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crítica de música clásica

El violista Álvaro Castelló aupado por la Orquesta Bética

Un momento del concierto de la Orquesta Bética de Cámara con el violista Álvaro Castelló ABC

CARLOS TARÍN

Sevilla

La cita con la Bética de Cámara sabemos que cuenta con un público fiel, entre el que está el del Conservatorio, tanto de alumnos como profesores, lo que sin duda es una buena noticia y un índice de su calidad. En esta ocasión el programa nos traía dos sinfonías de Haydn, una -la 88- como anticipación a la estancia del compositor en Londres, seguro que buscando expectativas a su futura visita y consecuentes composiciones, y otra -la 96- como la primera de este periodo que se ha denominado de las 'Sinfonía Londres'. Alternando con ellas dos obras muy distintas de un autor poco programado en nuestra ciudad, Bela Bartok, algo incomprensible, a tenor siquiera de las dos obras presentadas.

Los resultados fueron dispares, aunque se impusieron los muy positivos. La Bética de Thomas está compuesta por voluntades, por esfuerzos, por ganas de sacar adelante una orquesta muy nuestra -la que fundó Falla- otorgándole un rango cualitativo de excelencia, acaso como no habíamos conocido. Esas voluntades salen del tiempo disponible de los distintos componentes, profesores de conservatorio, de instituto, de otras orquestas… Seguramente que es por eso por lo que en la 'Sinfonía nº 88' en Sol mayor Hob. I:88 primó más la voluntad que los resultados. Sobre una indudable fuerza motriz, entusiasmo incluso, sobrevoló una conjunción que luego se vio que no era su límite, más que nada porque las texturas no estaban del todo definidas, los instrumentos no rendían todavía lo suficiente y la obra se quedaba en una honrada lectura. Entre todos ellos, nos llamó la atención el trabajo del solista de flauta Luis Orden, con unas intervenciones verdaderamente delicadas, perfectamente articuladas y de un color exquisito.

El 'Concierto para viola y orquesta' Sz 120 de Bartok nos trajo la presencia del joven Álvaro Castelló sobre una obra difícil, de ejecutar y de escuchar en el repertorio habitual de la OBC, y que encumbró al violista sevillano, no sólo por superar con creces sus dificultades técnicas, sino por el entendimiento de cada detalle de la obra. La obra llegaba en un momento de la vida de Bartok por fin gozoso en lo profesional, ya que en su huida desde su Rumanía natal hasta Nueva York sus obras no habían conseguido el reconocimiento esperado hasta 1943, cuando los encargos de grandes solistas se multiplicaron. Este se debió al interés del gran violista William Primrose en que le compusiera un concierto, pero que Bartok no pudo terminar por una pertinaz leucemia, siendo su amigo Tibor Serly quien lo haría. Thomas ha participado a su manera de esta finalización, sobre todo en la reducción de la orquesta a los músicos de que dispone. El músico británico conoce bien esa época y sabe que una reducción camerística sólo aumentaría la intensidad expresiva de la obra: recordemos, a fuer de ser repetitivos, que él y su Cuarteto Brodsky nos ofrecieron la integral de los cuartetos de Shostakovich, consiguiendo desde entonces entrar por la puerta grande en la memoria musical de los hitos de esta ciudad.

Desde el inicio, Castelló nos dejaba ver su sintonía con la obra. La exposición de los temas parecía querer alcanzar todos los registros de un instrumento que en principio Bartok no conocía a fondo (de hecho, le pidió a su editor la partitura de 'Harold en Italia' de Berlioz, aunque lo que lo convenció del todo fue escuchar por la radio el 'Concierto de viola' de sir William Walton. Como decimos, la obra es tan difícil que Bartok pensaba que algunos pasajes no se podrían tocar: notas agudas casi como las de un violín, graves ya casi rozando el ámbito del chelo, pero sobre todo, los mil y un matices que contenían tanto un sustrato de la música magiar afín al compositor como sus angustias, su dolor -físico incluso, a veces por las fiebres- con ráfagas de ese colorido -melódico, rítmico- que subyace en su música (bien lo dejó ver en ese virtuosismo 'cíngaro' del 'Allegro vivace').

Tal vez esto también lo subrayó Castelló en los graves que realzaban el color de la madera del estupendo instrumento, a veces esos agudos serenos y limpios de determinados enunciados, cuando no concentrados y recogidos, como en el 'Adagio religioso', de sonoridades tan consonantes que no parecen de Bartok. Dobles cuerdas 'rotas', dolorosas, a veces también en forma de escalas; imposibles armónicos, intervalos desmesurados… como si quisiera ser un compendio de las sonoridades del instrumento que finalmente sí que conoció a fondo (y eso que murió antes de poder reunirse con Primrose para hablar precisamente de estas 'imposibilidades', entre otros aspectos). ¿Qué pasa con la viola en Sevilla? Hace poco loábamos la emocionante interpretación de Amalia Bosch con la JOBS (por cierto, en primera fila); ahora nos llegaba Castelló con esta obra de tales contrastes expresivos, con ese virtuosismo que volvía a la vida al moribundo Bartok.

Sin descanso, la orquesta volvía a llenarse de músicos (sobre todo de las maderas) y con ella llegaba la mejor OBC: una soberbia versión de la 'Sinfonía nº 96' en Re mayor Hob. I/96. La transparencia de las texturas, el protagonismo focalizado de las distintas secciones o el trabajo destacado de los solistas parecía traernos otra orquesta. Unos primeros violines absolutamente conjuntados, con las certeras intervenciones de la concertino Lara Sansón o el oboe de José Daniel Guillén, sobre todo en el 'Trio' del 'Menuetto'; pero también nuevamente las flautas, clarinetes, fagotes, trompetas, trompas, cuerda y percusión. Los juegos melódicos y tímbricos se iban sucediendo gracias a las manos -que no batuta- del maestro Thomas. El remate fueron la danzas rumanas bartokianas contundentes, exóticas (encantadora 'Pê-loc'), rítmicas, coloristas, con toda la orquesta entregada.

'Música de cámara en Turina'. Temporada Orquesta Bética de Cámara 2023-24. Programa: Obras de Haydn y Bartok. Intérpretes: Álvaro Castelló (viola). Orquesta Bética de Cámara. Director: Michael Thomas. Lugar: Teatro Turina. Fecha: 19/01/2024.****

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