán en Sevilla.

Además de portentosas tallas como las de San Roque o San Jorge , entre sus muros se encuentran obras impactantes como el Cristo de la Caridad.

Especialmente llamativas son sus salvajes laceraciones y heridas en los codos y rodillas, sobre las que se dispone esta talla orante en los momentos previos a su crucifixión. Maniatada con una gruesa soga.

Hay constancia de que  en 1674  la imagen ya centraba su retablo, a pocos metros de la entrada al templo en el lado de la epístola.

2. … y Santo Entierro

Cuatro años antes, Miguel de Mañara , entonces Hermano Mayor de la piadosa Corporación de la Caridad, encarga a Roldán la ejecución de una escena que plasme el sentido último de su hermandad: dar sepultura a los pobres .

Más allá del virtuosismo con la gubia, patente en el pliegue del vientre del Cristo , la genialidad de Roldán se muestra en las distintas líneas de profundidad que marcan las imágenes secundarias, y cómo la composición se completa con el bajorrelieve de Dimas y Gestas .

Esta sería la segunda experiencia de Pedro Roldán en obras conjuntas para retablo principal. La pionera la llevó a cabo para la Hermandad de los Vizcaínos , del extinto Convento Casa Grande de San Francisco y que actualmente se puede contemplar en la iglesia del Sagrario .

El Santo Entierro del Hospital de la Caridad recuerda la esencia de su piadosa Hermandad / Raúl Doblado

Dos escenas similares, pero a la vez muy distintas: Allí, una Piedad , aquí, el Santo Sepelio. Con los mismos integrantes, pero con actitudes que no se repiten en ningún caso. Ambas policromadas por Valdés Leal. Imposible jerarquizar su calidad.

3. San Miguel Arcángel de la Magdalena

La parroquia de la Magdalena sería el segundo lugar a tener en cuenta a la hora de buscar trabajos de Roldán en Sevilla. A las citadas efigies de la Quinta Angustia , habría que añadir otras tallas que hunden sus raíces en la época en que el templo era la iglesia del Convento de San Pablo .

En este caso, destacamos una imagen letífica, la de San Miguel Arcángel, que representa la ingente producción del imaginero fuera del círculo penitencial.

Y del propio protector de la iglesia, que también tallara en 1657 para las Ánimas Benditas de San Vicente , hoy propiedad de las Siete Palabras, y para la parroquia de San Miguel de Marchena .

El que nos ocupa, creado junto al Arcángel San Gabriel, que también se conserva, data de 1664. Puede contemplarse en la capilla Sacramental, con especial atención al estofado de sus vestiduras a cargo de Diego Díaz y Juan de Paredes .

4. Santa Ana Maestra del Santo Ángel

Santa Ana Maestra y la Virgen María del Santo Ángel / J.F.

Otra iconografía que gubió repetidamente fue la de Santa Ana ejerciendo de maestra con la Virgen María.

En Sevilla puede venerarse en dos templos. En la  parroquia de Santa Cruz , y en la iglesia del Santo Ángel.

Esta última forma parte de una donación directa de una acaudalada señora a los carmelitas descalzos.

Es un conjunto de pequeñas dimensiones, que apenas supera el metro de altura, pero rico en matices.

Por ejemplo, en la expresión de la madre, entronizada, con los labios separados como si realmente estuviera explicando la lección a una pequeña Virgen María que se apoya sobre el regazo mientras sujeta el libro abierto.

5. Varón de Dolores del Pozo Santo

El mes de agosto, mes de la Virgen para Sevilla, lleva el fervor al Hospital del Pozo Santo en torno a la efigie de la Virgen del Tránsito .

El Hospital del Pozo Santo custodia el Varón de Dolores de Roldán en Sevilla

No obstante, pocos fieles conocen el auténtico nombre del cenobio, dedicado al Cristo de los Dolores, que llegó al recinto espiritual para su consagración, en 1682 , dos siglos antes que la Virgen dormida.

Se trata de un Varón de Dolores tallado por Pedro Roldán, que muestra sus alegóricos estigmas con una expresión más apesadumbrada que victoriosa.

6. Expiración de Écija

Sereno rostro, el del Cristo de la Expiración de Écija / Hdad Expiración

Dentro de la provincia, la herencia de Roldán se aprecia especialmente en Écija, donde se veneran dos crucificados, el de San Juan Bautista , ya muerto, y otro en plena Expiración.

