Estamos inmersos en una época de verdadera aceleración en los cambios de nuestras sociedades. La revolución digital, el progreso de la tecnología y la globalización han alterado fundamentalmente la forma en que vivimos, trabajamos y nos comunicamos.
La Inteligencia Artificial, la automatización, las redes sociales y la hiperconectividad están reinventando nuestras perspectivas y comportamientos a un ritmo vertiginoso. Esta rapidez supone desafíos considerables para las instituciones, empresas e individuos, que deben adaptarse rápidamente a los cambios para mantenerse al día en un entorno en continua evolución. La capacidad de prever y reaccionar rápidamente a estos desarrollos es imprescindible tanto para las organizaciones como para las personas.
Y de ese proceso de adaptación no está exenta la Administración Pública, porque es el corazón del entramado de cualquier sociedad moderna prestando servicios vitales para el día a día de los ciudadanos.
Durante años nos hemos encontrado con una administración anclada en el pasado, lastrada por décadas de inercia y burocracia.
Los ciudadanos andaluces se enfrentaban diariamente a una maraña de procedimientos, formularios interminables y plazos que parecían eternos. Esta situación no sólo generaba frustración entre la población, sino que también actuaba como un freno al desarrollo económico y social de nuestra comunidad.
El famoso ‘vuelva usted mañana’ se había convertido en un símbolo de esta burocracia excesiva y poco eficiente. Era evidente que necesitábamos un cambio profundo, una verdadera revolución en la forma de entender y gestionar la Administración Pública.
Decididos a modernizarla, el Gobierno de Juanma Moreno puso en marcha en febrero un ambicioso plan de modernización de la Administración Pública a través del Plan Andalucía Simplifica (Plan AS). Un plan que representa una transformación integral y valiente que busca colocar a Andalucía a la vanguardia de la eficiencia administrativa en España.
Le hicimos un TAC a la Administración andaluza, la analizamos capa por capa para identificar los problemas, llegar a un diagnóstico certero y poner el tratamiento adecuado.
Llegamos a la conclusión de que Andalucía necesita menos para crecer más. Necesita menos para tener más calidad de vida. Teníamos que dejar atrás el ‘vuelva usted mañana’ y pasar a que ‘sólo sea una vez y todo de una vez’.
Ese tratamiento se ha traducido en un plan con más de 500 medidas, que incluyen tanto cambio de leyes y normativas como mejoras de los sistemas de organización, gestión y digitalización. En concreto, se han modificado 53 leyes, 95 decretos y 28 órdenes.
A partir de ahí, con la herramienta aprobada, nos pusimos en marcha para mejorar la vida de los andaluces, impulsar la actividad económica y transformar el funcionamiento interno de la administración. El IV Decreto-Ley de Simplificación Administrativa, la estrategia de mejora de la gestión de la Junta de Andalucía, y la reforma y modernización de las delegaciones territoriales de la Junta son las tres bases sobre las que estamos trabajando.
Primeros avances en marcha
El Decreto-Ley está empezando a dar sus frutos con tan sólo seis meses de vida. Por ejemplo, se ha impulsado la colaboración y coordinación entre Administraciones Públicas mediante convenios y protocolos, al mismo tiempo que estamos acelerando la celebración de contratos menores de bienes y servicios informáticos o la tramitación de licencias de obras al ampliar el alcance de los informes emitidos por las entidades urbanísticas certificadoras y los colegios profesionales.
Con el fin de fomentar las instalaciones fotovoltaicas de autoconsumo menores de 500Kw en suelo urbano, ya no es necesaria la Autorización Administrativa Previa ni de Construcción y la de Explotación es la obtenida tras la tramitación por la plataforma telemática específica. En el ámbito del medio ambiente, hemos implantado la Autorización Ambiental Unificada Simplificada (AAUS), cuyo procedimiento no precisa de información pública.
Además, velando por las necesidades sociales de todos los andaluces, hemos agilizado y simplificado procedimientos como el de la dependencia, de manera que ahora sólo es necesaria una única visita al domicilio de la persona solicitante y sólo hay una resolución administrativa, lo que permite reducir los plazos. Pero también se ha modificado el procedimiento de autorización de centros de servicios sociales con un régimen de autorización menos restrictivo, pero plenamente garantista.
Porque, eso sí, simplificar la Administración Pública no significa relajar los controles y las garantías que todos los procedimientos deben tener. La garantía del bien público debe primar por encima de los intereses de unos pocos, porque la Administración andaluza es de todos los ciudadanos.
La segunda de las bases es el Plan de Mejora de la Gestión en la Junta de Andalucía. Somos conscientes de que necesitamos identificar áreas de mejora en el ámbito de la gestión administrativa. No basta con cambiar normas, hay que ir más allá. Las políticas de simplificación administrativa sólo serán eficaces si se conciben y ejecutan simultáneamente en los ámbitos normativo, procedimental y organizativo.
Se trata con ello de impulsar un proceso integral de transformación que afecte a toda la organización.
Pero, además, y esta es la tercera de las bases, estamos llevando a cabo y planificando el Plan Estratégico sobre el modelo de Organización Territorial Provincial en la Administración de la Junta de Andalucía. Un Plan que busca adaptar las delegaciones provinciales a las demandas de la sociedad anticipándose a sus necesidades y que va a ser otra auténtica revolución.
Lo cierto es que en cuarenta años a nadie se le había ocurrido adaptar las delegaciones territoriales a la realidad. ¿Es entendible acaso que en las delegaciones territoriales haya tramitadores distintos entre las provincias y distintos con los servicios centrales? Sin duda que no. Para corregir estas deficiencias del sistema vamos a optimizar los servicios de las delegaciones y vamos a establecer una serie de medidas que mejoren la coordinación entre las delegaciones para disponer de criterios únicos independientemente de la provincia en la que se encuentren. Es lo más justo para todos.
Transformación sostenible
También estamos acelerando la implementación y uso de tecnologías disruptivas como la Inteligencia Artificial, proporcionando un modelo sostenible para la transformación digital de nuestra comunidad basado en el conocimiento y la innovación y reduciendo la brecha digital. Gracias a la IA podemos liberar tiempo a los gestores públicos para dedicarlo a las tareas que requieren de su experiencia, agilizando plazos y aumentando la eficiencia, la fiabilidad y la agilidad de la Administración Pública.
El impulso digital que estamos dando a Andalucía nos ha permitido ahorrar en tiempo, desplazamientos y papel alrededor de 125 millones de euros impulsando la supresión de certificados en soporte papel con la interoperabilidad de los datos que obran en poder de la Administración. Y hemos conseguido, además, que nuestra región sea la comunidad autónoma con mayor número de certificados electrónicos de persona física de España.
Estamos, pues, construyendo una Administración Pública facilitadora y proactiva que se adelanta a las necesidades de la ciudadanía y que quiere facilitar su vida y su relación con las administraciones lo más posible. La Andalucía del siglo XXI merece una administración a la altura de sus ambiciones y potencial. Una administración que sea motor de progreso y no freno para nuestras aspiraciones como sociedad. Con el Plan Andalucía Simplifica, estamos dando pasos decisivos en esa dirección.
El camino no será fácil, pero el objetivo está claro: construir una Andalucía más próspera, innovadora y eficiente. Una Andalucía donde la burocracia ya no sea un obstáculo, sino un facilitador del desarrollo y el bienestar de todos los andaluces. Ese es nuestro compromiso y nuestra visión de futuro.