Una ruta por el legado de la Expo 92: la llama que no se apaga
Se cumplen 31 años del fin de la Exposición Universal de 1992 y aún se pueden ver sus huellas en la capital hispalense
Visitas guiadas a la Expo de Sevilla: fecha, precio y cómo inscribirse

«Recuerdo ese año con mucho cariño. Todo el mundo estaba muy ilusionado. Yo por aquel entonces trabajaba por las mañanas, estudiaba para las oposiciones por la tarde y, cuando terminaba, me iba corriendo a visitar algún pabellón nuevo. Me saqué el pase de seis ... meses, y prácticamente todos los días daba un paseo por allí». Al igual que Marisa, un gran número de personas aún se llenan de nostalgia al escuchar «Expo 92».
El V Centenario del 'Encuentro de Dos Mundos' se conmemoró con la Exposición Universal de 1992, celebrada en Sevilla. El acontecimiento transformó por completo una ciudad que había sido históricamente puerta y puerto de América. Hoy, 12 de octubre, hace exactamente 31 años, Sevilla despedía uno de los eventos más importantes que la ciudad había acogido hasta la fecha, el mismo que consiguió situarla en el centro del mundo durante seis meses.
La Isla de la Cartuja, una zona que había sido monasterio, fábrica y descampado, se transformó por completo durante la década de los noventa para convertirse en el escenario que reunió la sede de los países de todo el mundo. La construcción de pabellones, junto con las obras hidráulicas para eliminar el 'Tapón de Chapina', dieron a la zona y los alrededores un giro de 180º hacia la modernidad urbanística.
Un enclave mágico

Aunque Curro, la mascota, ya no pasea por allí, el espíritu de la Expo 92 aún vaga por las calles de La Cartuja. Más de la mitad de los edificios originales han desaparecido, pero todavía se mantienen en pie algunos pabellones emblemáticos: alrededor de 30 de los más de 100 que había.
En su lucha constante por mantener el legado de la muestra de 1992, la Asociación Legado Expo Sevilla ha conseguido que la Junta de Andalucía etiquete como 'Bien de Interés Cultural' (BIC) a los diferentes edificios con el objetivo de que se conserven. «Esto lo empezamos en 2008, cuando el Pabellón de Hungría estuvo amenazado de ser destruido. Fue incluso antes de que consolidáramos la asociación. Insistimos a la Junta y conseguimos que declarara BIC al edificio para poder mantenerlo», explica Ángel Aramburu, vicepresidente de Legado Expo. «Después de unos años de tranquilidad, en 2020 derribaron el Pabellón de las Naciones Unidas, que no estaba protegido, a pesar de lo bonito que era. A raíz de esto protestamos y logramos proteger el resto de edificios, calles y jardines. Esa es nuestra labor desde la asociación», añade.
Según afirma el vicepresidente de la entidad, la construcción más interesante que se hizo para la exhibición «es el que precisamente nunca se pudo visitar, el Pabellón de los Descubrimientos, que se incendió dos meses antes de la Expo. Fue una grandísima tragedia, pero su valor fue más simbólico que histórico». No obstante, «se compensó con que el resto de la exposición fue muy atractiva».
No todos los edificios eran interesantes en sí. «Algunos tenían una presencia llamativa, como los países asiáticos, árabes o Rusia, pero eran más significativos en conjunto que los pabellones en sí», asegura Aramburu. Las construcciones mencionadas pasaron a ser historia hace años, al igual que los pabellones autonómicos -excepto el de Andalucía, actual sede central de RTVA-, que se demolieron para destinar el espacio a algunas atracciones de Isla Mágica, inaugurada en 1997.
El parque temático se levantó aprovechando las ruinas de la Expo, como el Pabellón de España, donde algunas zonas fueron transformadas en salas de cine 4D, una de las atracciones más entretenidas. Esto también ocurre con el Lago de España, que aunque una parte fue soterrada, en la restante se siguen ofreciendo espectáculos y proyecciones en el agua, al igual que se hacía en 1992.
