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CASTILBLANCO DE LOS ARROYOS

Así luce el tesoro recuperado del retablo barroco del Divino Salvador de Castilblanco

La saya de la Virgen del Rosario que lo preside fue donada por Rocío Jurado y se confeccionó con el traje de luces que Ortega Cano lució en Cartagena de Indias cuando sufrió una gravísima cornada

Una restauradora trabajando en una de las piezas del retablo del Rosario J.C.R.

JUAN CARLOS ROMERO

La parroquia del Divino Salvador de Castilblanco de los Arroyos ha recuperado una joya del patrimonio sacro muestra del barroco sevillano del siglo XVIII en la provincia de Sevilla: el retablo del Rosario. La intervención sobre este conjunto artístico modelado por el maestro retablista Pablo Guisado entre los años 1729 y 1730 ha sido posible gracias a la implicación y a los donativos de la comunidad parroquial y se ha llevado a cabo en los dos últimos años en los talleres del restaurador Jorge Anillo en Alcalá del Río .

La parroquia celebró en mayo con tres días de cultos en honor a la Virgen del Rosario la culminación del proceso de recuperación de su retablo, un proyecto que han impulsado y desarrollado los tres últimos párrocos de la localidad: Pablo Casas, Pablo Sánchez y Pablo Colón.

Situado en la nave derecha del templo parroquial de Castilblanco , se trata de un retablo hermano al de la Virgen de los Dolores en su Soledad, que se localiza justo en frente, y del que sí hay documentación, lo que ha permitido al restaurador Jorge Anillo, encargado devolverle el esplendor, determinar que el conjunto de estilo barroco nació de la gubia de Pablo Guisado en la primera mitad del siglo XVIII.

La intervención no ha estado exenta de hallazgos significativos . En la primera fase cuando los profesionales procedieron al desmontaje del retablo para su traslado al taller, se percataron de la aparición, bajo el banco que sustenta al conjunto artístico, de la primitiva solería del templo. Y es que en los archivos documentales no consta que se hubieran llevado a cabo intervenciones anteriores que en otros tiempos hicieran preciso su desmontaje o su traslado desde el lugar en el que fue concebido e instalado en la parroquia.

Una saya especial

La Virgen del Rosario ocupa el camarín central. Se trata de una talla anónima del siglo XVIII que llegó a contar con hermandad propia y Rosario Público hasta el siglo XIX, y que está ligada a la artista Rocío Jurado. En el ajuar de esta virgen castilblanqueña destaca una saya dorada de color rojo confeccionada con el traje de luces que el diestro José Ortega Cano portaba cuando en enero de 1995 sufrió una grave cornada en Cartagena de Indias (Colombia). La desaparecida artista chipionera mandó hacer la saya con el traje de luces y la donó a esta imagen, del mismo nombre que su madre, en los años noventa como exvoto por la recuperación del torero.

En los laterales del retablo rosariero se integran sendas tallas de San José , a la derecha, y San Francisco de Asís , a la izquierda. Tras una cornisa incurvada en su parte central se levanta el ático con forma de arco de medio punto donde se presenta un pequeño nicho flanqueado por dos relieves de santos mártires dominicos, y en el centro soportado por dos ángeles se representa a Dios Padre.

El informe técnico precisa que la obra había perdido sus características físicas como consecuencia de filtraciones de agua por el mal estado del techo, así como de amputaciones, repintes y redorados . El especialista observó también la afección del insecto xilófago y el efecto que los elementos metálicos que ensamblaban unas partes con otras habían provocado sobre la madera, que presentaba «un alto grado de oxidación».

El restaurador ha consolidado la estructura del retablo con la inyección de resinas sintéticas y colas orgánicas sobre la madera para solventar los problemas del conjunto, que también presentaba riesgo de desprendimientos por el precario sistema de fijación al muro que han sido solucionados con un nuevo sistema de sujeción.

Atendiendo a los criterios de reversibilidad, Anillo ha fijado el estrato pictórico y reintegrado las lagunas y capas perdidas en esta muestra del barroco sevillano , que tampoco conservaba ya la lámina de dorado.

La sensibilidad de la comunidad parroquial con el patrimonio que ha llegado a nuestros días se ha traducido en la recuperación en años anteriores de otros retablos como el de La Soledad en los años noventa, el de San Benito en el santuario a doce kilómetros de Castilblanco , o el de la Vera Cruz , también de Pablo Guisado , de 1730.

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