El más significativo es este último, por las relaciones que puede establecer con tallas sevillanas como los cristos de Santa Cruz y Santa Catalina .

La obra, de 1680, apuesta por una complexión media , casi menuda, de Jesucristo, en contraposición a otros crucificados de gran envergadura del barroco y posteriores.

En los tres casos se aprecia una gran serenidad en el rostro, no carente de dolor, compartiendo con el de Las Misericordias la mirada al cielo, aunque en sentidos opuestos.

7. Inmaculada de Montilla

Como se apuntaba al inicio de este reportaje, Pedro Roldán no sólo trabajó en Sevilla. Existen muchas obras localizadas en Cádiz, Huelva, Málaga, Jaen o Córdoba .

Sin ir más lejos, en Montilla, Roldán compuso, al completo, el retablo mayor del convento de franciscanas concepcionistas de Santa Ana , que habría que fechar entre 1653 y 1654.

Aunque el conjunto lo remata un crucificado, y en él se dan cita tallas muy interesantes como Santa Ana con la Virgen niña y Santa Catalina de Alejandría, la joya de la corona es la Inmaculada Concepción.

Como señala José Roda Peña en «Pedro Roldán. Escultor 1624-1699» , esta serie de esculturas es «la primera documentada y conservada del escultor» y denota que «la plenitud barroca late en el movimiento y en los grandes planos con que se concibe, por ejemplo, el manto de la Inmaculada», una imagen que alcanza los 2,61 metros.

8. Cristo Amarrado a la Columna de Lucena

Cristo Amarrado a la Columna de Lucena, una de las obras cumbre de Pedro Roldán

Otro valioso ejemplo lo tenemos en Lucena, donde se venera el Cristo Amarrado a la Columna, titular de la hermandad Homónima.

Aunque hoy recibe culto en la iglesia de Santiago , en 1675, cuando fue creado, formaba parte de la Corporación de la Vera Cruz .

De su factura llaman la atención dos cuestiones.

Por un lado, el que la columna se encuentre a la espalda de Jesús, hecho sin precedentes en el siglo XVII, y que alude a los grabados de Cornelio Schut .

Por otro, la anatomía de la imagen, muy naturalista y sin caer en excesos de corpulencia .

Sus trazas recuerdan a los ladrones del misterio de Los Caballos, atribuidos a su hija Luisa Roldán , la Roldana.

9. Atado a la Columna de La Orotava

De análoga iconografía pero bien distantes en el espacio, que no en el tiempo, figura el Cristo atado a la columna de la parroquia de San Juan Bautista , en La Orotava ( Tenerife ).

Gubiado en Sevilla en torno a la década de 1680, el Cristo debía cumplir un curioso deseo de Francisco Leonardo Guerra , canónigo de Las Palmas de Gran Canaria.

«Todas las veces que saliera en procesión, se obligaran a cantar un responso por su alma y la de sus padres», como recoge  Roda Peña en su monografía sobre el artista.

Detalle del rostro del Cristo Atado a la Columna de La Orotava, obra de Pedro Roldán / Parroquia de S.J. Bautista

Para el autor, esta es « una de las composiciones de mayor complejidad técnica y más acusado sentido dinámico», de por sí intenso en Roldán. Lo presenta con la «lógica curvatura de su torso, al tiempo que marca giros divergentes en los brazos y cabeza», añade.

Además, su fisonomía establece una conexión evidente con el Señor del Silencio de La Amargura y el Nazareno de la O.

10. Cristo del Perdón de Medina Sidonia

Una última obra digna de ser mencionada es el Cristo del Perdón de la parroquia de Santa María la Coronada , en Medina Sidonia.

A pesar de no haber documentación fehaciente, los expertos sitúan en este implorante Cristo la gubia de Roldán, que lo habría gestado en 1679.

Se trata de un pequeño Varón de Dolores, aunque en una disposición un tanto atípica. La talla no abraza la Cruz . Es su rodilla izquierda la que reposaba sobre el madero en su concepción original.

Es una de las imágenes que congrega a más fieles de la localidad gaditana. De nuevo, un caso de destreza artística y devoción como todos los que integran esta lista.

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