Hazte premium Hazte premium

El Rocío 2019

Juan Ignacio Reales: «Supimos afrontar los retos que nos planteó la historia»

El presidente de la hermandad Matriz de Almonte hace balance de sus logros

Juan Ignacio Reales, presidente de la Hermandad Matriz de Almonte, en el Santuario de la Virgen del Rocío, apura en esta Romería los últimos días de su mandato M.A.J.

Miguel Ángel Jiménez

Ha estado ocho años al pie del cañón, ostentando la mayor responsabilidad que puede llevar un hermano de la Matriz de Almonte, pueblo que guarda desde hace ocho siglos, celosamente, la imagen que concita la mayor de las devociones marianas que se conocen: la de la Virgen del Rocío. A pocas fechas de entregar el testigo, Juan Ignacio Reales hace balance de sus logros, sus sinsabores y lo que espera del futuro, para sí mismo y para la hermandad a la que se ha dedicado en cuerpo y alma.

–¿Cómo afronta la despedida?

–Me siento agradecido por lo que han sido estos años y afronto este momento con mucha tranquilidad y serenidad y hasta con cierto deseo de que llegue, de poder dedicarme más a mi familia y mi trabajo. Y con la conciencia plena de que es un momento que tenía que llegar, con naturalidad, porque la limitación de mandatos es una medida muy sana tanto para la institución como para uno mismo. Es una etapa que se acaba para abrir ahora otra, que tanto en lo personal como para la Hermandad creo que será enormemente satisfactoria. Y, por último, lo afronto con cierta satisfacción porque creo que en general hemos cumplido de forma razonable el encargo que teníamos y la aportación al Rocío y a la hermandad ha sido positiva.

–¿De qué se siente más orgulloso?

–De las cuestiones más importantes que tuvimos que afrontar era el adelanto del inicio de la Romería al viernes, algo necesario para que la devoción rociera crezca con el incremento del número de filiales. Era importante, trascendente, y se consiguió sin trauma y con la comprensión de todas las partes. También se han dado cambios importantes en lo que concierne a la procesión, como la ordenación de los simpecados y las actuaciones que se han llevado a cabo en el paso de la Virgen. Además, hemos tenido la suerte de que bajo mi presidencia hemos celebrado dos momentos históricos de la devoción rociera: el bicentenario del Rocío Chico y el Centenario de la Coronación Canónica, además de la Venida de 2012. Eso nos ha dejado momentos muy entrañables, como la procesión extraordinaria en la que la Virgen salió como no la habíamos visto antes, sin paso, luciendo todo el ajuar de plata, o la procesión del Centenario, con las bambalinas. Estoy muy satisfecho también con que la Hermandad Matriz se haya abierto en un doble sentido, recibiendo a grupos de todas partes y saliendo al encuentro de otras realidades como la Semana Santa.

–¿Qué le ha quedado por hacer?

–La consecución del título de Santuario Internacional. Le había puesto mucho empeño, trabajo y cariño, pero es algo especialmente dificultoso. Ha quedado muy poco por conseguirlo, tenemos muy avanzadas las gestiones con el Vaticano, pero hay que completar una serie de trámites administrativos y burocráticos que requieren de un tiempo y de una serie de elementos a los que no daba tiempo en lo que queda de mandato. Ese fruto lo recogerá la Junta que venga.

–Mirando con perspectiva, ¿cambiaría algo en su gestión?

–Al final las cosas han salido tal y como las teníamos previstas. En general es muy difícil acertar y satisfacer a todo el mundo. No se me ocurre ahora mismo alguna cosa que hubiera hecho de otra forma. En todo momento hemos actuado creyendo que lo que hacíamos era lo mejor para la devoción rociera y para la hermandad.

–¿Qué le gustaría que recordaran de esta etapa?

–Me gustaría que se recordara como una etapa en la que supimos afrontar retos muy importantes que la actualidad nos presentaba. En las grandes efemérides, la Junta ha afrontado las cosas con seriedad y dándoles la impotencia debida, porque sabíamos que eso iba a reforzar la devoción a la Virgen. Me gustaría que se me recordara como una buena persona que he estado al frente de mi hermandad el tiempo que me ha tocado y que he hecho todo lo que estaba en mi mano, he dado lo mejor de mí mismo, y que ahora, cuando llega la hora, cedo el testigo con absoluta tranquilidad y normalidad a la Junta nueva que llegue estando a su disposición siempre.

–Muchas personas que afrontan cargos de tanta responsabilidad olvidan disfrutar por el camino. ¿Cómo ha sido en su caso?

