Estudiantes sevillanos llegan a la tumba de Tutankamón
Una expedición del colegio Nuestra Señora del Carmen de Torre de la Reina (Guillena) ha estado una semana visitando Egipto como premio a un proyecto educativo
La Casa Real, Rafa Nadal y varios ministros felicitan a los alumnos de un colegio de Torre de la Reina

El momento más emocionante del viaje de un grupo de niños sevillanos al país de los faraones fue cuando el pasado jueves llegaron al Museo Egipcio de Antigüedades en El Cairo. Una delegación de autoridades egipcias y representantes de la Embajada Española ... les daba la bienvenida. Es la etapa final de un viaje que comenzó a principios de julio con un crucero por el Nilo y un recorrido por los monumentos más importantes del antiguo Egipto.
El grupo de niños del colegio de Torre de la Reina llevaba la 'bandera viajera', la misma que en los últimos meses ha recorrido los principales museos nacionales e internacionales. Uno de los momentos más emocionantes fue cuando Aarón, Massimo, Miriam, Rafael, Rocío y Paula recitaron una adaptación del himno de Andalucía con referencias a Tutankamón.
El viaje comenzó el 2 de julio, día en el que la expedición llegó a Lúxor para visitar el templo más importante de la ciudad, consagrado al dios Amón-Ra, que está conectado con otro, el de Karnak, por medio de una avenida con 650 esfinges (estatuas mitad carnero mitad león) a lo largo de casi 3 kilómetros. Allí los pequeños escucharon por primera vez ensimismados el último rezo del día del muecín entre columnas, jeroglíficos y estatuas de las dinastías de XVIII y XIX egipcias; es decir, 1550 años a. C.
Una de las etapas más importantes del viaje fue el momento en que la expedición llegó a la tumba de Tutankamón en el Valle de Los Reyes, donde pudieron conocer la momia del famoso faraón y su sarcófago. Es la única que está en el valle donde han aparecido 63 tumbas, las últimas en los años 2005, 2010 y 2011.
Lo que más le gustó a los escolares sevillanos fue saber que un niño egipcio, aguador en el equipo de trabajo del arqueólogo Howard Carter, descubrió el primer escalón que bajaba a la tumba del faraón cuando apoyó el cántaro en el suelo.
Mas de 40 grados
Aguantando temperaturas de más de 40 grados, la expedición recorrió cuatro de estas tumbas para aprender que los faraones egipcios consideraban la vida del más allá la verdaderamente importante, tal como les explicó el guía Mohamed Eldahesh, cuyo acompañamiento ha sido uno de los privilegios de este viaje, premio a un proyecto educativo desarrollado en el CEIP Nuestra Señora del Carmen de Torre de la Reina.
Los seis niños torreños han podido 'tocar la historia' y conocer cómo se elaboraban las pinturas de las tumbas, algunas con más de 4.000 años. «Molían rocas y con el polvo, clara de huevo, agua caliente y miel, hacían los colores», explica el guía. O han sabido que los antiguos egipcios cobraban sus largas jornadas de trabajo en trigo y cebada y, durante los días libres, los empleaban en la construcción de sus propias tumbas.
La expedición visitó ese día tres tumbas más, entre la que se encuentra la más profunda, al final de un túnel de 175 metros. Es la del faraón Merenptah que reinó durante diez años en la dinastía XIX de Egipto. Los faraones consideraban la vida del más allá la verdadera y preparaban su tumba durante su reinado. Eligieron el Valle de los Reyes por considerar que estaba alejado de los ladrones, pero no cumplieron su objetivo porque durante siglos han sido expoliados importantes tesoros del patrimonio de este país. Prueba de ello es la historia del templo de Hatshepsut, en el mismo valle, que fue encontrado después de que a unos pastores se le cayera una cabra en un pozo. Al rescatarla, no supieron de la importancia de su hallazgo pero se llevaron el oro para venderlo, una de las historias que contó el guía.
16 horas al sol
El crucero continuó bajando hacia el sur más de 90 kilómetros con destino a Asuán, ciudad en la que se padece un calor extremo debido a sus 16 horas de sol diarias. El programa incluía la visita a los templos de las ciudades en las que el barco iba atracando. Los niños disfrutaron especialmente del viaje en calesa por las calles de Edfu.
Allí pudieron también comprobar el ajetreo diario de una ciudad de casi 50.000 habitantes que guarda uno de los templos mejor conservados de Egipto. Para el tráfico en esta ciudad y en el resto de las visitadas, siempre es hora punta, y hay que ser un verdadero Fernando Alonso para salir sin incidentes circulando por estas calles, como decían los cocheros egipcios ante el miedo que se dibujaba en la cara de los turistas.
La llegada a Asuán, mitad del recorrido de la expedición, incluía dos días amarrados a puerto. Tiempo empleado para conocer la presa del río Nilo, junto al lago Nasser, una de las edificaciones más importantes para los egipcios. Tanto es así que está vigilada por el Ejército y en ella un monumento recuerda la relación de amistad que los une con Rusia, país que financió su segunda reconstrucción en 1970.
En esta ciudad, de más de un millón y medio de habitantes, debido al extremo calor, la vida comienza a partir de las ocho de la tarde. El turismo es una importante fuente de ingresos para un país en el que el sueldo medio de un funcionario apenas alcanza los 150 euros. Razón por la que la mayoría tiene que recurrir al pluriempleo para poder mantener a su familia.
En Asuán se encuentran las canteras del obelisco inacabado, una mole de granito rojo de más de 43 metros y 1.500 toneladas. Fue de esta cantera de donde salió la mayor parte de los 21 obeliscos que se conservan, ocho de ellos repartidos por ciudades como Nueva York, Londres, Roma (hay cuatro, uno de ellos es el más alto de los existentes con 37 metros) y París.
Frente a su ubicación hay un cementerio donde la vida sobre la avenida que lo cruza se confunde con la muerte recogida en tumbas de piedra en un espacio desordenado y sin aparente planificación. En El Cairo existe otro camposanto formado por viviendas en las que conviven muertos y vivos en habitaciones diferentes.
La expedición sevillana conoció en Asuán el jardín botánico y el poblado Nubio, en el que los escolares pudieron fotografiarse con un cocodrilo pequeño y tatuarse con henna. El viaje hasta estos lugares en barcazas fue una experiencia, sobre todo cuando vieron bañarse en el río a otros niños que se acercaban para cantarles un popurrí de estribillos de canciones españolas.
La última pero no menos importante etapa del viaje ha sido las visitas a El Cairo desde Asuán. Además del recibimiento en el Museo Egipcio de Antigüedades, la expedición sevillana ha llegado hasta los pies de las pirámides de Giza, donde han comprobado que los sueños se hacen realidad. «Esta es la foto que faltaba», decía Herminio Rodríguez.
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