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Dos Hermanas

Los hermanos de «Pasoslargos» niegan que lo tuvieran encerrado en un palomar y quedarse con su pensión

Ambos acusados se enfrentan a una petición de 16 años de cárcel por delitos contra la integridad moral, detención ilegal y de apropiación indebida

El magistrado José Manuel de Paúl ha presidido el juicio contra los dos hermanos acusados J.D.

Jesús Díaz

En diciembre del año 2015 la Policía Nacional descubrió en una casa de Dos Hermanas a un hombre de 59 años encerrado en lo que parecía un palomar de apenas tres metros cuadrados y en el que llevaría años. Las condiciones eran infrahumanas y su estado de salud, alarmante . La foto difundida por los agentes mostraban unas piernas largas y escuálidas y unos pies cubiertos de mugre. Estaba desnudo. El hombre era Carlos Ríos Rivas, conocido como «Pataslargas» o «Pasoslargos» en su pueblo. Este martes se han sentando en el banquillo de los acusados de la Audiencia dos de sus hermanos como presuntos autores de aquel calvario para ser enjuiciados.

Éstos, en su interrogatorio, han negado haber mantenido encerrado a su hermano y, por supuesto, tampoco haberse quedado con el dinero de las dos ayudas que recibía Carlos, la de orfandad y la de incapacidad, que rondaban en su conjunto los mil euros mensualmente.

Los dos hermanos, Guillermo, de casi 80 años, y Águeda, de unos 65 años, cuidaban de su hermano tras morir la madre de todos y una hermana mayor. En el domicilio sólo vivían los dos varones. La Fiscalía pide 16 años de prisión para ambos por los delitos contra la integridad moral, de detención ilegal y de apropiación indebida.

Todo sale a la luz el 16 de diciembre de 2015 cuando la Policía Nacional recibe una llamada alertando de que un varón borracho está causando molestias en un bar . Este hombre era el acusado. Era la segunda vez en el día. Entonces, los agentes decidieron acompañarlo a su casa y cerciorarse de que entraba.

Los agentes, en el interior de la casa, se percataron de algunos detalles que le llamaron la atención: candados en las puertas y una tranca de madera en la puerta que daba acceso al patio . En esa estancia había una escalera que daba a una especie de palomar. En la misma, encerrado desde hace años, encontraron a un varón de 59 años en unas condiciones infrahumanas : desnudo, escuálido y con heridas. En aquel habitáculo había, además de mucha suciedad, un viejo ventilador y un cubo con excrementos.

Los dos acusados le trasladaron a los agentes que los candados era por seguridad ante su hermano, que vivía allí y se encontraba enfermo En concreto, padece esquizofrenia y un 70 por ciento de discapacidad. En el año 2004 fue declarado incapaz por un juzgado de Dos Hermanas, pero hasta el año 2015 no se le impuso un tutor.

La diferencia en el número de candados

El acusado ha recordado que se encargaba del cuidado de su hermano desde que falleció su madre hace ahora 22 años . Ha negado que estuviera encerrado en el palomar, que no era tal, donde vive desde hace porque con sus gritos y mal olor era mejor que así lo hiciese. Él le preparaba el desayuno, el almuerzo y la cena . Lo primero, junto a las pastillas, se las subía. El resto de comidas bajaba Carlos a por ella. No lo duchaba, aunque le preparaba el agua, la toalla y el jabón y la víctima lo hacía solo , según ha relatado. Lo convencía a cambio de tabaco.

El acusado, que hace años tuvo graves problemas con la bebida, sólo ha confirmado que había dos candados , uno en la puerta exterior y otra en la del zaguán, aunque en las fotos de la casa se han podido observar algunos más, incluso una tranca. Cerraba esos dos candados cuando salía de casa porque ya le habían robado anteriormente, aunque su hermano tenía movilidad en el interior de la misma, según ha insistido.

Acusados y vecinos han negado que fuese agresivo , lejos de lo que la acusada en un primer momento ante la Policía Nacional, cuando confirmó que lo tenían encerrado por seguridad. La suciedad acumulada en el aquel cuarto, según el acusado, era causada por la víctima. La extrema delgadez, porque era muy delicado para comer.

La Policía encontró a Carlos desnudo, algo que los acusados coinciden en señalar que fue queriendo para que no se lo llevasen, pues estaba vestido. Un vecino ha testificado este martes que solía vestir en condiciones contrarias a las más habituales en función de la climatología. En verano llevaba chaquetones y en invierno, mangas cortas. Sólo uno de los tres vecinos que han declarado este martes ha recordado haber visto a Carlos por la calle meses antes de los hechos denunciados por la Policía Nacional.

En una residencia de mayores

La víctima, semanas después, fue trasladado a una residencia de mayores de Alcalá de Guadaíra , bajo la tutela de la Fundación TAU, una organización sin ánimo que tiene encomendada, en la provincia de Sevilla, entre otras entidades, la tutela de personas que son incapacitadas judicialmente por enfermedad mental, discapacidad o porque ya son muy ancianas y no tienen a nadie que pueda velar por sus intereses.

Ambos acusados han insistido en no apropiarse de las dos pensiones que recibía su hermano. Si bien, el investigado ha explicado que la Junta le retiró a él su pensión y con esos mil euros anuales convivían ambos y afrontaban los gastos de la casa. También para comprarle el tabaco, al que era adicto. La hermana se encargaba de comprar los medicamentos del tratamiento psiquiátrico al que estaba sometido la víctima y se acercaba a la casa entre cuatro y cinco veces al mes, aunque no subía al cuarto desde hace más de un año. Carlos bajaba a verla.

El acusado no acudió nunca a los servicios sociales porque no estaba preocupado por la situación de su hermano: «Sabía que estaba como una cabra, pero sano».

La hermana, en su interrogatorio, ha seguido la línea exculpatoria del otro acusado, aunque ofreciendo más detalles. Ha admitido que el estado de la habitación era «horroroso», habitación que no era un palomar y al que, según ella, decide irse Carlos porque le gustaba ver estrellas y planetas.

Guillermo estaba capacitado para hacerse cargo de Carlos: «la casa estaba limpia y recogida y cocinaba para los dos». El día de los hechos, un vecino le viene a avisar de la presencia policial y de dos ambulancias en la casa de sus hermanos. Acude rápidamente y los agentes le preguntan quién vive encerrado en ese cuarto.

Ella llamó a Carlos y salió a la escalera del patio «vestido». Era de noche y estaba todo a oscuras. Los agentes alumbraron a Carlos con una linterna, éste se asustó y se volvió al cuarto. Luego lo encontraron desnudo, según ha relatado la acusada. «Jamás en mi vida tuve llaves de la casa ni me quedé con su dinero», ha reiterado.

El juicio continúa este miércoles con la testifical y pericial en un juicio, cuyo tribunal está presidido por el magistrado José Manuel de Paú l. Este caso será el último que enjuicie De Paúl, presidente de la Sección Cuarta de la Audiencia y que el próximo día 20 cesará en su cargo para ocupar su plaza en la Sala de Apelación del Tribunal Superior de Justicia de Andalucia.

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