Por qué debes consultar antes de comerte un pomelo si estás en tratamiento contra el cáncer

Hay una serie de alimentos que, si los consumimos, pueden interactuar con determinados medicamentos o tratamientos médicos, afectando a la eficacia de los mismos o resultando perjudicial la combinación de ambas cosas. Es el caso de uno que no es especialmente extraño, como el pomelo, que puede resultar contraproducente para los pacientes oncológicos.

Esta fruta de la familia de los cítricos se ha vuelto relativamente popular en los últimos años. Es un alimento muy versátil, que encaja en platos dulces y salados, que se puede tomar solo como postre y también en forma de zumo. Además, el pomelo cuenta con propiedades antioxidantes, regenera el sistema inmunológico y aporta una buena cantidad de fibra.

Sin embargo, está contraindicado para determinados pacientes. Entre ellos pueden encontrarse los que están llevando a cabo un tratamiento contra el cáncer. Esto se debe a que tanto el propio pomelo como su jugo producen interacción farmacológica con numerosos medicamentos, impidiendo una correcta metabolización y absorción de los mismos.

Respecto a los pacientes de cáncer, puede resultar perjudicial para aquellos que están tratándose con quimioterapia, especialmente con docetaxel, ya que ralentiza la eliminación de esta sustancia, aumentando su riesgo de toxicidad.

Por ello, es aconsejable que, antes de consumir esta fruta, los pacientes de tratamientos oncológicos consulten con su médico. Así lo ha indicado David Vicente, jefe de sección de Oncología Médica en el Hospital Virgen Macarena, a través de su cuenta de Twitter, en la que comparte consejos para pacientes de esta enfermedad a la vez que da visibilidad día tras día a la pandemia del cáncer, como él mismo denomina.

Otros medicamentos que pueden interactuar con el pomelo son algunos recetados para reducir el colesterol, combatir la presión arterial alta, evitar el rechazo de órganos o tratar la disfunción eréctil. Esto se debe a que ciertos fármacos que se descomponen demasiado rápido no tendrán tiempo de hacer efecto, y otros que se quedan más tiempo en el cuerpo podrían acumularse a niveles potencialmente peligrosos.