Primer golpe. El año del Señor

Hoy domingo el Gran Poder ya nos enseña la estampa de cada Navidad. En las vísperas de la Nochebuena le pusieron la túnica persa con la que espera a cada devoto en los días de la memoria de su nacimiento. El 1 de enero, el Gran Poder con la túnica persa es también el símbolo de que todo empieza a acercarse. Pero en esta ocasión es mucho más. Después de la Misión a los Tres Barrios y Amate, el Gran Poder es el símbolo de la nueva era en la que ha entrado del mundo de la Semana Santa.

Este nuevo tiempo viene determinado por la dos dimensiones redescubiertas en las semanas que el Señor ha permanecido lejos de San Lorenzo. La primera es la fortaleza de las hermandades como las únicas instituciones de la Ciudad –las únicas- capaces de movilizar conciencias ante realidades desconocidas. Porque el Gran Poder ha hecho más por Los Pajaritos, La Candelaria y Madre de Dios que el Ayuntamiento, la Junta, el Estado y los sindicatos juntos. A eso se le llama liderazgo social. La segunda dimensión es la de poner de manifiesto el poder de las imágenes como los elementos fundamentales de la religiosidad popular. Frente a tan diversas aficiones -la música, los costales, las artes- la devoción a la imagen sagrada es lo único imprescindible de la Semana Santa. Si hoy esto está más claro que nunca es gracias al Señor y su hermandad. Por eso 2021 ha sido su año.