La saca del corcho busca relevo generacional

El corcho es un tejido vegetal que recubre el exterior de troncos y ramas de algunos árboles, principalmente, del alcornoqu e. Esta «corteza» está compuesta de células muertas y presenta unas características únicas en impermeabilidad y elasticidad, por lo que es un bien preciado en industrias. El corcho tarda unos nueve años en formarse y adquirir una calidad óptima para la saca sin dañar el árbol. Es decir, que cada alcornoque solo pasa por la saca de corcho cada nueve años.

Esta tarea que se lleva desarrollando en las sierras y dehesas durante siglos ha variado poco a lo largo de su historia en su ejecución. Se trata de un oficio casi artesanal en el que solo valen el hacha y los conocimientos de los sacadores. Extraer la «piel» del alcornoque con la mayor delicadeza posible y dejando las mínimas marcas es el objetivo. Primero por la salud de estos árboles centenarios y segundo, por la misma calidad del corcho en el mercado. Sin embargo, la despoblación de las zonas rurales y la estacionalidad pronunciada de la saca de corcho están provocando ya dificultades a la hora de encontrar a personal experto.

Jesús Aguilar , Ingeniero de Montes y Técnico de ASAJA-Sevilla , reconoce que este conflicto se ha tratado en varias jornadas de la organización. Considera que la formación de gente joven por parte de las instituciones sería la clave para intentar frenar esta pérdida de conocimiento generacional. La formación en la saca de corcho es difícil de plantear porque, por lógica, los propietarios no se prestarían a dejar sus alcornoques «para aprender» . Una solución, según Aguilar, podría ser «que hubiera una formación de saca de corcho en montes públicos».

Recientemente, se ha creado en Andalucía la Asociación de Corcheros y Arrieros (ACOAN) para poner en común problemas y posibles soluciones en el sector del corcho. Entre otros asuntos están afrontando la reforestación de dehesas y sierras que se están viendo amenazadas por la seca que pone en peligro la permanencia de alcornoques y encinas centenarios. Para este objetivo están actuando con zonas arrancando el compromiso de administraciones como la propia Junta de Andalucía.

Manuel Rodríguez , vocal de ACOAN en Constantina, considera que las zonas de sierre deberían contar con más protección de las instituciones públicas. A su juicio «no es justo dar las mismas subvenciones a la sierra que a la vega». Para él, que cuenta 67 años y sigue en activo en trabajos forestales, es primordial luchar contra la estacionalidad tan acusada que ahora presentan las tareas agrícolas en la zona. «Si los propietarios no tuvieran que pagar tantos impuestos se les podría obligar a que mantuvieran su monte limpio generando nuevos jornales», asegurando que así es como se lucharía contra la despoblación.

Cabe destacar la figura del arriero también en serio peligro de extinción. El arriero es la persona que se encarga de, con la ayuda de mulos, transportar el corcho que se saca en las zonas de más complicados accesos. Los expertos aseveran que el trato del corcho con animales produce menor daño en las planchas de corcho y en el propio entorno natural. Sin embargo, estos arrieros mantienen a los animales para su empleo una vez al año.

La Sierra Morena de Sevilla es una de las comarcas que más corcho de calidad aporta al mercado. Solo la localidad de Constantina produce una media de 70.000 quintales al año . Tanto es así que esta localidad contó en antaño con un molino y una fábrica de corcho. Actualmente, la totalidad de esta materia se exporta a Portugal donde se manufactura, en su mayoría, para tapones de botellas de vino.

El corcho es una de las materias primas más preciada de la dehesa siendo revulsivo histórico de la economía rural en la que aún quedan manos expertas. El precio del corcho y la producción exactos no se conoce hasta bien entrada la campaña y depende de cada contrato en particular. El presente de este sector busca unión y soluciones para escapar de la despoblación y la falta de relevo generacional con el fin de que el rajado del corcho al amanecer siga marcando los principios de los veranos en sierras y dehesas.