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En Montequinto

Cuando los huertos se convierten en una herramienta educativa

El colegio Olivar de Quinto promueve estos cultivos entre los alumnos para conocer el entorno que les rodea

Cuando los huertos se convierten en una herramienta educativa ampa EL OLIVAR

L. MONTES

Saber cuándo y cómo hay que plantar un cultivo o averiguar por qué una siembra no da cosecha son algunas de las experimentaciones y estudios que realizan a diario los alumnos del colegio de Educación Infantil y Primaria (CEIP) Olivar de Quinto, de Montequinto, en Dos Hermanas, a través de los huertos que ellos mismos han creado en el centro educativo. Unos cultivos que, desde este curso, son ya cien por cien ecológicos y que siguen las técnicas que se enmarcan dentro de la permacultura, un método que promueve precisamente un sistema sostenible con el medio ambiente.

Y es que, detrás de estos huertos ecológicos, los escolares hacen las veces de pequeños científicos y biólogos capaces de aprender los entresijos y el tratamiento de la tierra de una forma práctica. Es decir, que en estos huertos, a diferencia de lo que se hace en otros cultivos, lo más importante es el proceso, más que el producto final en sí. Todos los alumnos, unos 700 aproximadamente, desde primero a sexto de primaria -e incluso también los cursos de infantil- trabajan, en horario lectivo, en estos cultivos en los que están implicados toda la comunidad educativa.

La Asociación de Madres y Padres de Alumnos (Ampa) y los profesores toman parte en las siembras de otoño y primavera en las que se cultivan pimientos, tomates, lechugas, berenjenas, pepinos, trigo o habas. Los alumnos, guiados por sus tutores y ayudados por sus padres, plantan y cuidan cada uno de sus huertos, estructurados por bancales según cada clase. «Los niños están encantados, les gusta cuidar de sus cultivos», asegura Carmen Albín, docente del colegio y coordinadora del proyecto de huertos ecológicos.

Especialistas en huertos

A la entrada al CEIP, un mural donde se exponen varias semillas, hortalizas y verduras recuerda el trabajo que se realiza en estos huertos, ubicados en uno de los laterales exteriores del centro educativo. Prácticamente, tras casi cinco años de dedicación, en el colegio todo el mundo sabe, al menos, las nociones básicas de los huertos y conoce las herramientas y materiales fundamentales para la plantación.

El mantillo, con la lombriz roja de California, que ellos mismos han elaborado, la paja que utilizan para mantener y proteger la siembra, o la disposición del terreno son algunos de los aspectos que muchos de los escolares ya manejan a la perfección, gracias en parte al trabajo desarrollado por el AMPA y el personal docente, que unido a la colaboración constante de otras tantos miembros de la comunidad educativa, como los alumnos en práctica de Ciencias de la Educación, están dando como resultado un proyecto por el que ya se han interesado otros colegios y centros especializados.

Se fijan en ellos

Tanto es así que este miércoles el curso de Organización, Diseño y Mantenimiento de un Huerto Escolar, promovido por Natures en colaboración con la Casa de la Ciencia y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), realiza una visita al colegio para conocer de cerca el proyecto de huertos de esta comunidad escolar. Además, el centro tiene programados un ciclo de talleres abiertos que se desarrollarán en el propio colegio los días 31 de marzo, sobre permacultura, el 8 de abril para profundizar sobre la idea de ecoescuela y el 22 de abril en relación a los valores educativos del huerto escolar. Todos comenzarán a las 17.00 horas y tendrán como ponentes a Álvaro García y Eduardo García.

Planes de futuro

Los huertos se financian con los recursos de los que dispone el propio centro y la AMPA, así como con la colaboración de forma altruista de muchos padres. En la actualidad, el colegio está diseñando un sistema de riego con temporizador para instararlo en los próximos meses y tiene intención, además, de ampliar el proyecto en un terreno contiguo donde iría ubicado un bosque de alimentos, con plantas aromáticas y árboles frutales.

En su afán por implicar a los alumnos con su entorno, el colegio organiza también gymkhanas en el Parque de la Colina y tiene en marcha el proyecto «Mi calle es una planta», con el fin de que los alumnos se familiaricen con nombres de plantas, como lúpulo, malvavisco o hierbaluisa, que sirven para denominar parte del viario del barrio donde se sitúa el centro educativo. 

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