Un mural de 600 metros cuadrados y más de 400 colores da la bienvenida en la UPO

Como indica el pintor «se trata de un mural de forma libre en el que he intervenido muros, techos y pilares, todo el conjunto integrado y, a mi estilo, he querido reflejar, por un lado los términos que definen a la universidad y, por otro, la vida de Pablo de Olavide, que le da nombre al centro». «Además, y dado que el público que lo va a contemplar mayoritariamente es joven, he pretendido introducir elementos de cultura pop para acercarme a ellos», matiza.

Las influencias de corrientes artísticas como la abstracción, el neoexpresionismo o el surrealismo, que caracterizan la obra del autor, se hacen patentes además de otras claves del arte urbano, pop y hasta del cómic.

Rafa López ha empleado pintura plástica y en spray para esta obra de gran formato, la mayor que ha realizado en su trayectoria profesional y la mayor pictórica que se encuentra en Dos Hermanas. Los colores que se pueden apreciar son muchos, más de 400 indica y además afirma que «me gusta una paleta de color ilimitada, con el predominio de colores saturados y en algunos espacios, fondo negro. En la parte de entrada hay colores primarios como el cian y en la parte de entrada al Metro, había mucha vegetación y he querido integrar la obra así que no hay objetos reconocibles y sobresalen los verdes».

En lo que se refiere a los elementos que se pueden contemplar en la pintura explica que «no los he contado pero más de cien seguro. Me he inspirado en lo que significa el mundo universitario – formación, investigación, cultura, deportes, …- y los he mezclado con aspectos del campus que me han llamado la atención como la torre, pistas deportivas, una laguna,… Aparte, la vida de Pablo de Olavide, vista a mi manera».

Respecto a las dificultades que ha encontrado señala que «no era una pared lisa sino que había diferentes elementos y he tenido que estar con la grúa móvil y escalera. En ese sentido, ha sido un poco complicado y además, el calor de todo julio, que ha sido el tiempo en el que he trabajado, hacía que se secara muy pronto la pintura y no ha sido un buen aliado, tampoco».

El artista pretende que el mural sea interactivo y que cada uno que pase se deje atrapar por lo que se contempla. En este sentido, cuenta que «no hay un elemento que destaque sobre otro sino que debe ser el espectador y quien consuma la obra el que diga cuál es el que más resalta».

Una vez concluida la obra, López declara que «estoy satisfecho pero tiene que pasar un tiempo para volver y pararme a analizar tranquilamente el resultado de la obra. Seguro que lo veré más reposado y será más gratificante».

Rafa López cuenta con dos murales más en Dos Hermanas, uno, en el colegio Antonio Gala, que se ve desde el exterior, y otro, en el CEIP La Motilla.