crítica de música
El canto de la juventud
Gran éxito en la presentación del 'Proyecto Luna', en el que han participado un millar de escolares
Un millar de niños protagonizan el Proyecto LUNA, en colaboración con la Sinfónica de Sevilla y el Teatro de la Maestranza

'Jóvenes audiencias'
- Programa: 'Canta un cuento'. 'Momo'.
- Música: Francisco Cuadrado.
- Libreto, narrador y canto: Germán Castro.
- Intérpretes: Patricia Berbel y María Pérez, voces. Coros 'Proyecto Luna'.
- Director musical: Rafael Cañete.
- Lugar: Teatro de la Maestranza.
- Fecha: 07/05/2023.
Nuevamente escribimos sobre jóvenes vinculados a la música, esta vez desde el 'Proyecto Luna', una idea de nuestro querido y admirado Pedro Vázquez, a quien deseamos una pronta recuperación para que vuelva con nosotros. Hemos recordado cada vez que hablamos de los ... chavales la importancia que tiene la música en vivo, la oportunidad de presentarse ante un público y de hacer música juntos. El 'Proyecto Luna' tiene algo más que lo distingue de otras propuestas similares, ya que no parte necesariamente de músicos, sino de aquellos niños o muchachos con interés por hacer música, y cuyos estudios se limitan a los que les enseñan en sus centros escolares, pero tienen tanto buena disposición como aptitudes para la música. Porque una cosa es asistir a un concierto y otra formar parte activa del mismo, haciendo música con jóvenes de otros centros desconocidos para ellos, unidos únicamente por la música. Para los alumnos de los Conservatorios también es un acicate, al presentar obras de amplio calado, muy espectaculares, que exceden las audiciones escolásticas a las que están acostumbrados. Y todos son premiados haciendo música en el Teatro de la Maestranza, que permite todos los recursos posibles, tanto de iluminación, magnífica acústica y un espacio común de altura, donde han actuado grandísimas figuras de todas las artes.
Luego está el que la música está compuesta como un traje a medida, es decir, exprofeso, teniendo en cuenta una duración determinada, una dificultad superable para todos los concurrentes y un atractivo que no suponga un rechazo inicial por parte de los jóvenes. De las patas del banco hay una que nos ha parecido poco -o nada- adecuada este año, ya que se ha partido de un supuesto cuento de Michael Ende, titulado 'Momo', y aún más descarnada en la adaptación para el proyecto de Castro, al privarla en buena parte de la 'Fantasía', quedando así como una soflama política pura y dura, que parte de un autor considerado por muchos de corte marxista, incluso antisistema, y de cuyo libro se ha escrito que es «una metáfora brillante y a la vez terrible sobre la era del capitalismo financiero sometido por el parasitismo de las clases dominantes a costa del trabajo de la inmensa mayoría de trabajadores, una era en la que ya no hay tiempo para los valores importantes en los que reside la felicidad, y en la que sólo queda tiempo para trabajar en busca de falsos objetivos de éxito para seguir la ola que eleva a una minoría asquerosamente rica». Ya me dirán dónde queda el 'cuento'. De hecho, la escena de la manifestación incluía pancartas, niños 'alborotados' y una música 'in crescendo', sobre ritmos y melodías que se pueden oír en cualquier protesta, resultando de una agresividad impropia.
Como decíamos, la música ha de conquistar a los chavales de cualquier cualificación sonora, y sentimos que desde el principio hubo una conexión mediante progresiones de acordes familiares a los jóvenes, aunque provenientes de una orquesta, que es la novedad. También acentos animados y melodías pegadizas animan a coro y orquesta y, por ende, al público. Se suele presentar el espectáculo compuesto por dos funciones y en ellas se da cabida a un coro distinto en cada una de distintos centros educativos para dar la oportunidad al doble de alumnos, aunque se procura que encontremos desde niños verdaderamente pequeños (posiblemente a partir de los 7 años) hasta otros mayores, para cubrir todo el espectro vocal. Lo que no sabemos es si la composición de ambos agrupaciones combina los centros de forma aleatoria o suelen estar formados por los mismos centros cada año, cantando unos la función la primera y los otros la segunda y al año siguiente al revés. Lo decimos porque habiendo visto tanto el año pasado como este la segunda función nos ha parecido que la de este año los chavales no respondían con la exactitud del pasado. Nada importante, pero la organización debe cuidar el nivel de implicación de los centros para buscar los mejores resultados. Por ejemplo, en el animado número 'Gigi Cicerone' deben acompasarse con palmas y la verdad es que casi lo lograron sólo al final. Uno de los números acaso más complejos fue 'Beppo Barrendero', donde tras un meditativo y magnífico solo de saxo, coro y orquesta inician una melodía de ritmo complicado (notas a tiempo y contratiempo seguidas) y que lo resolvieron con decisión, lo que denotó un gran trabajo de los profes. La presentación de los 'hombres grises' venía introducida por la percusión a modo de tictac de un reloj -el tiempo- y una pequeña célula lo monopolizaba todo, acaso demasiado rápida para una dicción siempre inteligible. Un metal amenazante (muy bien conseguido) inquietaba la escena de los 'niños abandonados' y volvían otra vez a las palmas, esta vez conseguidas bastante más rápidamente. Hacemos alusión a 'Casiopea', compuesto por un tema sostenido sobre la batería y un ritmo muy regular pero discontinuamente acentuado, dan vida a un número tan intenso que serviría de bis. De nuevo su rapidez puso en aprietos la dicción, sobre todo al principio. Agradable registro el de las dos voces solistas.
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Y aquí creemos que es importante señalar la labor ímproba del director, que intentó que esto non ocurriera señalando con antelación y énfasis las diferentes entradas, para que estas se dieran de manera segura. De igual forma, a veces entraron repetidamente antes y Cañete no hacía más que pararlos con la mano, aunque no hubo forma, hasta que les tocó entrar por fin. Lo extraño es que no ocurriera más veces, porque los compases de espera suelen ser la pesadilla de muchos músicos. También tuvo que mandarlos a callar en un par de ocasiones, que si bien está dentro de lo esperable, no fue el caso del año pasado. Pero todo, todo, con la mejor de las sonrisas del director, que trató en todo momento de tirar para adelante procurando evitar 'atascos' o difíciles incorporaciones.
Como hemos ido señalando, la orquesta respondió bastante bien a las indicaciones del director, lo que era realmente importante, porque de lo contrario hubieran dejado a los coros en una especie de limbo estelar. No entendimos bien por qué la mitad más aguda de la orquesta estaba amplificada y la otra no (excepto el contrabajo, que estaba solo): no lo habíamos visto nunca antes.
Y terminamos donde siempre, en destacar que el proyecto se imbrica en una cultura del trabajo, de implicación, que supone un esfuerzo e incluso un sacrificio para las familias; aunque viendo los resultados, no cabe duda de que se olvidan los fines de semana entregados a ensayos y otros requerimientos de esta experiencia. Y recordemos que durante una hora y cuarto los coros cantan sin partitura y de pie. Eso es aprovechar el tiempo y lo demás es cuento.
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