Rasgos del síndrome de Asperger, el trastorno que podría sufrir el autor del apuñalamiento en el instituto de Jerez
En 2018, la OMS lo englobó dentro del Trastorno del Espectro Autista, con el que siempre compartió sus características centrales
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Las víctimas del apuñalamiento en el instituto de Jerez: una profesora, herida de gravedad en un ojo
Domingo de Ramos en Sevilla, en directo

La opinión pública andaluza ha amanecido este jueves con la impactante noticia de un apuñalamiento en un instituto de Jerez de la Frontera. Un joven de 14 años se había paseado por distintas aulas portando dos cuchillos y dejando cinco heridos entre alumnos y profesores. Una docente es la que reviste más gravedad, al haber alcanzado el arma blanca uno de sus ojos.
Aunque aún se están investigando los motivos que han impulsado al menor a cometer semejantes actos, sí que han trascendido algunos detalles sobre su personalidad y sobre el Trastorno del Espectro Autista que padece, que le encuadrarían en el anteriormente conocido como Síndrome de Asperger.
Cabe destacar que en ningún caso existe una correlación, ya sea directa o indirecta, entre sufrir autismo y sentir este tipo de impulsos, por lo que hay que ser especialmente cuidadosos al catalogar a la persona para no incurrir en estigmatizaciones fácilmente evitables. Tanto es así que existe una importante labor social desde hace décadas para lograr una mayor inclusión y empatía al respecto.
A grandes rasgos, se podría definir como un problema de interactuación y comunicación entre la persona que lo padece y el resto de la sociedad. La Confederación del Autismo en España los matiza como un «trastorno del neurodesarrollo», e introduce como dificultad añadida «la adaptación flexible a las demandas diarias».
Literalidad frente al 'matiz'
Todo ello ocurre al mismo tiempo en que gozan de un «lenguaje fluido y una capacidad intelectual media e incluso superior a la media de la población».
Sin embargo, el problema estriba en la percepción del matiz, de la información añadida que puede dar una situación y su desarrollo a una conversación. Por ejemplo, estas personas no suelen entender el aporte de un gesto o del tono empleado al decir algo, ni tampoco la banalidad de una conversación que se inicia por compromiso o mera educación. Mucho menos las bromas o el sarcasmo.
A menudo, de hecho, se sitúan en el extremo contrario, en el de un uso lingüístico elevado y técnico, que puede ser entendido por el interlocutor como el de una persona pedante. En este sentido pueden no ser capaces de saber cuando terminar una conversación -cuando dominan el tema tienen una capacidad discursiva muy elevada, pues acumulan mucha información sobre asuntos concretos y son sus ejes conversacionales habituales-.
La rutina ante el libre albedrío
Generalmente una persona con este trastorno quiere ser social, pero no siempre encuentra las herramientas para lograr establecer una relación tipo y puede acabar solo. Desde la Confederación del Autismo ponen el acento en que «le resulta muy difícil manejarse en situaciones en las que tiene que interactuar con muchas personas a la vez, lo que puede parecer que no quiere relacionarse o integrarse en el grupo», así como su dificultad a la hora de «comprender las reglas sociales 'no escritas' por lo que, a veces, puede comportarse de manera inadecuada sin darse cuenta». Esto es así porque se mueven mayoritariamente siguiendo patrones y rutinas cíclicas. Lo que desde fuera puede percibirse como algo demasiado rígido es justo lo que les aporta seguridad.
Por otra parte, suelen presentar una sensibilidad excesiva e insoportable a según qué estímulos como pueden ser ruidos, olores, destellos...
El dictamen de la OMS
Todas estas actitudes pueden ser recibidas como de excentricidad por parte de la ciudadanía general, ante la falta de información al respecto del Síndrome de Asperger.
Tanto es así que ni siquiera es correcto seguir empleando este término, que fue superado en 2018 por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Tanto es así que en la undécima revisión de la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE) el Asperger quedó englobado dentro del Trastorno del Espectro del Autismo, al igual que el Trastorno Desintegrativo Infantil y Otros trastornos generalizados del desarrollo. Así, en genérico.
Es más, el propio nombre científico del Trastorno está envuelto en una curiosa historia. Se debe al apellido del científico que lo descubrió, el austríaco Hans Asperger, cuya fecha de nacimiento (18 de febrero de 1906) ancló el día mundial del reconcimiento de este síndrome. Sin embargo, la vinculación del vienés con el fascista Frente Patriótico y su cooperación con el régimen nazi han enturbiado su hallazgo. Sin ir más lejos, la historiadora Edith Sheffer, versada sobre este tramo del devenir alemán y europeo, asegura que Hans Asperger envió niños a la clínica Spiegelgrund, que entroncaba con 'Eutanasia', el encubierto programa de exterminio germano.
Sea como fuere, volvemos a recalcar que este trastorno influye en las habilidades sociales y comunicativas, pero no tiene porqué ser la chispa de un acto tan descorazonado como el vivido este jueves en el centro educativo jerezano.
Fuentes consultadas
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«Asperger infantil». Disponible en: https://www.asperger.es/sindrome_asperger_infancia_sintomas.html
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«La Organización Mundial de la Salud (OMS) publica hoy su nueva Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-11)». Disponible en: https://www.who.int/es/news/item/17-06-2018-who-releases-new-international-classification-of-diseases-(icd-11)
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Gestión, «Qué es el autismo según la OMS - Criterios diagnóstico CIE-11», Autismo España. Disponible en: https://autismo.org.es/la-oms-actualiza-los-criterios-de-diagnostico-del-tea/
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Gestión, «Síndrome de Asperger: Qué es y características del trastorno», Autismo España. Disponible en: https://autismo.org.es/sindrome-asperger/
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