música
Camille Thomas: «Tocar un violonchelo Stradivarius es una lección de humildad»
La chelista franco-belga Camille Thomas debuta este jueves y el viernes con la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla
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La chelista franco-belga Camille Thomas debuta con la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla, los días 7 y 8 de diciembre, como solista invitada en un programa titulado 'La belle époque', en el que tocará el famoso 'Concierto para violonchelo y orquesta ... en re menor' de Édouard Lalo. La intérprete es mundialmente conocida porque tiene millones de seguidores a través de las redes sociales y se hizo viral durante la pandemia al interpretar piezas en los tejados de París. Además, toca un Stradivarius 'Feuermann' 1730, cedido por la Nippon Music Foundation.
—¿Qué le parece debutar en Sevilla con la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla?
—Para mí es un gran honor debutar aquí en Sevilla con la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla. Es una ciudad que adoro y que descubrí de pequeña porque viajé con mis padre en unas vacaciones. Nunca olvidaré lo que significó para mí. Por eso es un sueño volver y poder tocar aquí en un concierto. He sido invitada a tocar con una gran orquesta y unos grandes músicos. Además, estaré junto a un gran maestro y amigo, Marc Soustrot.
—Hablando de Marc Soustrot, ¿qué piensa de este maestro?
—Creo que Marc Soustrot es uno de los directores de orquesta más prominentes en la actualidad. Hemos tocado juntos en otras ocasiones y siempre disfruto con él desde el punto de vista musical porque el maestro conoce todas mis necesidades e intenciones como solista. Es como tocar música de cámara con orquesta porque él me facilita todo. Él siempre me facilita el diálogo con los músicos y es un ser humano fantástico y una persona increíble. No hemos tocado juntos desde el Covid, por eso será un placer volver a reencontrarme con el maestro en los escenarios después de esta larga pausa.
—Será un programa atractivo dedicado a la Belle Époque con el incentivo del 'Concierto para violonchelo' de Lalo. ¿Qué me puede decir sobre de esta obra?
—El 'Concierto para violonchelo' de Lalo es una obra muy conocida e interpretada. Es una obra maestra y es fantástico poderla tocar en Sevilla. Es una pieza muy especial para mí porque su premier fue en París a cargo del violonchelista belga Adolphe Fischer. Yo nací en París, pero mis padres son belgas, por lo que este concierto influye en mi ADN. Es una composición con un espíritu completamente español. Hay mucho orgullo en ella, nostalgia, melancolía, calor, sensualidad y danza. Además, el último movimiento es como si fuera un incendio. Cuando toco el concierto siempre pienso en Sevilla y en Andalucía, y también en esas imágenes rojas de España. Es una pieza increíble y estoy feliz de tocarla.
«No creo que la música pueda resolver conflictos, pero puede educar a la belleza»
Camille Thomas
Violonchelista
—Con la prestigiosa discográfica Deutsche Grammophon, usted publicó el disco 'Voice of Hope'. En ese trabajo se incluía el concierto para chelo y orquesta 'Never give up', que denunciaba los ataques terroristas en París y Estambul. Esa música tiene ahora mucho sentido viendo la terrible situación de Oriente Medio, ¿no es así?
—Sí, ciertamente. Ese concierto surgió después de los ataques terroristas en la sala Bataclan de París y en Estambul. Estábamos en shock. Ahora vivimos unos tiempos terribles en Oriente Medio tras el ataque terrorista en Israel. El compositor, Fazil Say, me comentó que para él fue una catarsis escribir esta música después de tanto dolor. Fue un modo de superar ese trauma. Ahí expresó su miedo por la muerte de personas inocentes. Cuando interpreté la obra vi que era como una pintura que explicaba el conflicto entre religiones y civilizaciones. En el segundo movimiento, las percusiones suenan como un Kalashnikov y el violonchelo se asemeja a un alma humana llorando. El último movimiento se llama 'Esperanza' y es como una pintura de nuevo con sonidos de la naturaleza. Con la música se puede curar el alma sin necesidad de palabras.
—¿Es posible usar la música para unir a los pueblos y para intentar mitigar este tipo de conflictos?
—Para mí la música puede ser una embajadora de la paz y de la idea de que el ser humano, que puede oír y cantar la belleza, no cometerá más atrocidades como el terrorismo. No creo que la música pueda resolver conflictos, pero puede educar a la belleza. El arte puede ser fuerte para evitar los conflictos. Me gusta tocar para todo el mundo porque en la música no hay lenguajes y puede ser entendida por gente de cualquier cultura y religión.
—¿Qué me puede decir de 'The Chopin Project', la obra más ambiciosa en la que se ha implicado?
—Sí, es el disco más ambicioso en el que he participado por muchas razones. Son tres discos. 230 minutos de música y once invitados. Es uno de los álbumes de los que estoy más orgullosa. Espero haber tocado el alma de la gente. En 2019 recibí el Stradivarius 'Feuerman'. Descubrí que ese instrumento lo tocó August Franchomme, uno de los mejores amigos de Chopin. Este último le dedicó su 'Sonata para violonchelo', y ese fue el punto de partida del disco, ya que Franchomme transcribió muchas obras de Chopin para violonchelo y piano, para cuatro violonchelos o para este instrumento solo. A Chopin le encantaba el chelo y el disco fue un buen homenaje a esta amistad que tuvieron los dos músicos.
—¿Cómo se siente al tocar un Stradivarius 'Feuermann' de 1730?
—Toco ese violonchelo desde hace cuatro años. Es una de las cosas más maravillosas que han pasado en mi vida y me cambió como violonchelista y ser humano. Este instrumento está lleno de posibilidades y de belleza. Siento que el violonchelo es el rey y yo soy como su sirviente. Mi deseo es hacer sonidos tan bellos como puedo para ser tan buena como ese violonchelo. Es una lección de humildad tener esta pieza de eternidad entre tus manos.
—Sus videos sobre tejados de edificios y en museos vacíos de París se hicieron virales en la pandemia. ¿Qué recuerda de esta experiencia?
—Fue un tiempo duro para todos y la gente sintió esa soledad y sufrimiento. Mi propósito es tocar para la gente y me hallé en casa sin poder salir ni hacer conciertos. Pensé que podía tocar para la gente. Me subí al tejado de mi apartamento y pensé en compartir los videos, que se hicieron virales. Era una violonchelista cerca del cielo. Después pensé que necesitaba buscar significados en la vida para curar las almas de las personas. Por eso llamé a los museos de París para tocar en su interior y para transmitir algo de bienestar a esas almas que sufrían.
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