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Virgen de Valme

Valme y Joaquín Romero Murube: 50 años del pregón que ofreció en Dos Hermanas

Aceptó el encargo de cantar las glorias de la imagen con mayor devoción de Dos Hermanas, un pueblo con el que el escritor mantenía vínculos afectivos y familiares

Todo lo que necesitas saber de la Romería de Valme 2019

Salida de la Virgen de Valme, Protectora de Dos Hermanas MJ López Olmedo

Julio Mayo

Un mes antes de morir inesperadamente Joaquín Romero Murube, pronunció el pregón de la Romería de Valme de Dos Hermanas, el 12 de octubre de 1969 , en el ya desaparecido Cine Español. Pero el escritor no fue allí a lucirse. En lugar de concebir la declamación de una exaltación mariana a base de recursos líricos, adoptó en su discurso un tono más bien propio de una charla, en cuyo comienzo advierte que apenas tiene voz para articularla.

Aunque el poeta venía ya colaborando desde hacía varios años con la revista «Romería de Valme» , en la que llegó a publicar varios poemas dedicados a la Virgen fernandina, no hizo uso de ninguno de ellos a lo largo del pregón. Centró su intervención en exponer varios argumentos de distinta índole (religiosos, históricos, sociales, culturales y políticos), relacionados con el arraigado fenómeno devocional de Dos Hermanas.

En las vísperas del pregón , Joaquín había mostrado cierta reticencia para darlo. Pero la habilidad de Salvador Arribas, director de la revista, al que Joaquín llegó a profesarle gran estima por su valía intelectual, y el empuje del entonces hermano mayor don Manuel Moreno, doblegaron la voluntad del escritor.

Con poco tiempo, aceptó el encargo de cantar las glorias de la imagen con mayor devoción de Dos Hermanas , un pueblo con el que el escritor mantenía vínculos afectivos y familiares, desde que nació en la vecina localidad de Los Palacios y Villafranca. Por tanto, Valme forma parte también de los primeros recuerdos de la vida de Romero Murube.

Sensibilidad por la tradición

Cuando Sevilla se caía a cachos en los años del desarrollismo, demolida por la picota contra la que tanto luchó desde la tribuna de este periódico, la juventud vivía embarcada en rebelión después de mayo del 68 . En aquellos días de reivindicaciones y crisis religiosa, Joaquín Romero Murube trataba de hacer comprender la compatibilidad del avance con el respeto a la tradición.

Por unas anotaciones manuscritas que la familia del escritor ha conservado del guión empleado sobre el escenario, sabemos que definió a la romería nazarena como la mayor demostración pública de religiosidad popular de Dos Hermanas. Supo mostrarla como la concentración humana más multitudinaria de las que se organizaban en aquella ciudad, con tanta tradición de huelgas jornaleras, que aglutinaba un tejido humano obrero e industrial tan denso con un pujante crecimiento demográfico y urbanístico.

Romero Murube defendió el valor del hecho religioso en los tiempos que corrían , subrayó la pervivencia de la piedad popular y la contribución que Valme había reportado a la construcción de la identidad local.

La patrona de Dos Hermanas es Santa Ana desde muy antiguo, y no la Virgen de Valme. Aunque esta es venerada por sus vecinos como su celestial Protectora

En una entrevista que concedió varios días antes del acto, declaró que la de Valme «es la romería sevillana por excelencia y razón histórica» . Esa tradición romera le venía a Dos Hermanas de varios siglos atrás, con anterioridad a la irrupción de la Romería de Valme a finales del siglo XIX, cuando los romeros peregrinaban a la de la Virgen de Consolación de Utrera, como una de las filiales más antiguas.

La llegada definitiva de la imagen de Valme a la parroquia de Santa María Magdalena se produce en 1869 , hace ahora 150 años, tras abandonar la ermita del cortijo de Cuartos. De hecho, la patrona de Dos Hermanas es Santa Ana desde muy antiguo, y no la Virgen de Valme. Aunque esta es venerada por sus vecinos como su celestial Protectora.

Uno de los principales activos patrimoniales que históricamente ha atesorado Dos Hermanas han sido sus haciendas de olivar y cortijos , cuyos propietarios, ganado de labranza, medios de transporte, aperos agrícolas y personal de trabajo van a pasar a protagonizar el contenido y la forma de su cortejo romero.

