Andalucía ha logrado consolidar su papel como una de las regiones aeroespaciales más relevantes de Europa. Aunque a primera vista pueda parecer de un tamaño limitado en comparación con otros polos industriales internacionales, su estructura y funcionamiento lo hacen especialmente adecuado para el negocio aeroespacial y para el tejido productivo. No hay que perder de vista que Andalucía, y en particular Sevilla, es uno de los pocos lugares en el mundo donde se diseña, fabrican componentes y se ensamblan aviones completos, como el C295 y el sofisticado y avanzado A400M. La industria aeroespacial se caracteriza por su elevada exigencia técnica, la complejidad de sus procesos y sus tiradas cortas de producción, tanto por el bajo número de unidades fabricadas, a diferencia de otros sectores industriales de grandes tiradas, como por el grado de personalización de cada unidad. Esta característica permite que empresas de tamaño medio o pequeño —cuando están bien especializadas— se integren con agilidad en programas globales y aporten valor en entornos altamente competitivos. La presencia consolidada de Airbus en Andalucía ha potenciado claramente esta situación de referencia en el sector.
Los últimos datos presentados por Andalucía Aerospace reflejan con claridad el momento positivo que vive el sector en Andalucía. En 2024 se ha alcanzado una facturación total de 2.914 millones de euros, lo que representa un crecimiento cercano al 7% respecto a 2023, y sitúa al sector por encima de los niveles anteriores a la pandemia. También el empleo ha seguido esa tendencia: 15.496 puestos de trabajo directos, un 7% más que el año anterior. Se trata de empleo de alta cualificación, muy ligado a la ingeniería, la fabricación avanzada, la calidad y la innovación, lo que convierte a esta industria en un generador de oportunidades de largo plazo, tanto para las personas como para su entorno, y un factor clave en la fijación de talento en el territorio andaluz. Además de su volumen, el empleo en el sector destaca por su calidad: estabilidad, retribuciones competitivas, formación continua y condiciones que lo convierten en un entorno laboral atractivo y con fuerte componente vocacional. Esta calidad también tiene su reverso en forma de reto: cada vez es más difícil cubrir determinados perfiles técnicos por la alta demanda, tanto en Andalucía como fuera. La captación de talento especializado se ha convertido en una prioridad compartida por muchos de nosotros, que competimos por ingenieros, técnicos de producción, responsables de calidad o especialistas en sistemas y datos. A su vez, esta calidad del empleo revierte positivamente en el entorno: contribuye al fortalecimiento de clases medias cualificadas, fortalece el tejido económico local, genera actividad en sectores auxiliares y promueve un desarrollo más equilibrado y sostenible del territorio. El sector aeroespacial, por tanto, no solo crea riqueza, sino que también refuerza la cohesión social en las zonas donde está implantado.
En cuanto al mapa empresarial, hoy existen en Andalucía 148 empresas aeroespaciales, presentes en casi todas las provincias. No obstante, Sevilla concentra dos tercios del total, lo que refleja tanto su trayectoria histórica en el sector como el compromiso y buen hacer de muchas compañías que han sabido escalar posiciones como proveedores de referencia en programas de gran exigencia técnica, tanto en aviación civil como en defensa.
La evolución de este ecosistema industrial no se explica solo por su capacidad técnica o su orientación exportadora. Ha estado también muy ligada a una forma de trabajar basada en la cooperación entre empresas. El desarrollo del clúster Andalucía Aerospace responde precisamente a esa necesidad compartida de construir una comunidad fuerte, capaz de compartir experiencias, afrontar retos comunes y defender los intereses colectivos de forma coordinada. A lo largo de los últimos años, esta colaboración ha ido tomando cuerpo a través de alianzas, participación conjunta en ferias, programas de mejora competitiva y un diálogo cada vez más estructurado con las administraciones públicas.
En ese contexto de colaboración y especialización, nuestra empresa TORSESA ha asumido un papel transversal como proveedora de servicios y suministros para buena parte de las compañías del sector aeroespacial andaluz. Trabajamos en un entorno donde los estándares de calidad, certificación, trazabilidad y cumplimiento normativo son de los más exigentes de toda la industria, y eso obliga a anticiparse constantemente. Aportamos fiabilidad, experiencia, conocimiento técnico y capacidad de respuesta, cualidades que son hoy esenciales para sostener los ritmos del sector.
El sector aeroespacial andaluz, tradicionalmente vinculado a la aviación militar y también civil, está diversificando su alcance. Nuevas áreas como el espacio, los sistemas no tripulados (UAV), otras áreas del sector defensa o los desarrollos relacionados con la sostenibilidad y la eficiencia energética abren oportunidades para que nuestras empresas participen en mercados en crecimiento. No hay que olvidar las posibilidades que ofrece Andalucía en los procesos de descarbonización, especialmente en la generación de sinergias relacionadas con combustibles sostenibles de aviación (SAF). Igualmente en cuanto al desarrollo de las distintas áreas de MRO. Esta diversificación no implica abandonar lo construido, sino complementarlo y ampliarlo con una visión más global, basada en capacidades tecnológicas, talento y valor añadido.
Inversión productiva
Para afrontar esta nueva etapa con ambición, es imprescindible reforzar una visión compartida entre todos los actores implicados: industria, universidades, centros tecnológicos y administraciones. La competencia internacional no deja margen para la fragmentación. Necesitamos una estrategia regional sólida, que impulse el desarrollo de capacidades críticas, fomente la formación técnica, facilite el acceso a proyectos tractores y cree condiciones estables para la inversión productiva. En este sentido, la colaboración público-privada no debe verse como una opción, sino como una condición estructural para el éxito.
El sector aeroespacial andaluz ha demostrado que puede competir con los mejores. Tiene talento, conocimiento, infraestructura y experiencia. Pero, sobre todo, tiene una cultura empresarial que entiende que el éxito colectivo es el mejor camino para avanzar. El futuro del sector se construirá sobre la base de la cooperación, la adaptación y la ambición compartida. La oportunidad está sobre la mesa y Andalucía tiene todo lo necesario para aprovecharla.
