Čičić (des)concertante
El compositor aúna en esta obra una gran diversidad de planteamientos

Temporada 2022-23. Concierto nº 3. Programa: 'Todos igual de fuertes'. Obras de Boccherini, Giornovich, Brunetti y Pleyel. Intérpretes: Orquesta Barroca de Sevilla. Dirección y violín: Bojan Čičić. Lugar: Teatro Turina. Fecha: 19/02/2023.***
Todo empezó bien, extraordinariamente bien. ... En un programa que diríamos que relacionado con España, tanto por la presencia del cada vez más admirado Boccherini, como por Brunetti y la 'Sinfonía' en Re mayor de Pleyel, al tratarse de una versión que procede del archivo catedralicio de Córdoba. Todo, menos el olvidable 'Concierto' apodado 'de Londres' del croata Ivan Mane Jarnovic, que italianizó su nombre como Giovanni Giornovich.
Bojan Čičić es un violinista y director que se encuentra al frente nada menos que de la icónica Academy of Ancient Music, orquesta de referencia desde los inicios de la llamada música antigua, y que fundó, lideró y encumbró Christopher Hogwood. Cómo ha llegado Čičić a sustituirlo es un misterio: pero sí entendemos que 'a priori' la orquesta se fijase en él, por la supuesta calidad de su cargo y porque sería una muesca más para la OBS en el escalafón de grandes directores que han pasado por la orquesta.
Y lo cierto es que hizo un Boccherini pasmoso (curiosamente, Hogwood había grabado esta sinfonía -junto con otras dos más del mismo autor- con su AAM). El compositor aúna en esta obra una gran diversidad de planteamientos, desde un movimiento inicial de sonata (se basa en una anterior para violín y teclado), un ligero aire de gavota para el segundo, la idea cíclica de repetir el 'Andante' del comienzo como puente para introducir la 'Chacona' final, verdaderamente tremenda, teatral, dramática y 'que representa el infierno'. Es decir, había enorme cantidad de elementos, diseños, novedades, reinterpretaciones y sobre todo, la fuerza expresiva de Don Juan; y todos y cada uno los expresó como director el músico croata. Hubo mucha atención a los chelos, y mostró numerosas gradaciones de intensidad con ellos, con los vientos, así como juegos tímbricos y dinámicos con toda la orquesta: era un minucioso trabajo con una plantilla grande -para la OBS-, con la que se consiguió una interpretación para recordar.
Pero tras la tormenta (el último movimiento parece anticiparse al 'Sturm und Drang') llegó el tsunami. Porque quiso vendernos los productos caseros, los que desde su posición privilegiada quisiera sacar de los archivos, aprovechando además el único momento en que se puso como solista al frente a la orquesta. ¿Han sentido alguna vez esa inquietud de oír un instrumento en el que parece que algo no está en su sitio, que desafina? Pero no podía ser: es el líder de la AAM. ¿Que no? Nunca hemos escuchado nada igual en un músico profesional. Uno detrás de otro. Y no sólo eso: si en el anterior concierto nos quejábamos de los chirridos del violín solista, este los encadenaba en pasajes enteros. Desde el principio evidenció un sonido escuálido, enflaquecido y, como Linares, como si al arco le faltase resina. Pero aún podía empeorar: el fraseo era el simple resultado de dar las notas, que iba escupiendo según salían de la manera que fuera, sin una idea de conjunto. Y eso a las notas a las que llegaba, porque otras se quedaron en la partitura, ya que a veces no las terminaba de dar por falta de tiempo, el tiempo que eligió él. ¿Y qué tal el concierto de Londres? Pues que se merece un solista así.
La orquesta ya incluyó (y dio título incluso) la 'Sinfonía No. 33 en Do m. con violonchelo solo', sobrenombrada 'El Maniático' en un CD. Juega con un pequeño motivo insignificante, 'maniático' por lo repetitivo, que deber dar el chelo. Reducir el talento de Mercedes Ruiz a esto parece un desperdicio, por mucho que estos juegos gustasen al futuro Carlos IV, pero su chelo nunca sobra. La cosa es que tras el fiasco de Čičić empezamos a fijarnos en cosas que no iban bien, como una incesante turbidez, lejos de la limpieza prístina a la que nos tiene nuestra orquesta, y que podía deberse a que el director hubiera puesto todo su empeño en la obra de entrada y se hubiera relajado en las demás. Pero también estaba el hecho -no incompatible con lo anterior- que había en la orquesta muchas caras nuevas o que nos frecuentan poco en los atriles, y que tanto en esta obra como la que cerraba, la 'Sinfonía' en Re mayor de Pleyel, iban aflorando, según las texturas orquestales sacaban las secciones en solitario; y empezamos a notar de dónde venía parte de ese cierto emborronamiento de conjunto tan inusual en la orquesta. Cada habitual de la OBS estuvo cerca de alguno de estos compañeros, y más tarde o más temprano se quedaron a solas o muy concentrados con ellos, y pudieron advertir cuanto decimos.
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