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Aumentan los afectados por la fiebre de las ratas en Isla Mayor
Los arroceros sevillanos urgen medidas a Medio Ambiente para que la fumigación sea eficaz

Fiebres altas, dolores musculares, pérdida de peso, ingresos hospitalarios en la UCI...
Son algunos de los síntomas que refieren haber tenido los afectados por la fiebre de las ratas que están aumentando en Isla Mayor desde que Medio Ambiente prohibió fumigar con los tratamiento tradicionales para que no peligraran las especies de pájaros que comían el veneno destinado a las ratas.
La fiebre de las ratas o leptospirosis afecta a humanos y a un amplio rango de animales, transmitiéndole una infección por contacto directo con orina de los roedores o tejidos de animales infectados, o bien de forma indirecta, por contacto con agua o tierra contaminadas.
En Isla Mayor se han infectado a través de las redes de los pescadores de cangrejos o tras haber tocado una piedra o cualquier zona en la que las ratas hayan orinado previamente.
Los casos aparecieron hace unos tres años pero el número de pacientes ha ido creciendo y este otoño se han registrado más de una veintena.
Lo aseguran no solo el alcalde de dicha localidad, Ángel García Espuny y varios afectados sino también el presidente de la Federación de Arroceros de Sevilla, Julián Borja , que tiene pendiente con la Administración andaluza una reunión para principios de año con el objeto de abordar este problema. Dice Borja que está arreciando desde que Medio Ambiente puso restricciones a los tratamientos que ellos daban a los campos para evitar la presencia de ratas, unos animales que «se multiplican a razón de 30.000 al año». Refiere que es una infección propia de los años 40 y 50 «fechas en las que se morían las personas porque no había los medios de comunicación que tenemos en la actualidad».
Como el alcalde, comenta que el sistema permitido por la Junta de Andalucía para fumigar no soluciona nada pues se trata de una sustancia con formato de pastilla que se ubica debajo de una losa de hormigón y que solo surte efecto sin el roedor acude a ese punto concreto.
García Espuny no oculta su preocupación por el «aumento de la incidencia de casos en el pueblo» que él cifra en «más de una veintena», aunque Andrés Muñiz «El tortugo» , que contrajo la infección a finales del pasado mes de agosto le rebate, y afirma que esos son los más graves porque en total «entre unos y otros aquí han sido más de 60 las personas que han tenido la infección».
«Estamos a la espera —tercia el alcalde— de que la Consejería de Salud termine la analítica de unos cultivos para dictaminar oficialmente si es fiebre de las ratas y actuar en consecuencia aunque todo apunta a que es esa enfermedad».
Sin embargo, fuentes de la Consejería dijeron ayer a ABC que se han registrado 9 casos y que se trata de una enfermedad profesional de arroceros y pescadores por lo que las medidas las deben tomar los servicios de Prevención de Riesgos Laborales de la empresas . Concretaron que son muy fáciles y que solo se trata de usar botas de agua y guantes para evitar el contacto con la piel.
Pero, ¿qué síntomas han tenido los afectados? ¿cómo han vivido la enfermedad».
Muñiz que es pescador de cangrejos pero ya lo ha dejado estuvo ingresado dos días con síntomas propios de meningitis y «hasta me sacaron líquido de la columna» y Lorenzo Prieto que la contrajo el año pasado y la sufrió en los riñones se llevó tres días en la UCI del Virgen del Rocío. «El doctor Alarcón dictaminó que era fiebre de las ratas», afirma.
José Diego Bensach «El carnicero» se hizo el último análisis hace una semana porque le afectó al hígado, Perdió 5 kilos en seis días y las ganas de comer «hasta papas fritas que son mi delirio». Todos han cursado la enfermedad con fiebre de 42 grados que a veces bajaba bruscamente a 33 y se infectaron con las redes, impregnadas de menstruación u orines de las ratas, al tocarlas o coserlas, solo por el contacto.
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