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DEPORTES

«El lobo de Utrera», un boxeador que marcó una época

Javier Campanario es uno de los pocos boxeadores que consiguió ganar en seis ocasiones el Campeonato de España

Javier Campanario se dedica actualmente a la promoción de eventos boxísticos A. F.

ALBERTO FLORES

Ha recorrido el mundo de un extremo a otro, participando en combates que le podían haber dado importantes títulos internacionales, pero al utrerano Javier Campanario nunca se le olvidará aquel momento en el que cuando solo tenía 14 años le pusieron en sus manos un talón por valor de 120.000 pesetas, descubriendo que su talento le podía permitir vivir profesionalmente del boxeo.

Los técnicos habían visto en él cualidades para llegar a lo más alto , por ello siendo todavía un niño hizo la maleta y se fue a Madrid convocado por la selección española de boxeo.

Comenzaba entonces una carrera meteórica que le iba a llevar a ser con solo 18 años el boxeador más joven en convertirse en campeón de España profesional, un honor que hasta ese momento ostentaba el mítico deportista español Poli Díaz .

Campanario se sintió desde muy pequeño atraído por el mundo del ring, entrenando con una serie de boxeadores de Utrera que eran muy conocidos en la década de los setenta, como Tanio, Esteban, Mocho, Marín, Tadeo o Topillo . Apenas había medios, y una decena de boxeadores entrenaban en un pequeño cuarto hacinados, donde según el utrerano «estaba la cuna y la esencia del boxeo utrerano».

Desde ese pequeño cuarto en la barriada utrerana de El Muro, Javier pasó en muy pocos años a participar en combates con algunos de los mejores boxeadores del mundo, consiguiendo a lo largo de su carrera nada más y nada menos que seis campeonatos de España en categoría profesional, ocho en «amateur», subcampeón de Europa, del mundo y ostentar el número 1 de Europa durante un año entero.

Echando la vista atrás, Campanario tiene claro cuál fue su principal problema , y es que con la perspectiva que dan los años, el «Lobo de Utrera», explica que «mi mayor derrota en el mundo del boxeo fue tener dinero tan rápido, no saber gastarlo convenientemente y no tener a nadie cerca para que me aconsejara en determinados momentos de mi carrera».

1997 es una fecha clave en la carrera profesional del utrerano, ya que fue el año en el que luchó por dos importantes títulos internacionales: por un lado el campeonato del mundo del WBC del peso gallo y el campeonato de Europa. Para luchar por el cetro mundial, Campanario se desplazó a Tailandia, donde el calor y la extrema humedad propia del país asiático, fueron condiciones que le impidieron derrotar a su rival.

Tras este combate le detectaron un coágulo en la cabeza , por lo que necesitó una operación quirúrgica, un hecho que en cierta manera desencadenó su retirada cuando solo tenía 30 años de edad. «En aquel momento ya tenía a mi mujer y a mis hijos, por lo que pensé que era el instante para retirarme».

Fue el promotor Jaime Ugarte quien bautizó a Campanario como «El Lobo de Utrera» , ya que desde el comienzo de su carrera como profesional fue un boxeador que se caracterizó por ser capaz de cazar muy pronto a sus presas. De los 32 combates en los que participó como profesional, Campanario ganó 24 de ellos por K.O ., algo poco común en una categoría como la suya, el peso gallo.

En la actualidad el utrerano es promotor de eventos centrados en el mundo del boxeo y a pesar de que no se siente reconocido en su localidad natal, tiene el sueño de poner en marcha una escuela municipal de boxeo, donde los jóvenes deportistas puedan adquirir la formación necesaria para llegar incluso más lejos de donde él fue capaz de llegar.

« No se ayuda al boxeo en Utrera , solo hay que ver la cloaca en la que estamos entrenando, algo incomprensible si tienes en cuenta el gran nivel de muchos boxeadores que han salido de aquí. Son instalaciones muy cutres», explica Campanario con respecto al Club Boxeo de Utrera.

A Campanario nadie le regaló absolutamente nada para llegar a donde llegó y conseguir títulos equiparables solo a boxeadores de la talla de Pedro Carrasco o Castillejo , ya que cuando todavía era un niño entrenaba de lunes a sábado desde las ocho de la mañana a las nueve de la noche.

Un hombre que aunque muchos paisanos no lo sepan estuvo a punto de escalar a la cima del mundo de este deporte, que respira boxeo por los cuatro costados y que asegura que «gracias al boxeo he tenido la oportunidad de viajar por todo el mundo y conocer a gente increíble».

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