Se cuela en casa de su vecina en Coria del Río para masturbarse delante de ella, a la que enviaba notas sexuales y ropa interior
La Audiencia de Sevilla ha condenado a este vecino de Coria del Río a un año y nueve meses de cárcel por acoso, allanamiento de morada y abusos tras el acuerdo de conformidad alcanzado entre las partes
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Acosaba a su vecina en Coria del Río dejándole notas por debajo de su puerta de contenido sexual, le regalaba ropa interior y terminó por asaltar su casa para masturbarse delante de ella mientras ésta dormía. Son los hechos por los que un vecino de esta localidad ribereña ha sido condenado por la Audiencia de Sevilla.
En concreto, el tribunal le ha impuesto 21 meses de cárcel por abusar sexualmente, acosar y allanar la vivienda de una mujer en la localidad de Coria del Río, hechos que iban a ser enjuiciados por un jurado popular, aunque la vista oral no se celebrará finalmente tras el acuerdo de conformidad alcanzado entre la Fiscalía, la acusación particular ejercida por la víctima, el abogado de la defensa y el propio condenado.
En base a esta conformidad, el acusado ha sido condenado a un año de prisión, tres años de libertad vigilada y la prohibición de comunicarse o aproximarse a menos de cien metros de la víctima durante un plazo de dos años por un delito de abuso sexual; a seis meses de cárcel y la prohibición de comunicarse o aproximarse a menos de cien metros de la víctima durante un año y medio por un delito de allanamiento de morada; y a tres meses de prisión y la prohibición de comunicarse o aproximarse a menos de cien metros de la víctima durante un plazo de un año y tres meses por el delito de acoso.
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Asimismo, y en concepto de responsabilidad civil, el acusado deberá indemnizar a la víctima con 6.000 euros por daño moral y en la cantidad de 240 euros por los daños materiales provocados en su vivienda. Le rompió la barbacoa y forzó una puerta trasera, según la sentencia facilitada por la oficina de prensa del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía a este periódico.
Un año de acoso
La Audiencia considera probado en la sentencia que, desde fecha no determinada pero en cualquier caso anterior al verano de 2019 y hasta el 30 de septiembre de 2020, el acusado se situaba «frecuentemente» en el porche y en la azotea de su casa y se quedaba mirando «durante largos periodos de tiempo» al domicilio de la víctima «a fin de observarla», algo de lo que tanto ella como su hija se percataban.
De igual modo, el condenado dejaba a su vecina notas manuscritas «soeces» por debajo de su puerta con distintos mensajes, todo lo cual llevó a la víctima a un estado de nerviosismo permanente y a ver perturbada su tranquilidad y su estado emocional.
«Desde que te vi este verano que pasé por tu puerta, mire y te vi quitándote el vestido, desde que te vi los pechos tan bonitos; te veo y me pongo cachondo. Abre un poco la ventana, me gustaría verte los pechos. Dentro de 20 minutos paso, estás muy buena». Algunas de esas notas iban pegadas sobre el cartón de embalaje de una prenda de ropa interior, invitándola a que se la
Asimismo, en hora no determinada pero próxima a las 1,25 horas del día 30 de septiembre de 2020, el acusado se dirigió al domicilio de la víctima y de su hija, donde se encontraban ambas, y se introdujo «subrepticiamente» en el mismo, saltando para ello el muro del patio trasero de la vivienda, de dos metros de altura, y apalancando la puerta de aluminio que daba acceso desde el patio interior, causando en su cerradura desperfectos que han sido tasados pericialmente en 60 euros, y todo ello «a sabiendas de que no contaba con el permiso de las moradoras» de la vivienda.
Una vez dentro, y según la sentencia, el condenado deambuló por el domicilio y, tras observar que la víctima se había quedado dormida en el sofá del salón, a las 1,25 horas se situó en la puerta del salón, «se sacó el pene del pantalón y calzoncillo y comenzó a masturbarse mientras la observaba».
Una hora después, y «con la intención de satisfacer sus deseos lúbricos y aprovechando que seguía dormida, se descalzó, entró en el salón y le acarició suavemente en una pierna» hasta que la mujer «se percató del roce y comenzó a gritar». También le cogió unas bragas, las olisqueó y se las frotó en varios momentos por su pene.
En ese momento, el acusado huyó «apresuradamente» por el patio trasero de la casa, saltando al exterior por su muro y causando en su huida menoscabos en una barbacoa situada en el mismo que han sido tasados pericialmente en la cantidad de 180 euros. El condenado fue localizado poco después por la Policía en un descampado situado en la parte trasera de las viviendas, escondido entre la maleza.
A consecuencia de estos hechos, la víctima presenta trastorno por estrés postraumático con síntomas de ansiedad, pesadillas, hiperactivación y reexperimentación.
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