crítica de música
La OBS, la JOBS y la retroalimentación
La Joven Orquesta Barroca de Sevilla demuestra su gran nivel con su habitual concierto de inicios de año
La Orquesta Barroca de Sevilla tocará en el Museo del Prado y hará una gira por Alemania y Austria
Qué hacer en Sevilla esta semana

Temporada 2023/24 de la OBS
- Programa: Obras de Alberti, Albinoni, Montanari, Caldara, Valentini y Corelli.
- Intérpretes: Jacobo Díaz (oboe). Joven Orquesta Barroca de Sevilla.
- Violín y Director: Miguel Romero.
- Lugar: Teatro Turina.
- Fecha: 14/01/2024.
En nuestra cita anual con la sección juvenil de la Orquesta Barroca de Sevilla no podemos obviar el ideal de difundir el trabajo de nuestros jóvenes, sobrepasando los límites del formato puramente escolástico para dar paso a quienes buscan la excelencia, es decir, ... el esfuerzo, el trabajo o la potenciación de las capacidades que ya de por sí tengan.
Pero esto no es un tentáculo más de ese 'pulpo' maravilloso que quiere ser la orquesta madre, sino que además supone la implicación de sus solistas, empezando por Valentín Sánchez, su director titular, y siguiendo por la participación de músicos habituales y más destacados dentro de la OBS, que van cambiando a tenor de las circunstancias (en este caso, la próxima participación de la orquesta en 'Alcina', una ópera de tres horas, que supone muchas horas de ensayo). Aun así, pudimos contar, además de con Valentín Sánchez en los segundos, con Mª Gracia Ramírez en las violas, José Manuel Ramírez en los chelos, Alejandro Casal en el clave y como concertino y director, Miguel Romero.
A su vez, esto se relaciona con la redirección en el proyecto barroco de dar protagonismo no sólo a los chavales, sino a los propios miembros destacados de la OBS (y ahí queda ese disco, primero de otros, titulado 'Con nuestras mejores galas', protagonizado por grandes músicos de la casa). Romero fue la gran 'revelación' del último recital ofrecido en Sevilla, con una versión memorable del 'Grosso Mogul' de Vivaldi. Este, en su breve intervención previa a esta actuación que comentamos, agradecía la oportunidad que se le daba y repetía una y otra vez lo que había disfrutado dirigiendo a los chavales. Se llama retroalimentación. Y vaya si se notó.
Una última reflexión: siempre nos ha sorprendido, y no nos cansamos de decirlo, que cuanto tocan no son versiones 'facilitadas' de obras barrocas, ni tampoco se eliminan partes difíciles o se ralentizan los 'tempi'. Pero además de tocar 'sin red', es que ya los programas suponen un atractivo en sí mismos: este ejemplificaba la actividad de tres grandes ciudades musicales italianas del barroco: Bolonia (Alberti, claramente, mientras Montanari y Corelli estuvieron vinculados a esta ciudad -e incluso el marqués de Argens sostenía que Montanari fue alumno de Corelli- si bien ambos terminaron en Roma, y aquí es seguro que el primero fue sucesor del segundo a las órdene del cardenal Pamphilj); de ahí que la capital italiana compartiese con Bolonia algunos de sus hijos predilectos. Y Venecia, luz y guía del barroco, representados aquí por Caldara y Albinoni.
El gran genio de Montanari
Pero aún más: la 'Sinfonia à 4' en Sol mayor de Giuseppe Matteo Alberti creemos que no se ha grabado nunca (dudamos si lo hizo la propia OBS); y por si fuera poco, el 'Concerto grosso' en La mayor IAM 1 de Montanari fue llevado al disco por primera vez en 2015, es decir, no hace ni nueve años que se dio a conocer la obra. En unas notas firmadas por el gran estudioso del barroco italiano Michael Talbot, hace un comentario que parece escrito para este concierto: «No cabe duda de que Montanari tiene una voz musical distintiva, reconocible pero no estrechamente romana. Es menos pulido que Corelli, menos fácil que Valentini y menos sistemático que Locatelli, pero quizá sea el más aventurero y polifacético de todos ellos, incluso a juzgar por la escasa producción conservada.» Y para los que pueden pensar que todos estos autores que llevan cogiendo polvo siglo en los archivos por algo será, Talbot es muy prudente sobre esta cuestión: «Siempre hay que ser un poco cauteloso a la hora de abogar por la admisión en el repertorio moderno de un compositor anteriormente ignorado. La música no mejora por el mero hecho de ser 'redescubierta'. Sin embargo, cuando Maunder puede escribir que los conciertos 6 y 7 de Montanari son 'obras particularmente originales que deberían ser clasificadas entre los mejores conciertos italianos de todo el periodo barroco' y que este compositor 'tiene una comprensión de la planificación tonal de largo alcance, que normalmente sólo se asocia con compositores posteriores como Haydn' es para tenerlo en cuenta». Y aún termina con la cita de Hirshberg y McVeigh que llegan a afirmar que «los conciertos de Montanari se encuentran entre los logros más impresionantes del repertorio italiano». Perdonen la extensión, pero esto es lo que nos traen estos jovenzuelos, acaso sin ser conscientes del todo del gran tesoro que nos ofrecen.

