Magüi Mira: «Hay mujeres hoy en día que el único arma que tienen es el sexo»
La actriz, dramaturga y directora valenciana encarna a la Molly Bloom del Ulises de Joyce este domingo en el marco del feSt
El feSt llega con cuatro estrenos absolutos a las salas teatrales sevillanas

La laureada actriz, dramaturga y directora Magüi Mira (1944) vuelve a representar a la Molly Bloom del 'Ulises' de Joyce en 2023, más de cuatro décadas después de que «encarnara» por primera vez a este personaje. «Sin filtro y sin mordaza». En un monólogo ... convertido en un arma de libertad de las mujeres del siglo XXI. Se trata de una adaptación del último capítulo del centenario 'Ulises'. 24.000 palabras, sin puntos ni comas. Mira, junto a Marta Torres, han condensado en algo más de 7.000 palabras esta «gran genialidad, totalmente libre y transgresora de Joyce». Este domingo, y con entradas agotadas, 'Molly Bloom' / Magüi Mira se suben al escenario de La Fundación en el marco del Festival de Artes Escénicas de Sevilla feSt. Y el lunes, en el mismo lugar (17.45 horas), habrá una nueva función con coloquio posterior en el marco del ciclo 'No solo musas' II Encuentro de Mujeres en las Artes Escénicas de Diputación. Por la mañana (12.30) estará en la facultad de Filología para protagonizar la actividad 'Hablemos de teatro'.
-¿Qué Molly Bloom vamos a encontrar en este 2023?
-Molly Bloom es la mujer. Para mí no existe el tiempo, no existe la edad, es la mujer. Cuando yo la hice por primera vez, hace 43 años, salíamos de una dictadura. Yo he cambiado mucho, el país también y entonces, lógicamente, esas palabras geniales que escribió Joyce son diferentes. Hay personas que creen que ese personaje existió y no es así. Es cierto que está inspirado en Nora, la mujer de Joyce, pero es ficción, aunque esa línea que separa la ficción de la realidad sea muy borrosa. A la Molly de ahora la veo con mucha más conciencia de hembra, de mujer, con mucho más conocimiento de qué en situación estamos las mujeres. También con mucho más humor y dureza. Hace 40 años surfeaba por el texto, no me daba cuenta de la profundidad del texto de Ulises. Lo que estamos contemplando en esta obra es la imaginación absoluta, es lo que nos alimenta el deseo, lo que nos hace sentir vivos, a esa imaginación no se le puede poner puertas. El cerebro no para nunca de generar pensamiento, no tenemos una caja negra. Hay algo profundo, íntimo, único, que nunca vamos a transmitir ni a compartir. En esa profundidad del pensamiento libre está Molly, la mujer.
-Molly es un espíritu libre que necesita ser amado.
-Ella acepta, que no es lo mismo que resignarse. Acepta pero no para convertirse en un sujeto pasivo, sino activo. Ella no cree en la guerra de sexos. Este texto que escribió Joyce diría que es prefeminismo. Ese deseo de ser amada, de poderse comunicar esos deseos insatisfechos... Hoy día siguen palpitando esos deseos en el cuerpo, en el corazón, en las tripas, de las mujeres porque todavía no hemos llegados a esa igualdad que ansiamos. A los seres humanos que estamos compartiendo el planeta tierra ahora mismo nos ha tocado vivir un momento convulso, conflictivo, que es el momento en el que aparecen los grandes cambios. Este momento es una oportunidad para avanzar pero hay que tener cuidado para no retroceder. Ella reclama todo el tiempo acceder al conocimiento, no entiende por qué no puede trabajar, no puede cantar. ¿Por qué? Porque se casó. Para mí todos estos deseos siguen latiendo hoy día. Deseos profesionales, sociales, y no hablemos del sexo.
-¿No se ha alcanzado la verdadera libertad sexual?
-Todavía las mujeres seguimos fingiendo orgasmos para retener a un macho. ¿Por qué? Porque dependemos de un macho, porque queremos un hombre, ¿por qué? Porque seguimos asumiendo todavía la estructura patriarcal. Lo dice Molly en su monólogo: 'Quiere hacer de mí una puta, pero no lo voy a consentir. No quiero'. Por eso para mí es la mujer con mayúsculas. Fíjate que hasta las adolescentes quieren hoy día complacer a sus machos adolescentes. Existen muchos prejuicios todavía. ¿Cuántas mujeres tienen miedo de volver solas a sus casas?
-Ha hablado de un peligro de retroceder en esos momentos convulsos, a priori, oportunos para evolucionar. ¿La revolución de la mujer es imparable?