Don Joaquín lo catalogó, estéticamente, como una maravillosa obra de arte , en el que cohabitaban elementos peregrinos de una rica diversidad. Destacó cómo es convertida en romera la Reina del Cielo, al hacerla caminante por entre los campos; también la capacidad de transformar en altar a una carreta tirada por bueyes, como trono para un rinconcito de la gloria.

Sobre los excelentes caballos de Dos Hermanas dijo que los montaban hábiles jinetes, emulando a los «centauros de la marisma», quienes con suma elegancia llevaban, a la grupa, a las muchachas. Comparándola con la Virgen María, el pregonero muestra a la mujer nazarena como ejemplo de virtud y de belleza.

Joaquín Romero Murube ABC

En los años del franquismo, las romerías eran de los pocos actos autorizados en los que se permitía el encuentro y convivencia de tanta gente en el campo . Romero Murube deja claro en su pregón que tiene superada la visión folclórica que en aquel momento se tenía de las romerías, en el que tanto despegó, por ejemplo, la del Rocío.

Valoró, además, que este tipo de práctica religiosa gozara de una convocatoria tan numerosa de vecinos, en contraste con la pobre asistencia a misa de fieles católicos. No dejaban de causarle sorpresa a don Joaquín los nuevos hábitos de los sacerdotes , introducidos a raíz de la reforma litúrgica instaurada por el Concilio Vaticano II.

Váleme Señora

Se detuvo a encuadrar los distintos nombres de la Virgen María (Aurora, Fuensanta, Granada, Paloma, etc.), en varios grupos, entre los que no incluyó a Valme por considerar su título como un compendio de todos las demás. Para explicar el significado de Valme llegó a decir que, pronunciar su nombre, es casi un acto de fe, y un resumen teológico de todas las posibilidades de María , como corredentora y mediadora del género humano. Toda esta profunda reflexión que hizo sobre el nombre de la Virgen de Valme tuvieron la suerte los nazarenos que la realizara en Dos Hermanas, en un tiempo de cambios, a muy pocos días de su marcha definitiva.

Explicó que el nacimiento de esta devoción mariana tiene su origen en un rey, y además santo: Fernando III . Con ello, nos quiere hacer ver que esta institución religiosa de Dos Hermanas ha sido avalada, desde sus orígenes, por la visita de diferentes miembros de la corona.

Otorga a Valme un papel fundamental, de gran peso histórico, vinculándola a la reconquista cristiana de la ciudad de Sevilla, al tiempo que la asocia a la monarquía española. De este modo, confirma así la teoría del origen divino de los reyes. Pese a la dictadura imperante, Romero Murube no dudó en revelar su corazón monárquico, durante el pregón .

Además de la realeza, habló del pueblo llano, del que resaltó los grandes conocimientos que tenían de sus oficios los artesanos y campesinos. En su opinión, los hombres del campo estaban en contacto permanente con el misterio de la creación (tierra, luz, cielo, lluvia y el horizonte). El embelesamiento está motivado por el origen rural del escritor, criado en el ambiente agrícola y ganadero de los campos de Los Palacios, Utrera y Dos Hermanas .

Las celebraciones religiosas del pueblo no solo eran un acto de fe, sino verdaderas manifestaciones de cultura popular

En la mentalidad de aquellos años, se temía que la modernidad terminase con la personalidad cultural de España. Por esta razón, quienes se sensibilizaron con la defensa de la tradición, como es el caso de Joaquín, entendieron que las celebraciones religiosas del pueblo no solo eran un acto de fe, sino verdaderas manifestaciones de cultura popular que habían de ser conservadas para las nuevas generaciones. Eran días en los que corrían peligro muchas de las costumbres ancestrales de nuestros municipios.

Como buen conocedor de los elementos patrimoniales, Joaquín Romero Murube también veía en Valme la riqueza etnográfica y antropológica que representaba una celebración tan emblemática. Valme para Joaquín Romero Murube es refugio, esperanza, caridad, misericordia, certidumbre de que María velará por nosotros a la hora de la muerte y llevará nuestras almas a la vida eterna. Dijo que decir su nombre era «la oración más rápida, más intensa y más breve que puedan pronunciar los labios humanos».

«Por eso, Reina divina –escribió en 1967– / paz para mi angustia dame. / A ti te imploro, la eterna/ Rosa Nazarena, ¡Valme!»

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