Claro que el colmo es que esta primicia en directo (¿acaso primera vez en España?) no se la quedara para sí el director, sino que se la cediera al joven primer violín Eduardo Cornago. Porque, aunque aparezca titulado como 'Concerto grosso' (en la citada grabación no aparece el término 'grosso', o sea, que debe contar con dos o más solistas) en realidad el único protagonista es el violín, que Cornago aprovechó para ofrecernos una vez más una ejecución limpia, equilibrada, con magnífico sonido y propia de un adulto con mucha musicalidad y temple.
Antes Romero había protagonizado otra obra poco frecuentada. Es cierto que Albinoni es conocido por los aficionados por una obra que no era suya, como suele recordar Valentín Sánchez cuando se incluye su nombre en los programas. Sin embargo, este veneciano tocaba y componía por placer, no sólo por proceder de una familia pudiente, sino por el éxito que le reportaban sus obras, especialmente sus óperas. Sin embargo, este concierto en 'Concierto para violín en Re mayor T.Co 3' no es el famoso op. 9 nº 7, en la misma tonalidad. Este cuesta encontrarlo. Romero volvió a estar extraordinario, no sólo como solista, actividad donde de nuevo reinó la musicalidad, el talento, la técnica asombrosa, sino que además pudo dirigir a los jóvenes con gran entusiasmo. Pero entre tanto riesgo, probó suerte afinando su maravilloso violín (que ya nos asombró en noviembre) con una afinación 'moderna' (440 Hz), pero manteniendo las cuerdas de tripa, de una tensión mucho menor (415 Hz). Esa 'vuelta de tuerca' de más, ese aumento de tirantez para unas cuerdas naturales dieron como resultado un sonido muy tenso, más parecido al de las habituales cuerdas metálicas de los violines modernos, pero muy en el límite (hablamos de la cuerda 'prima', la más aguda).
En la 'Sinfonia nº 6' en Sol menor IAC 194 de Antonio Caldara, autor querido por la OBS, consiguió un 'Lento' inicial de una delicadeza y una comunión de la cuerda asombrosas, que repitió en el breve 'Adagio' posterior, en el que alternó la sedosidad de toda la cuerda con un ritmo apuntillado anhelante.
Montanari, Mossi y Valentini actuaron con Corelli en el estreno del oratorio 'La Resurrezione' de Haendel en Roma el 8 de abril de 1708. Justamente Valentini y Corelli cerraban este programa. El primero con el 'Concierto para oboe y violín' en Re mayor IGV 8, en el que contábamos con otro colaborador habitual de la (J)OBS: el oboísta Jacobo Díaz, extraordinario como siempre, de sonido claro, sereno y que supo resolver con excelente técnica respiratoria y esa naturaleza tranquila que posee los larguísimos fraseos a los que la partitura lo somete. La verdad es que no es una obra al uso: la cuerda interviene en el 'Andante' inicial con una escala descendente al unísono, primero todos, luego sólo los violines, el clave… hasta que entra el oboe ya bastante avanzado el movimiento. En cambio, del 'Allegro' que sigue podía esperarse algo 'a solo' en el violín; sin embargo, antes oímos a los violines lanzarse en coloridas y animadas texturas propias de un solista -capitaneados por Romero- quien asumió finalmente una pequeña parte solista en la sección central del movimiento, basado fundamentalmente en arpegios verdaderamente endiablados. Todavía oboe, violín y orquesta ofrecerían un trabajo conjunto en el -este sí- famosísimo 'Adagio' del 'Concierto para oboe' en Re menor Op.9 nº 2 de Albinoni que sirvió como propina.
Sin duda, la figura medular del barroco es Arcangello Corelli. Sus 'concerti grossi' deberían figurar a modo de comodín en cualquier configuración de programa que se haga, y más si se trata de jóvenes barrocos, porque con su no muy amplia obra consiguió influir en todos los estratos musicales de la época. En este caso el elegido fue 'Concerto grosso Op. 6 nº 2' en Fa mayor. Usarlo como broche para tan bien urdido programa, a más de interesante y variado, es casi una obligación. No son fáciles, pero qué brío imprimieron jóvenes y director. Y como este sí era 'grosso' pudimos admirar la participación de tres chavales como solistas: el primer violín Pablo Sánchez, la segunda violín Claudia Calderón y la violonchelista Irene Hernández. Ni que decir tiene que destacó en ellos la claridad, la musicalidad y el entusiasmo que pusieron, y cómo Romero logró sobresalir la riqueza textural de los movimientos extremos y dio muestra nuevamente de la precisión y calidez homofónica de la cuerda en el movimiento central. No podemos olvidar el trabajo ímprobo de Alejandro Casal, porque es otro lujo contar con un clavecinista de su talla implicado en una orquesta de jóvenes. De todas maneras, sabemos que lo disfruta y que su esfuerzo revierte en mejores músicos, más público y prestigio para una orquesta que forma parte de nuestras vidas.
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