-La revolución de la mujer es completamente imparable porque yo creo que cualquier ser humano que en este momento está pisando el planeta Tierra quiere un mundo más justo. Y en este mundo más justos entramos las mujeres.
-Suena a utopía.
-De momento suena a utopía, pero estamos trabajando para que deje de serlo. Porque nosotros estamos viviendo en un país totalmente empobrecido. La corruptela la tenemos en el adn, es nuestra filosofía desde el siglo XVII. Pero no nos gusta, queremos cambiarlo. Todos queremos un mundo más justo, con más derechos para todos. En la inmigración, el acceso al conocimiento, a la redistribución de la riqueza. Y, por supuesto, entre hombres y mujeres. Claro que somos diferentes, pero eso no quiere decir que no tengamos la misma dignidad en todos los tejidos en los que tenemos que transitar cada día.
-También en esta 'Molly Bloom' hay mucho humor.
-Hay mucho humor porque estamos hablando de ficción, no estamos tratando la vida real, entramos en el pacto escénico. Molly es una mujer vital, positiva, capaz de reír consigo misma y con las cosas que le rodean. Ella acepta, no está en guerra, aunque sepa que está en una situación injusta. Las mujeres engendramos la vida y tenemos un pacto con ella. 'Si el mundo estuviera gobernado por mujeres no habría tantas carnicerías'.
-¿Es esta Molly de ahora el papel que ha dejado más poso en Magüi Mira?
-A nivel de actuación, sí. Pero como directora te podría decir otras muchas maravillosas, como la Salomé que acabo de dirigir en Mérida, ha sido brutal cómo me ha removido. Yo no soy Molly Bloom, pero hay mucho, mucho mío en Molly Bloom. Se han establecido unas sinergias que me hacen decidir muchas cosas de mi vida con el conocimiento del texto de Joyce.
-¿Cómo ha sido el proceso de dramaturgia de esta Molly Bloom?
-Marta Torres (la codirectora) y yo hemos discutido los momentos de Molly que más recurrentes. Y nos hemos dado cuenta de que es la relación de ella consigo misma, con su cuerpo, el sexo. El sexo con los hombres, el sexo lésbico... El sexo mueve la vida, ha sido toda la vida y sigue siendo así. Y en su caso, no tiene más armas porque no puede ir a la universidad, no puede desarrollar una carrera profesional porque se tiene que quedar en casa a cuidar a su hija y marido, no puede viajar sola, ni comprar. ¿Qué arma le queda? Pues le queda el sexo. Practicándolo con otros hombres que no son su marido y, también lo que imagina, desea. Ella desea tener relaciones con hombres jóvenes, con hombres limpios... Esto último me da mucha ternura. Es el arma que le queda para tener autoestima y poder.
-El sexo como arma, pero un arma de doble filo, porque también es una forma de sometimiento.
-Hay mujeres que el único arma que tienen es el sexo. Lo que deseo es que eso no se ejecute de una manera salvaje, que el sexo esté lejos de la violencia y que las mujeres tengamos acceso a todas las otras armas.
-Y el sexo a cualquier edad.
-Claro, por supuesto, aquí me tienes defendiendo el monólogo de Joyce con 80 años. Hay que luchar contra la gerontofobia y reivindicar el sexo a cualquier edad. Además la mujer tenemos un gran privilegio, si hay deseo, el cuerpo te acompaña de una manera maravillosa. Y el deseo existe si el cuerpo está alimentado con libertad de pensamiento, sin autocensura.
-¿Actuación o dirección?
-Yo creo que me retroalimento. Dirigir es una tarea abrumadora, te hace tomar tantas decisiones... Además necesitas inspiración para crear un enlace con el público. Pero aprendo muchísimo, adquiero conocimiento y me cargo tanto, que me sirve para actuar y al revés. Tengo esa suerte. A veces soy instrumento y a veces soy director de orquesta. Esta vida del arte escénico es un ajedrez y siempre hay que llegar al jaque mate que es la comunicación.
Molly Bloom
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Dónde: Teatro La Fundición
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Dirección: C/La Habana, 18
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Cuándo: domingo 8 de octubre de 2023
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Horario: 20 horas
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Entradas: agotadas
-¿Teatro o cine?
-Se trata de contar una historia, me da igual si se la cuento a una cámara, que también tiene algo maravilloso, el tú a tú, el plano corto. En el teatro hay otra cosa mágica, cada día estás comunicando con una energía tangible, esa complicidad es erótica de poder y eso no existe en el cine. El teatro está en el adn, está en los genes del ser humano, la necesidad de contar historias, directamente, no se necesita nada, sólo tú y alguien que te quiera escuchar. Esa necesidad de comunicación la soporta y la alimenta el teatro.
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