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Reportaje

El Nazareno de los milagros

El Señor de la Salud de la Candelaria es una imagen que pasa desapercibida pero de una calidad artística sobresaliente y que guarda una preciosa historia

Nazareno de la Salud de la Candelaria ABC
Javier Macías

Javier Macías

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Cuentan que convivió ocho días con el antiguo Nazareno de la Hermandad de los Gitanos. Llegó a San Nicolás para hacer olvidar el hueco devocional que dejó aquel Nazareno de Montes de Oca que se quemó en la guerra. Allí, fue bautizado con el nombre de Nuestro Padre Jesús de la Salud, en su recuerdo. Pero el devenir de los años no fue del todo justo con esta imagen, que ha pasado desapercibida en muchas ocasiones a pesar de que en el pasado fue titular de una de las hermandades punteras del momento.

Fue en noviembre de 1880, cuando la Hermandad de los Gitanos se trasladó de San Nicolás a San Román , en una época donde el titular de esta corporación gozaba de gran devoción en la feligresía. Es gracias al párroco de San Nicolás, José Mirete Sánchez , quien movió hilos en el Arzobispado para traer ese mismo mes una nueva imagen desde la parroquia de la Magdalena, el Señor de la Salud habita en San Nicolás. «No debía notarse su ausencia», pensó.

Allí, en la Magdalena, permanecía en un retablo ya que fue el titular de la Hermandad de la Antigua, Siete Dolores y Compasión , junto a la Virgen bajo esa advocación, cuya cofradía se había extinguido a principios del siglo XIX. Era una hermandad poderosa y de aristócratas, y sus dos imágenes tenían un denominador común: eran de talla completa y de tamaño anatómico.

Según el historiador José Roda Peña, el Señor de la Salud «puede ser una imagen desconocida, un Cristo que en su momento fue un hito en la iconografía del Nazareno porque era el único de talla completa, con la hipótesis, nunca demostrada, de que pudo lleva la cruz al revés». Desde principios del siglo XVIII, el pintor y tratadista Antonio Palomino atribuyó su ejecución a Pedro Roldán , fechándolo en torno a 1650, una atribución que fue asumida por los distintos historiadores del arte hasta la década de 1980, cuando el profesor Jorge Bernales Ballesteros ofreció una nueva atrubución: Francisco de Ocampo y Felguera .

Lo hizo basándose en razones estilísticas, sobre todo por su parecido con el Nuestro Padre Jesús Nazareno de Carmona. Sin embargo, más recientemente, otro profesor, Antonio Torrejón Díaz dijo tener «serias dudas» sobre la la inclusión de Nazareno en el catálogo de Ocampo, y prefirió adjudicarlo como obra anónima, cercana a la estética de Juan Martínez Montañés.

Los rasgos de Ocampo

El Nazareno de Carmona y el de la Candelaria ABC

A pesar de esto, la mayoría de los investigadores fijan sus miradas en Ocampo , o al menos su círculo, ya que la la gubia del escultor de Villacarrillo parece estar presente en la concepción estilística del Nazareno , el único que procesiona de talla completa en la Semana Santa de Sevilla. Una imagen de sólo 1,35 metros cuya actitud que «parece inspirarse en la escultura similar de Felipe Vigarny en el retablo mayor de la Capilla Real de Granada» , según el desaparecido Bernales Ballesteros. Sin embargo, si hay una imagen que guarda relación con el Señor de la Salud es el Nazareno de la hermandad del Silencio de Carmona, documentada a Francisco de Ocampo en el año 1607. Ambas, y como señala el profesror Palomero Páramo en el libro ‘Las cofradías de Sevilla en la Modernidad’, presentan características comunes: «el rizado cuidadoso y menudo de cabellera y barba la nariz o el rictus doloroso en los labios», además del estofado de la túnica, su pequeño tamaño, la posición encorvada como si estuviera levantándose de una caída y el parecido gesto de los brazos para llevar la cruz, aunque el Cristo de Carmona cambió su forma de llevarla en 1698 cuando se incorporó la imagen del cirineo. Con el Nazareno del Silencio, a pesar de las diferencias en el tamaño, en el rostro guarda ciertas semejanzas y, sobre todo, la forma de llevar la cruz. Y es que parte de la obra de Ocampo con imágenes de Jesús con la cruz a cuestas estaba concebida de esta forma.

Cuando el Cristo fue restaurado en el Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico (IAPH), en 1997 , el informe emitido destacaba que «el estofado presenta zonas originales y zonas añadidas, con distinta policromía en manos y cara. La sagrada imagen debió ser de oratorio, ya que la parte posterior está cerrada por doble teblón, notándose el añadido para terminarla. En el hombro aparece un perno que refuerza la teoría que apunta a que la imagen portara inicialmente la cruz invertida». Estos datos aportados hace dos décadas, deja a las claras que el Nazareno fue concibido como imagen de retablo y no para procesionar, ya que tenía la parte posterior incompleta. Además, Celestino López Martínez descubrió un documento en la sección de Protocolos del Archivo Histórico de Sevilla, con fecha del 5 de agosto de 1622, en el que consta que la policromía y dorado del estofado son de Jerónimo Ramírez y José Suero, respectivamente, que fueron contratados para encarnar la imagen que fue presentada «en blanco». De este modo, la posible fecha de ejecución está bastante clara, allá por los años 1621-1622, es decir, la época de los grandes maestros de la primera etapa del Barroco: Montañés, Mesa u Ocampo.

El milagro

El Nazareno de la Candelaria ABC

Pero si hay un aspecto resaltable de esta imagen , lejos de su categoría artística, es la de milagrosa. Cuenta la leyenda que el precursor de la hermandad de la Candelaria, José Ruiz Escamilla o Pepe ‘el Planeta’ como le conocían, tenía tanta devoción por el Señor de la Salud que puso su mente en la erección de una nueva hermandad , por lo que a finales de 1920 lo puso en conocimiento del párroco de San Nicolás, que en un principio no se mostró a favor. Fue tanta la insistencia de aquel hombre, que vivía en la calle Guardamino, cerca del a Alfalfa, que finalmente lo convenció. Sólo un año después, en 1921, se constituyó la hermandad. Ahora se ha cumplido el centenario de su creación.

De la alegría, el fundador de la hermandad pasó a la angustia , ya que su hija enfermó gravemente en el verano de 1922. Con menos de un año de edad, Pepita, como se llamaba, sufrió una grave enfermedad de carácter gastrointestinal, a la que los médicos no daban solución. Dicen que, desesperado, el Planeta salió a las once de la noche, un día de aquel verano y que se apresuró para ir a San Nicolás. Por la pequeña puerta lateral, llamó al sacristán, entró en el templo y se postró ante el Señor de la Salud, al que dijo... «Señor, aquí no hay más médico que tú, si quieres pon buena a mi niña» . Al día siguiente, la pequeña había sanado . El milagro de un Nazareno que había pasado un siglo sin pertenecer a ninguna hermandad, y que, a día de hoy, sigue siendo uno de los desconocidos de la Semana Santa de Sevilla. La hermandad tiene la intención de que, en noviembre, el Señor de la Salud regrese a la Magdalena en un vía crucis. Allí se reencontrará con su propia historia… si la pandemia lo permite.

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