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Sucesos

La casa de Simón Verde donde murió un joven ahogado en una piscina fue un burdel hasta junio de 2018

Los vecinos denuncian que en esta vivienda se han celebrado fiestas ilegales en las que había que pagar para entrar; incluso fue sede de un prostíbulo

El número 10 de la calle Tartessos de la urbanización de Simón Verde en Mairena del Aljarafe ABC

Martín Laínez

El número 10 de la calle Tartessos de Mairena del Aljarafe está pintada de color verde y ubicada en la urbanización de Simón Verde . Los vecinos de la zona, desde hace unos años, han asociado el color verde de la fachada con lo que de puertas para adentro ocurre, por lo menos hasta este pasado domingo.

La noticia del fallecimiento por ahogamiento de un joven de 20 años que participaba en el rodaje de un casting de película porno ha sido la última gota que ha acabado por encender al vecindario.

En la tarde del pasado domingo, los servicios de Emergencias recibían una llamada alertando de que una persona se había ahogado en la piscina de esta casa.

Hasta aquí, se podría entender que este hecho pudiese parecer hasta normal, dentro de la gravedad que supone la muerte de una persona, pero los vecinos de esta calle saben desde hace tiempo que en el interior de la vivienda se ha usado para otros fines , además del rodaje de esta película porno.

En junio de 2018, la Policía Local logró «cerrar» el burdel que se había convertido esta vivienda y que empezó a funcionar en 2017, según ha sabido ABC. Fuentes conocedoras de la investigación aseguraron que cuando llegaron los cuerpos policiales a la casa se encontraron con el cuerpo sin vida de un joven de 20 años, que según se ha sabido, trabajaba en de camarero en un local de la capital.

La autopsia reveló que murió por un fallo cardíaco una vez dentro de la piscina y mientras esperaba a que vinieran a recogerle.

Los vecinos de Simón Verde consultados por este periódico que quieren permanecer en el anonimato recuerdan que después de que la vivienda se «convirtiera en un burdel», el nuevo inquilino del inmueble realizaba fiestas ilegales «en las que pedía un dinero por entrar y que causaban grandes molestias al vecindario, puesto que la música la ponían a gran volumen, la gente antes de entrar realizaba botellonas en la misma calle, incluso algunos practicaban sexo a vista de todo el mundo».

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