crítica de música
Flores del bien
Flor Galante sobresale en un concierto dedicado al barroco tardío en Espacio Turina
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Música Antigua en Turina
- Programa: Obras de Janitsch, Bach, Graun, Telemann, Pla, Graupner.
- Intérpretes: Flor Galante. Cornelia Fahrion (soprano), Lena Rademann (violín y viola), José Manuel Cuadrado (oboe), Martin Jantzen (viola da gamba) e Irene González Roldán (clave).
- Lugar: Teatro Turina.
- Fecha: 26/01/2024.
No sólo los músicos actuales procuran evitar los programas trillados recurriendo a compositores pocos conocidos y de calidad (a veces con poca o ninguna representación en el mercado discográfico, de momento), sino que gestionan un eje común que aúne autores y obras de ... aparente inconexión.
Era el caso de este programa, que concentraba músicos del barroco final, aunque algunas obras incluidas en el programa distaran 50 años unas de otras, por ser obras tempranas o tardías, o que incluso rozara el estilo galante o clasicista. Pero lo que hace diferente y enormemente interesante esta propuesta es recoger lo mejor de cada casa, de cada corte de los diversos principados alemanes de esta época y de la iglesia, por cierto, el único acceso gratuito para los mortales comunes, frente a la música profana, propia de círculos aristocráticos y/o burgueses.
Cinco músicos fueron los encargados de presentarnos esta poliédrica visión, en la que sobresalía desde el punto de vista interpretativo la cohesión y hermanamiento de sus miembros en las distintas combinaciones. Janitsch fue hijo de un comerciante, con una educación amplia, que finalmente entró al servicio del príncipe Federico II de Prusia y continuaría con él cuando ocupó finalmente el trono. Fue tanto músico como compositor, con un privilegio importante: dirigió los 'Conciertos de los viernes' en el castillo de Rheinsberg, a los que tendría acceso también la burguesía, toda una novedad en la época. Para la 'Sonata para oboe, viola, viola da gamba y continuo' en Do mayor CSWV Anh:4 nos sorprendieron por un sonido adusto, serio y enormemente atractivo, en el que sobresalía estos 'ayuntamientos' comentados sobre todo entre la viola y la viola da gamba, los que más fueron cambiando a lo largo del concierto. Rademann presentaba una viola que nos resultaba más grande de lo habitual, buscando un sonido limpio, descarnado por no decir seco, pero que impresionaba por su pureza ya desde el primer movimiento, 'Alla siciliana'; pronto se solapó la gamba, con resultados ciertamente sugestivos, no tardando en entrar el oboe, de sonido verdaderamente hermoso, redondeado, carnoso… En el tercer movimiento jugaban con ese recurso vivaldiano de crear disonancias a partir de intervalos 'encontrados' (como los de 2ª), que se resolvían sobre perfectas consonancias, y en el que brilló el oboe de Cuadrado.
Fueron cuidadosos con la puesta en escena, y así el clave fue verdaderamente 'continuo' al no dejar de sonar mientras cambiaban sus posiciones escénicas, afinaban o dejaban hueco para la aparición de la soprano. El aria 'Ich esse mit Freuden mein weniges Brot' de la cantata BWV 84 bachiana servía para presentarnos a la soprano, de voz discreta, cuyo sonido parecía quedarse mayoritariamente con ella, tal vez por una técnica en la que debería trabajar más la emisión. Tampoco su color y su expresión nos cautivó, y eso que tenía la pieza más conocida del programa y que ya habíamos oído en el pasado FeMÀS a la austriaca Miriam Feuersinger y con la OBS

La siguiente novedad fue el uso de una viola 'da gamba' tiple, un instrumento habitual en la corte, de manera que vino a sustituir a uno de los dos violines previstos en principio por Johann Gottlieb Graun, quien también trabajó para el príncipe Federico. La 'Sonata para violín, viola da gamba y bajo continuo' en Do menor GraunWV C:XV:79 nos resultó sumamente interesante, de un trazado exquisito; y el instrumento que, sinceramente, en principio nos pudo resultar incluido sólo por llamar la atención, consiguió atraernos por la perfección interpretativa de Jantzen sobre el pequeñísimo instrumento (más que el violín y, así, más agudo), pero que siempre sonó muy afinado, incluso en la zona exterior a los trastes, la más aguda por cierto, y donde los milímetros cuentan, y mucho, para una afinación perfecta. Aunque la obra es dialogada, el entrelazado con Rademann sobre todo en el 'Scherzo' volvió a resultar atractivo y brillante.
De Berlín pasamos a Hamburgo con Telemann y el 'Salmo 6' ('Ach Herr, strafe mich nicht in deinem Zorn'), primero de los llamados salmos penitenciales, cargado de expresividad por un texto ciertamente doloroso y desconsolado. Parece que Telemann le tenía bastante cariño, ya que, siendo muy joven, sus propios compañeros lo habían descubierto entre otras partituras durante su estancia en Leipzig y lo habían celebrado mucho. Nuevamente Fahrion perdió la oportunidad de firmar un momento intenso, por un registro delgado, sin cuerpo, cuando no destemplado.
Un inicio lento y breve rompió de pronto en el 'Allegro molto' de la 'Sonata para violín, oboe y bajo continuo' en Re menor DolP 3.2b de José Pla, con líneas bien trazadas y limpias, nuevamente dialogadas y con el violín y oboe como protagonistas, como era propio de una familia de oboístas catalanes; probablemente, la autoría de esta obra pudiera ser, como la mayoría de su catálogo, conjunta con su hermano Juan Bautista. Del Mediterráneo veneciano tan próximo pudieron tomar mucha luz y melodías cautivadoras. Nuestros invitados no desperdiciaron la ocasión.
Quien sí lo hizo por última vez fue la soprano en el aria 'Seufzt und weint, ihr matten Augen' de la cantata 'Ach Gott und Herr' GWV 1144/11 de Graupner, un nuevo canto de penitencia sobre textos de Johann Major. Sus primeros agudos del concierto, y de una altura cómoda, y creemos que los sintió como arduos y le quedaron poco ajustados. Es verdad que había momentos en que la voz corría bien, mostraba que posee una dicción clara y al timbre podía sacarle mucho color. Los que no tuvieron problemas fueron sus compañeros, donde Rademann volvió a la viola, y junto con la 'da gamba' y el oboe ofrecieron una parte instrumental de altura.
Como decíamos, la clavecinista nacida en Córdoba Irene González Roldán estuvo en todo. Premiada en dos ocasiones con sendas becas anuales concedidas por la Asociación de Amigos de la OBS y el FeMÀS y galardonada en el XXIII Internationaler Bach Wettbewerb de Leipzig, volvió a ofrecernos una actuación intensa, impecable, llena de matices y expresión, dando soporte 'continuo' a sus excelentes compañeros (que en 2021 ganaron el primer premio del Concurso Internacional Bach de Berlín). Felicidades.
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