–Yo sí he disfrutado, por eso el sentimiento que tengo es de gratitud, porque para mí haber sido presidente de la hermandad, siendo de Almonte y rociero, es un honor. Se vive más todo con la responsabilidad y la tensión de que todo vaya bien. Uno disfruta más a toro pasado cuando tiene la sensación de que las cosas han salido bien. Ese es el precio que hay que pagar cuando uno tiene un cargo de esta responsabilidad.

– ¿Cuáles han sido los momentos más difíciles?

–(Suspira) Un momento duro fue la Venida de la Virgen en el año 2012. Esa noche, en ese camino me asusté, porque aquello rebasó todas nuestras expectativas. Otro momento fue la procesión extraordinaria del bicentenario del Rocío Chico, muy difícil por la fisionomía que presentaba la Virgen. Nos llegaban opiniones de mucha gente que no lo veía claro. Y todas las actuaciones que ha habido que hacer en el paso que para mi han sido muy duras, desde la primera con el varal roto. Pero el peor momento, el que me hizo dudar de si iba a tener la fuerza suficiente para seguir adelante con este proyecto, fue cuando tuve el bache de salud, un mieloma, que al fin y al cabo es un cáncer y con un trasplante de por medio. Tiemblan los cimientos de uno en ese momento. Me pregunté si iba a ser capaz de soportar, además de lo que eso supone para la vida propia, una carga tan importante como la Hermandad Matriz. Ahí sentí la fuerza de muchísima gente, de muchísimos hermanos, de muchísimos amigos, de mi Junta de Gobierno, de hermandades que rezaron mucho. Lo sentí y estoy seguro de que fue lo que me ayudó a salir de ese bache.

–¿Qué se lleva en la mochila sentimental de esta etapa?

–La relación personal con mis compañeros de la Junta de Gobierno. Ese día a día con ellos durante ocho años hace que se cree una familia. Son muchos los momentos que vivimos, muchos de ellos importantes, muchos con tensión y difíciles, y ahí el sentirnos todos arropados y unidos en nuestra idea y en nuestros proyectos ha creado una relación de familiaridad muy fuerte. Por otro lado, también me llevo un privilegio. Creo que es el privilegio más grande, el pequeño pago que la Virgen nos concede a todos los que hemos pasado por aquí: los momentos de intimidad y de cercanía con la Virgen, viéndola cara a cara. Creo que es lo más bonito. Son los momentos que más me han llenado y los que sin duda más echare de menos cuando no esté.

- También ha pasado por momentos de tensión. Hay un sector que opina que las cosas del Rocío deben acometerse por almonteños, ¿A qué cree que se debe «corriente localista»?

–No sé a qué se debe, pero sé que existe, que es reciente, y que ese sentimiento nunca ha existido en Almonte, todo lo contrario. Almonte siempre se ha caracterizado por su generosidad, por querer acoger a los mejores, porque todos venían en definitiva por el bien de nuestra Patrona. Pero sí es verdad que en los últimos tiempos y por motivos electorales se está dando esto y es un error, porque en Almonte hay gente muy buena por supuesto, pero no tenemos a los mejores de todos los campos y de todos los oficios. Mirarnos el ombligo podría llevar a que El Rocío diera un paso atrás. El que defienda ese aldeanismo no está respondiendo a lo que siempre ha sido la historia y la tradición de nuestra hermandad, porque si Almonte ha sido grande es porque siempre ha abierto los brazos a los mejores.

- Sin embargo, tanto la corona como el traje y el manto son muestras de la generosidad de los devotos. ¿Esperaba algo así?

- No dudaba del cariño y de la generosidad de las hermandades, pero no esperaba que se materializara en proyectos tan bonitos como los que hemos podido disfrutar para la ocasión. La generosidad que han tenido tanto el bordador como las personas de Jerez que han colaborado con él es increíble. Otro de los detalles de más generosidad y de más entrega que yo he visto nunca en esta hermandad es Antonio Ramírez y su empresa Inespasa, que ha llevado a cabo todos los trabajos del paso, con tareas muy complejas y gran responsabilidad. Jamás ha pasado una factura. Con esa familia la Hermandad va a tener muy próximamente un detalle de agradecimiento y reconocimiento, porque esa entrega y esa generosidad lo merecen.

- Vienen elecciones y no voy a pedirle que se moje, pero sí que lance un deseo para quien finalmente sea nombrado presidente.

–Mi deseo es que podamos tener un Cabildo de elecciones normal, en el que haya el máximo respeto entre las candidaturas, entre los hermanos, que no haya ninguna polémica electoral, que seamos todos conscientes de que esto es una hermandad y de que al final saldrá el que tenga que salir y los demás se pondrán a disposición del que salga. Y quisiera que la Junta que saliera no provoque una ruptura radical con la visión con la que tradicionalmente se viene trabajando en la Hermandad, aunque cada uno le da su impronta y su visión a la hora de hacer a las cosas.

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación