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¿Y si el tesoro de Tomares hubiese aparecido en su casa?

Expertos se reúnen en Bormujos para explicar qué hay que hacer y qué consecuencias tiene encontrar un bien arqueológico

Una de las ánforas que componen el tesoro hallado en Tomares VANESSA GÓMEZ

N. ORTIZ

Las miles de monedas de bronce descubiertas el pasado abril en Tomares mientras se realizaban unas obras en el parque El Zaudín han suscitado un interés en la comarca del Aljarafe que va más allá de su importancia histórica. Los vecinos de los pueblos colindantes con Sevilla se preguntan, desde el valioso descubrimiento, qué hay que hacer si se localizan bienes arqueológicos de manera fortuita, o qué pasaría en el caso de que lo hiciesen durante una reforma en casa.

Para responder a estas preguntas, el Ayuntamiento de Bormujos organizó el pasado viernes la «I Jornada sobre hallazgos arqueológicos fortuitos en entornos urbanos», en la que participaron José Castiñeira, arqueólogo de la Delegación Territorial de Cultura en Sevilla; Ana Navarro, directora del Museo Arqueológico de Sevilla; Javier Rufino, fiscal coordinador de Medioambiente, Patrimonio Histórico y Urbanismo y Javier Matas, aficionado a los detectores de metales. El encuentro estuvo moderado por Ignacio Rodríguez Temiño, director del conjunto arqueológico de Carmona.

La obligación legal es comunicar inmediatamente el hallazgo a la Administración

La primera cuestión que se planteó en estas pioneras jornadas fue qué sucede después de que un ciudadano encuentre, de manera casual, un bien de valor arqueológico. El fiscal Javier Rufino recordó que la obligación legal es «comunicar inmediatamente el hallazgo a la Administración. Si no se hace, se trata de apropiación indebida , ya que los elementos arqueológicos se consideran bienes públicos», explicó, echando por tierra el mito de «Indiana Jones» : el tesoro no es de quién lo encuentra, aunque sí se tiene derecho a un «premio» que depende de la tasación.

El arqueólogo José Castiñeira fue más allá:si, durante una obra en su casa de campo, en su vivienda habitual o cualquier otro trabajo, se topa con un elemento de otra época, no sólo debe avisar a las autoridades pertinentes, sino que lo correcto es poner una malla o plástico para tapar la zona y evitar que le dé la luz directa. Y, lo más importante, «no se debe tocar nada de lo que rodea al bien arqueológico. Muchas veces el entorno nos da una información histórica aún más valiosa que el propio objeto»,

Después de eso, la Administración tiene derecho a paralizar la obra durante el período que se considere adecuado. Durante los dos primeros meses, el usuario no tiene derecho a indemnización, algo que es objeto de polémica para muchos especialistas del sector.

Una futura exposición

Sin embargo, los hallazgos arqueológicos son atractivos también para los expoliadores que, armados con detectores de metales, se dedican a buscar objetos que luego dedican a colecciones particulares. Javier Matas defendió dicha afición y aseguró que también puede ayudarse de manera legal a sacar valiosos bienes a la luz.

En cuanto al tesoro de Tomares, Ana Navarro confesó que el día que las monedas llegaron al Museo Arqueológico y vio «los coches de la Guardia Civil repletos de ánforas llenas de monedas» fue uno de los más importantes de su carrera. Según explicó, se sigue trabajando en el descubrimiento, y aún quedan más de 53.000 monedas por ser analizadas. «Hay un plan de actuación muy ambicioso, con varias acciones europeas en marcha, y esperamos que antes de fin de año podamos mostrar al público una exposición temporal del tesoro», adelantó.

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