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PATRIMONIO

Un monasterio del siglo XVI y una fábrica de jabones; a la venta en internet por 5,5 millones de euros

En el lote está a la venta el monasterio, la fábrica de jabones y un naranjal de 10.000 metros cuadrados, todo ello Utrera, junto a Consolación

El conjunto industrial que se encuentra en Utrerajunto al monasterio de Consolación A.F.

Alberto Flores

Uno de los lugares más emblemáticos de Utrera, el monasterio de Consolación que se levantó en el siglo XVI y que fue habitado por los frailes mínimos, se vende a través de internet, en la web de la empresa Lançois Doval, especializada en inmuebles singulares y de lujo. En 2017 el precio de este trozo de historia de Utrera era de 5,5 millones de euros , en un lote que además incluye un inmueble que puede pasar desapercibido en primera instancia, pero que también es una muestra importante de otra parte fundamental de la historia contemporánea de Utrera.

Se trata de la actualmente abandonada fábrica de jabones de Luis de Miñón «Nuestra Señora de Consolación», que cuenta con una preciosa fachada adornada con azulejos y una chimenea que se ve desde la lejanía, y que se encuentra junto al claustro del monasterio. Así, por 5,5 millones de euros es posible quedarse con un monasterio del siglo XVI -prácticamente el unico claustro conventual que queda en pie en Utrera-, una histórica fábrica de jabones de comienzos del siglo XX y un naranjal de 10.000 metros de superficie.

A finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX, Utrera estaba dejando de ser un enclave eminentemente rural, y poco a poco se iba sumando al carro de la industrialización, principalmente gracias a la llegada del ferrocarril en 1860, que cambió para siempre a la localidad y la conectó con el exterior, por lo que comenzaron a llegar factorías industriales a diferentes enclaves de la ciudad. El historiador local Andrés Otero lo explica de una manera muy clara en su libro «Utrera en el siglo XIX», cuando asegura que eran tiempos en los que en la ciudad «había cinco fabricantes de jabón, 22 molinos de aceite, 13 coches de caballos, 22 carretas, 5 abogados, 6 cirujanos, 3 boticarios, 33 tabernas y 4 confiterías».

Se trata de un conjunto de interesantes edificios ideal para un complejo de carácter turístico

En la segunda mitad del siglo XIX, numerosos enclaves de la zona de expansión de la ciudad se llenan de factorías y silos , como por ejemplo «La Utrerana» o «La Fontanilla». Por su parte, una de las personalidades más importantes para el desarrollo de la Utrera moderna, como fue Enrique de la Cuadra, también trató de convertirse en una referencia industrial del sur de España con la apertura de una fábrica de producción de aceite. A todos ellos hay que añadir la fábrica harinera de José Becquer y las fábricas de vino y aguardiente de José Gómez Pico y Diego de Sedas.

Tras cientos de años en los que la ciudad encontraba su principal riqueza en el campo, con la producción de aceite y cereales, el panorama urbano de Utrera cambiaba a marchas forzadas, creciendo en población y dejando de ser una ciudad eminentemente de carácter rural. Las calles de Utrera cambiaron muy rápido, hasta el punto de que incluso los edificios de carácter industrial llegaron hasta un lugar tan emblemático como la zona de Consolación, donde en los últimos cinco siglos no ha faltado el trasiego de peregrinos que llegan hasta el santuario para saludar a la patrona de Utrera.

En la década de los años 20 del pasado siglo XX, hace aproximadamente cien años, se levantaban los edificios que en la actualidad dan vida a lo que se conoce como el conjunto fabril del santuario de Consolación, donde Luis de Miñón y Garma -un banquero establecido en la localidad-, impulsaba la construcción de una fábrica de jabón y otras extracciones de aceite de orujo, que se trató de una de las primeras fábricas de su especie en todo el territorio nacional. Una instalación que funcionó hasta aproximadamente los años cincuenta, cuando poco a poco se fue abandonando hasta llegar a la situación actual.

En el conjunto industrial de Consolación se han rodado escenas de la segunda temporada de «La Peste»

La fachada de esta fábrica -decorada con unos inconfundibles azulejos-, se ha convertido desde entonces en una imagen muy querida para los utreranos, ya que en definitiva estamos ante uno de los retazos de la perspectiva industrial de Utrera, que nació con el siglo XX y que poco a poco fue entrando en quiebra a partir de la mitad de siglo, donde uno a uno estos complejos industriales fueron cerrando sus puertas. Por su singularidad, este complejo fabril cuenta en la actualidad con el grado de protección D que otorga el plan especial para la protección del conjunto histórico, que lo denomina como «uno de los pocos ejemplos existentes en Utrera de arquitectura industrial». Su singularidad le ha valido incluso para convertirse en uno de los escenarios donde se han grabado diferentes escenas que aparecen en la segunda temporada de la exitosa serie «La Peste», donde el conjunto fabril ha sido convertido en una calle de la Sevilla del siglo XVII.

Según la empresa que está encargada de la gestión de la venta, «nos encontramos frente a un complejo arquitectónico que merece como pocos la etiqueta de único como marco incomparable para cualquier iniciativa de inversión turística». Un pedazo de historia imprescindible para conocer la identidad de Utrera, a la venta en una web en la que si uno tiene una cuenta bancaria saneada, puede comprar una casa señorial en la avenida de la Constitución de Sevilla y todo tipo de espectaculares propiedades.

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