Otro de los restos mejor conservados de la exhibición es el Pabellón de la Navegación, que mantiene su función expositiva. Por su parte, el de Kuwait, obra de Calatrava, se conserva exactamente igual, aunque ahora es propiedad de la Agencia de Medio Ambiente y Agua de la Junta de Andalucía. La institución pública posee otros edificios como el Pabellón del Futuro -convertido en el Archivo General de Andalucía-, el de Nueva Zelanda -caracterizado por su pared rocosa, sede del Instituto de Estadística y Cartografía de Andalucía (IECA)- o el Monasterio de Santa María de las Cuevas - sede del Centro Andaluz de Arte Contemporáneo (CAAC) y de la Universidad Internacional de Andalucía (UNIA)-.
La Junta no es la única institución andaluza que ha adaptado un edificio de la Expo a su actividad productiva: la antigua Plaza de América, que albergaba 16 países, se ha convertido en la Escuela Técnica Superior de Ingeniería (ETSI) de la Universidad de Sevilla, mientras que el Pabellón de Marruecos pertenece a la Fundación Tres Culturas.
El Pabellón de Hungría, el de México o la Esfera Bioclimática, símbolo de la exhibición, son otras construcciones de la Expo bien conservadas. Sin embargo, no solo existían edificios dedicados a países, «algunos pertenecían a empresas o patrocinadores», aclara Ángel, «como es el caso de Cruzcampo, el de la ONCE o el Edificio Siemens.
Algunas curiosidades
-U20838221576UyQ-624x350@abc.jpeg)
La Exposición Universal de 1992 fue única en muchos sentidos. A pesar de no ser la primera que se celebraba, reunió al mayor número de participantes: 30 países europeos, 33 americanos, 21 asiáticos, 20 africanos, 8 de oceanía, 17 comunidades autónomas españolas, 23 organismos internacionales y 6 empresas. Tal fue el éxito, que se registraron cerca de 42 millones de visitas durante esta 'Era de los descubrimientos'.
Una de las curiosidades más llamativas es que todos los días había un 'Día de Honor', ya fuera la efeméride de un país o de una empresa participante. Este homenaje se celebraba en la Plaza del Palenque con actuaciones y espectáculos representativos del protagonista o relacionado con él. El único día que no se celebró fue el de Argelia, el 4 de julio, que fue pospuesto al 13 de septiembre debido al asesinato de su presidente, Mohamed Budiaf.
Por otro lado, esta Exposición Universal fue el último acto al que asistieron ciertos países como Yugoslavia -tras la guerra de los Balcanes desapareció como país- o Checoslovaquia -que da lugar a Eslovaquia y República Checa pocos meses después-. Esto mismo ocurre con la Comunidad Económica Europea, cuyo pabellón «es uno de los más llamativos», según Marisa, y que ahora es la sede del Parque Científico y Tecnológico Cartuja (PTC Cartuja).
En la actualidad, el territorio de la Expo se ha convertido en el Parque Científico y Tecnológico Cartuja. Esta zona está gestionada por la sociedad Cartuja 93 que, tras la Exposición Universal de 1992, decidió sacarle partido al espacio. Este hecho ha provocado que la mayoría de los edificios que quedan, como los pabellones de Italia o Francia, han sido adaptados y reacondicionados para las diferentes empresas que tienen allí sus oficinas.
Gracias a asociaciones como Legado Expo Sevilla, es posible viajar en el tiempo a 1992. De hecho, con motivo del aniversario, han organizado una visita guiada para el próximo sábado, donde el público podrá conocer el legado de la Exposición Universal en profundidad, entrando en zonas que, por lo general, están restringidas al público. Esta cita, apta para todos los públicos, permitirá que los jóvenes conozcan una parte destacada de la historia de la ciudad, y hará que aquellos que conocieron el acontecimiento de primera mano revivan y recuerden bonitos momentos. Incluso puede que vuelvan a sentir cómo alguna mariposa revolotea en el estómago mientras recorren las huellas dejadas por lo que un día fue la gran Expo 92.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete